jueves, 4 de noviembre de 2010

Mujeres Asesinadas

Por Sara Lovera

En noviembre, desde el día 2 hasta más allá del 25, en todo el mundo se hacen balances y recuentos sobre la violencia contra las mujeres.

Las heladas cifras y la estadística deshumanizada es un mapa, también un referente para estos balances que cada año confirman, desgraciadamente, que la violencia contra las mujeres realmente existe y está ligada de manera directa a la discriminación.

Hasta ahora, en ningún país del mundo ha desaparecido la desigualdad entre los hombres y las mujeres, a pesar del desarrollo y la inmensa cantidad de disposiciones legales, acciones sociales y lo que se llama políticas públicas, que en realidad es la voluntad de los gobiernos para contribuir a la igualdad entre hombres y mujeres, cuyo desequilibrio es la fuente originaria de esa violencia definida como de género, porque actúa contra las víctimas por el sólo hecho de ser mujeres.

Se dirá que exagero, voy a la estadística. Sólo entre el primero de enero y el 30 de octubre pasado, 650 mujeres fueron ejecutadas en los campos de violencia que abrió el señor Felipe Calderón en México, es decir, los órganos oficiales y los observatorios civiles señalan que entre 2007 y 2010 creció el asesinato de mujeres 600 por ciento.

A esta cuenta, proveniente del Gabinete de Seguridad Nacional, hay que agregar la desaparición de mujeres en Ciudad Juárez, las muertes por aborto clandestino e inseguro, que son como 500 al año; la muerte de mujeres productivas y bellas, madres y trabajadoras, por los cánceres femeninos (de útero y de mama) que suman alrededor de tres mil al año. Y, además, la muerte de mujeres productivas en atropellamientos callejeros, carreteros y de caminos que sólo en el Estado de Veracruz cobran vidas femeninas constantemente.

Por lo menos la muerte materna y por cánceres femeninos, son una responsabilidad gubernamental. La demagogia dice que hay servicios médicos dentro o fuera de la seguridad social. Lo cierto es que se necesitan hasta tres meses para obtener un servicio y se les expulsa del IMSS, contra la ley, a pesar de tener un cáncer agresivo.

En fin, que hacerse cargo plenamente del significado de la violencia contra las mujeres, nos revela el grado de autoritarismo feroz con que se pretenden resolver los conflictos; el atraso gigante de los órganos de justicia y la incapacidad para reconocer que no es con las armas como puede atemperar la situación actual de crimen organizado.

Me preocupan dos cosas: hay una ola mediática tremenda para fijar una situación que no por real, no debe ser parte de la atomización de la lucha social. Ahora le llaman algunas mentes sagaces: juvenicidio. Por la lamentable suma de homicidios a personas entre los 14 y 26 años.

Nunca vi, en los últimos casi 20 años, una tan tremenda indignación, de tirios y troyanos. Pero todavía tampoco veo sumadas miles de voces que se indignen por el feminicidio que según esos datos es grave e inaceptable: asesinadas o ejecutadas por el crimen organizado fueron 73 en 2006, cuando Felipe Calderón todavía no lanzaba su irresponsable “guerra”; otras 93 en 2007, 106 en 2008, 341 en 2009 y 650 en los primeros 10 meses de este año.

Por supuesto que la Secretaría de la Defensa Nacional habla de menos, pero reconoce un aumento de mujeres asesinadas por criminales (de esa guerra) de cien por ciento.

También el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) estima que el asesinato de mujeres en campos, carreteras, lugares de enfrentamientos, donde hay policías, soldados y sicarios, entre otros, es el 1.9 por ciento de todas las ejecuciones, lo que significaría que de esas 30 mil ejecuciones, 600 corresponden a mujeres.

Apenas el pasado 28 de octubre, al balear un autobús de personas que trabajan en las empresas maquiladoras de exportación en Ciudad Juárez, resultaron asesinadas cinco trabajadoras; una mujer en la calle con su hijo o hija en Coahuila apenas la semana última, y las mujeres caídas en la fiesta juvenil de Horizontes en la misma ciudad el 23 de octubre.

Por tanto, las reflexiones de noviembre no pueden ser la repetición atomizada, los eufemismos que compartimentalizan la violencia contra las mujeres, ningún modelo de atención o de prevención tiene sentido si no existe un estado democrático capaz de parar el autoritarismo que viene de Los Pinos, para aplastar la posibilidad de cambiar las cosas.

saralovera@yahoo.com.mx

Mujeres y política

El paraíso de la impunidad

Soledad JARQUIN EDGAR

El cierre de esta administración pública en Oaxaca es más violenta que cualquier otra cosa que hubiera pasada en los últimos años: asesinatos de líderes de organizaciones, de sindicatos, porros…la zona Triqui en su máxima expresión, narcotráfico en el camino…

Aunado a ello, el Secretario de Finanzas del gobierno estatal, Miguel Ángel Ortega Habid, sospechoso ante la ciudadanía que no ante su jefe Ulises Ruiz, quien sigue minimizando un hecho lamentable como la detención de Martha Ortega Habid y Daniel García Tornel Ortega, hermana y sobrino del funcionario, además de Rosa Elvia Orozco Santiago, por su “probable responsabilidad en la comisión del delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita en la hipótesis de depositar dentro del territorio nacional recursos procedentes o que representan el producto de una actividad ilícita”.

