lunes, 6 de diciembre de 2010

Letras violeta. La vida es una prioridad.

Soledad JARQUIN EDGAR

Hace casi tres décadas nos enteramos del primer caso de VIH/SIDA en México. Entonces, una gran mayoría de personas pensaba que esta enfermedad era sólo propia de los hombres que tenían sexo con otros hombres, hoy tenemos claro que no es así: mujeres y hombres heterosexuales son igualmente vulnerables.

Durante estas tres décadas, las personas del mundo, o casi todas las personas, desechamos de nuestro lenguaje aquellas palabras que discriminaban a las personas que habían adquirido este padecimiento.

Aprendimos y tomamos medidas rápidas para evitar que el VIH fuera transmitido a través de la sangre y hoy sabemos que si se detecta durante el embarazo, existen medicamentos que nos permiten evitar la enfermedad en las niñas y niños recién nacidos.

Hemos aprendido mucho del VIH-SIDA, bueno, en realidad eso quisiéramos, quisiéramos haber aprendido mucho, pero las cifras siempre ascendentes del número de contagios por año, nos revelan que hay resistencias que nos impiden evitar del todo la presencia de VIH SIDA.

Por ejemplo, no todos los hombres utilizan condón o preservativo durante sus relaciones sexuales, a pesar de que nos han dicho, hasta el cansancio que este método nos ayuda a evitar las llamadas enfermedades de transmisión sexual, entre ellas el VIH SIDA que es mortal y hasta ahora incurable.

Sexo, seguro y protegido, dicen los programas preventivos, pero algo no funciona. De ahí que en 2010, encontremos que de los nuevos casos reportados, la principal fuente de transmisión, con 98.6% se presenta entre los hombres, de los cuales 41.5%, menos de la mitad es población homosexual, mientras que en las mujeres, el porcentaje fue de 99.1%, todos estos casos entre mujeres heterosexual.

Esas cifras que alarman y estremecen, son resultado de la negativa de los hombres a tener relaciones sexuales utilizando condón con sus parejas. Muchas mujeres se dan cuenta que han adquirido el VIH-SIDA porque al quedar viudas se enteran que sí, que efectivamente sus esposos tenían SIDA y que ahora ellas son las nuevas víctimas.

Las mujeres desprotegidas de su derecho a decidir sobre sus propios cuerpos, obedecen y callan, y sin mayor aviso que la muerte de sus parejas o durante un embarazo se les detecta que padecen VIH-SIDA, convirtiéndose en parte de la estadística, revelándonos que 2.7 millones de personas en el mundo adquirieron vih sida este año; que viven con el virus 33.4 millones de personas y que dos millones murieron por enfermedades relacionadas con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) este mismo año.

Para darnos cuenta de la magnitud del problema les diré que esos 33.4 millones de personas que viven con el virus, representarían 25.6 veces la población de Quintana Roo u 8.7 veces la población del estado de Oaxaca.

Mujeres y jóvenes son los grupos más afectados por esta pandemia y la clave es educar, por supuesto, esta educación debe ser igualitaria para mujeres y hombres, sin embargo, es necesario que ellos entiendan que la violencia y el machismo tienen consecuencias graves en la vida de una población.

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Sin duda, tener relaciones sexuales sin protección revelan dos cosas: por un lado la irresponsabilidad de algunas personas, porque la fidelidad no es sino una ilusión en una sociedad como la mexicana donde se festeja, por así llamarlo, la supuesta virilidad masculina y por tanto se dice que se es más hombre quien más mujeres poseen.

Por otro lado, tener relaciones sexuales sin protección, es decir, sin utilizar preservativos o condones, nos revelan la profunda ignorancia de muchas personas que siguen creyendo que el VIH-SIDA es algo que no les va a pasar, que le pasa a otro tipo de personas, que en sus familias esas cosas no pasan.

En ambos casos, se muestra una vez más que el machismo mata, la práctica del machismo termina con la vida de las personas y, también, con las familias.

Lo cierto, es que el VIH SIDA no sólo es una enfermedad costosa y difícil de sobrellevar, sino que aun cuándo se ha avanzado en la búsqueda de métodos para ayudar a los pacientes todavía no es curable. Y peor aún, nuestra sociedad, no está preparada para tratar con dignidad a estos pacientes que por lo general son estigmatizados y discriminados: aún cuando se ha demostrado que la mayor tasa de incidencia está entre las personas heterosexuales, mujeres y jóvenes, entre sus principales víctimas.

Si queremos evitar el VIH SIDA, es necesario cambiar nuestras actitudes, usar condón no es cosa del demonio, es una asunto de vida y la vida es una prioridad de quienes habitamos este planeta o al menos eso debería ser.