La noticia de estos penosos hechos ocurridos en la capital de Jalisco, se dieron a conocer hace tres semanas, la indignación ha llenado de colorante la cara de muchos y muchas, pero no deja de ser un chisme a medias, no hay asociación o ciudadanía que proteste que demande explicaciones, algunos comentarios periodísticos pero nada más, todo o lo poco que hay es esencialmente mediático, incluso la intentona de los diputados de que el funcionario comparezca no pasa de ser parte del teatro. Todos (mundo de varones) están inmersos en la disputa del poder político, lo demás es lo de menos y de Ortega Habid nada de nada.

Peor aún, este escándalo por la transacción de esos “recursos de procedencia ilícita”, como señaló el un Juez de Distrito en Materia Penal en Jalisco (7 de octubre de 2010/7 de octubre/adimnCMINoticias) y que asciende a la cantidad de mil 200 millones de pesos que habrían salido de uno de las entidades más pobres del país, “casualmente” ha quedado envuelto en una serie de acontecimientos dramáticos y horrendos, donde lo que se pretende mostrar es el poder de la violencia, pero lo que realmente refleja es el problema más serio que ha enfrentado Oaxaca por muchos, muchos años: IMPUNIDAD, sin duda Oaxaca es el paraíso de la impunidad.

Habría que decir, que “la descomposición social” que alcanza a Oaxaca es menos semejante a lo que pasa en entidades del norte del país y que el todavía gobernante oaxaqueño supone es lo que sucede, de ahí el clima de violencia. Cierto, nadie puede ocultar que en Oaxaca también campea el narcotráfico, pero eso nada tiene que ver con lo que ha pasado este mes. No me vayan a salir ahora que tenemos el Cártel del MULT o el Cártel del Dragón, digo, la ciudadanía hemos demostrado que no nos hierve la sangre frente a la corrupción, pero de eso a chuparnos el dedo hay una enorme diferencia. Tal vez tengamos el Cártel de los Ortega, eso es más probable.

Los recientes asesinatos, a plena luz del día y en la ciudad de Oaxaca, son de carácter político y, sí, son parte de la descomposición política que vive la entidad no ahora sino desde hace varios años, donde la disputa por el poder parece no tiene ningún precio y eso incluye la vida de buenos o malos: Heriberto Pazos líder del MULT; Jesús Rubén Maldonado Marmolejo y José María González Parra, ambos considerados como presuntos “porros” de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y vinculados a actividades diversas con políticos de distintos bandos partidistas. A estos homicidios –no usuales en Oaxaca sino en tiempos de relevos administrativos, como sucedió hace seis años cuando José Murat estaba por dejar el gobierno- se suman los de Tomás Matus dirigente sindical y Catarino Torres Pereda, líder del Comité de Defensa Ciudadana, uno en la ciudad de Oaxaca, el otro en la región de Tuxtepec.

El escenario es la violencia política y, además de impunidad y corrupción, nos muestran el lamentable nivel que vive la población oaxaqueña. El año 2006, fue el reflejo más agudo de cómo la incapacidad de los funcionarios y “la burbuja” aquella llevó a la comisión de una serie errores que los relacionaron con pequeñas mafias, inversiones para la protección, el castigo, la persecución, la comisión de ilícitos y todo parece que de ambos lados. Para 2007, el sueño seductor del caciquismo político se reacomodó, imperó la ley de la burbuja enseñoreada y confiados vislumbraron la continuación del PRI. (La burbuja fue el grupo político que rodeó a Ulises Ruiz).

Esa es la descomposición de la que hablamos, la de funcionarios y políticos que creen que frente a ellos no hay sujetos con derechos sino cosas. Las equivocaciones al momento de designar a los candidatos y candidatas priistas contribuyó aún más a la derrota, caprichos y más caprichos de Ulises Ruiz, frente a una ciudadanía que decidió votar por una coalición de partidos, para el resultado los priistas no estaban preparados.

Hoy muchos varones, que no todos, piensan que hay que dejar la casa limpia y los pocos priistas que serán gobierno y que ganaron las elecciones en algunos distritos y municipios, tendrán que remar contra corriente, contra la mala imagen que dejan personas como Ortega Habid, José Murat, Jorge Franco, el alcalde con licencia y diputado plurinominal José Antonio Hernández Fraguas y el último pelo en la sopa: Alejandro Figueroa, secretario particular de URO, a quien le han descubierto un “ranchito” aquí cerca de la ciudad de Oaxaca con caballos pura sangre, cuyos costos ascienden a varios miles de dólares…quizá frente al ranchito haya personas que no tengan hoy ni para comer. Seguirá la pesca de algunos funcionarios por corrupción, nepotismo, enriquecimiento ilícito, avaricia… o por ineptitud, ya que los sostuvieron por amiguismo o compadrazgo aunque no pudieran nunca con el paquete.

Frente a esta violencia política, la corrupción que empieza a salir a flote y que la impunidad, apostándole al olvido, pretende llevar al fondo de ríos nauseabundos, algunas personas se preguntan ¿qué hará Gabino Cué? ¿Tendrá el tamaño suficiente para hacer justicia? Y sobre ello se preguntan quienes votaron por la coalición de partidos de derecha-izquierda o izquierda-derecha, dicen, buscando un huequito para la esperanza de que las cosas cambien. A mí me dan frío.

Así, en tanto Gabino sigue con sus planas de Caligrafía y casi arma el equipo, los perredistas –insisto, pobres perredistas- ya están viendo cómo hacerle de chivo los tamales, luego que el próximo gobernador de Oaxaca ha desoído sus preocupaciones y recomendaciones a fin de que no incluya a priistas o ex priistas en su gabinete, cosa que no va a suceder. Están listo en para reaparecer en primera línea del “gabinetezo” al menos cinco ex funcionarios priistas, fieles al neo panista y ex gobernador priista Diódoro Carrasco Altamirano.

El nivel de las discusiones ha llegado a las más populares cantinas de Oaxaca, sí, en las cantinas, Rosendo Serrano, Lenin López Nelio, Jesús Romero y otros discuten sobre cómo se van a repartir el pastel, a grito pelado, los señores perredistas simulan llamadas telefónicas o quizá las hacen, ordenan y reparten huesos, pero sobre todo planean cómo van a seguir pegados a la ubre. Sin duda, los perredistas serán el “infiel” en la balanza y los Judas en la política convertida en una tragicomedia de horror.

Actitudes que sólo favorecen a la derecha a la que están dispuestos a servir. Modos que no abonan en nada a la democracia, abonan sí a la desigualdad entre mujeres y hombres, a la diferencia entre abusivos funcionarios y gente cada vez más empobrecida.

El colmo de esta violencia es que ahora una organización denomina Zeta envía comunicados a las y los periodistas de Oaxaca para decirnos que: “Lo que le sucedió al Dragón y a su compadre “El Chema” les va a pasar igual a todo aquel que robe, secuestre, extorsione y asesine en nombre de la organización “Los Zetas”, sin que pertenezcan a ella”. Cualquiera diría que sus declaraciones fueron hechas para confirmar que se trata de delincuencia organizada y no de crímenes políticos como dice Ulises Ruiz ¿será?

Policías y ladrones

Dos hechos, por un lado policías municipales fueron descubiertos por comerciantes del mercado de abasto, tras una serie de robos comunes. Ayudados por la tecnología del video, los comerciantes descubrieron que eran los policías los que los asaltaban cada noche. Por otro lado, criminales disfrazados de policías ministeriales de Oaxaca atentaron contra la vida del periodista Félix García, quien había estado haciendo un seguimiento sobre “el saqueo” de oficinas.

Esto no es sino resultado de la corrupción que campea las corporaciones policiacas, donde los elementos de seguridad pública no tienen preparación ni vocación para el ejercicio de su trabajo. Sin duda, también resultado de lo poco que importa gobernar Oaxaca de Juárez que durante 40 años no ha visto concluir a un presidente municipal, aunque ahora tenemos uno que tiene permiso, es diputado plurinominal y es ciudadano, así que en cualquiera de sus tres disfraces se aparece en los actos públicos para colgarse de algo y salir en la foto.

Lo otro, lo sucedido a Félix García es lamentable, otra vez en Oaxaca se agrede a un periodista y, peor fueron Policías Ministeriales sorprendidos saqueando unas de esas muchas oficinas que quedaron regadas por todo Oaxaca. La procuradora María de la Luz Candelaria Chiñas dice que va a proceder, pero los días pasan. El periodista fue amenazado con atentar con su vida y la de su familia si denunciaba, y todavía no sabe quiénes fueron los trogloditas que golpearon a Félix García. Me pregunto sabe la procuradora que alguien está saqueando las oficinas ¿qué es lo que se están llevando? ¿documentos o bienes? Pregunto si sabe, porque en las mafias todo se sabe y la jefa debe estar bien informada.

También debe tener conocimiento del conato de bronca suscitado en uno de esos antros que hay en Oaxaca, en la esquina de Porfirio Díaz y Jesús Carranza, donde se iban a enfrentar por un lado guaruras de “un narco” y por el otro de funcionarios, pero qué creen, se dieron cuenta que eran del mismo bando y nada pasó. Todos trabajaban para el mismo patrón, es decir, para el narco. Lástima que Oaxaca sea el paraíso de la impunidad, de lo cual la ciudadanía podemos arrepentirnos como sucede en el norte en esta guerra cruenta que deja innumerables víctimas jóvenes y ahora también mujeres, como sucedió con las trabajadoras de la maquila en Juárez.

jarquinedgar@gmail.com