lunes, 6 de diciembre de 2010

¿Nuevo gobierno? Las mismas frases...


Soledad JARQUIN EDGAR

Lo de siempre pero dicho de distintas maneras. Todos los gobernadores desde Heladio Ramírez López hasta Gabino Cué han dicho más o menos lo mismo, palabras que buscan dejar la promesa de la transformación, del ahora sí, de los mejores tiempos por venir, de la barita mágica para descreídos. Las palabras claves son:

Combate a la pobreza

Respeto a los pueblos indígenas

Salir del rezago ancestral

Justicia y democracia

Dignidad y compromiso

Diálogo serio y respetuoso

Honestidad e intolerancia a la corrupción

Eficiencia y profesionalismo

Conciliación y reconciliación

No al abuso del poder

El poder para servir

No al enriquecimiento a costa del pueblo…

Los últimos cinco discursos son verdaderos catálogos de buenos, buenísimos deseos; resultan hasta didácticos, pues incluyen sus propias definiciones o al menos así parece en los hechos o que demuestran que se equivocaron que en realidad querían decir otra cosa. Palabras, promesas y conceptos que traslucen emoción, mucha emoción y que al cabo de seis años, la intangible esperanza se convirtió más pobreza y por tanto en desilusión. Digo, porque el siguiente volvió al mismo discurso, al mismo sitio de donde partió el anterior. Así, Gabino Cué se reportó ante su pueblo como el gendarme de la esquina: “sin novedad”.

El pasado 1 de diciembre -el día que los súper listos y hasta los despistados llaman histórico por el hecho de que por primera vez un gobernante surgido de un partido distinto al PRI llegaba al poder, yo, insisto, habría que probar- escuché atenta el discurso, de pronto sus palabras me parecieron conocidas y hasta familiares.

El viejo discurso atravesaba mi memoria, me repetí que no, que seguramente estaba equivocada, para evitar más confusiones recurrí a la memoria de papel y ahí encontré los mismos discursos desde Heladio Ramírez López hasta Gabino Cué; los mismos sentidos discursos, la verborrea que ataranta, la ideología pragmática que nos ilusiona con palabras distintas o con palabras idénticas, también en Diódoro Carrasco, en José Murat y en Ulises Ruiz, todos parecían haber aportado un poco al nuevo e “histórico” mensaje.

Cierto –dirán quienes insisten que fue histórico porque un gobernador por primera vez, después de la centenaria Revolución, tomó protesta fuera de la ciudad de Oaxaca- las palabras no siempre tienen las mismas intenciones… eso es lo que llamo la intangible esperanza y la línea invisible de la incredulidad, el no morder el anzuelo.

Datos concretos de las unciones de estos cinco gobernadores, que después nos resultan sintomáticas: en ningún caso hubo presidentes, siempre otro funcionario en representación del Ejecutivo federal. Desde los Pinos, Oaxaca no ha sido la prioridad ni importante; laboratorio sí, preponderancia no. Ahí está Juárez de testigo.

En todos los casos hubo manifestaciones y en la primera línea de combate sí, adivinaron, las y los integrantes del magisterio “democrático” de Oaxaca, con líderes distintos, a todos sin excepción se les ofreció el diálogo. ¿Luego entonces qué pasó?

Vayamos por partes. 1 de diciembre de 1986. Heladio Ramírez López y escenario “adornado”, sí muy adornado, por representantes de los 16 grupos indígenas, sus invitados especiales. 24 años después, tuvimos otro escenario en San Raymundo Jalpan, invitados especiales fueron quienes pertenecen a la clase política mexicana.

Las frases de Heladio Ramírez López, actual Senador y el último orador en la tribuna sexenal, los otros cinco leyeron, son lugares repetidos, frases que se volverían comunes y a las que se le imprimían calificativos que mostraban la magnitud de “ancestral” y “dramático” rezago.

Una de las máximas del hijo de Santa María Ayú –pequeña población de la mixteca oaxaqueña- fue “no gobernaré con camarillas, no creo en las falsas trincheras del privilegio del poder público”. Dicho en otras palabras, en sinónimos, curiosamente se repite en Gabino Cué, pero los tres intermedios –Diódoro, Murat y Ulises- también arrastraron en sus discursos, tal parece que todos marcaron su territorio y el supuesto deslinde de los que ya probaron que son malos, malos de verdad, que ahora viene la buena… la esperanza intangible.

Acabar con la pobreza ha sido el gran reto, hacer producir el campo el gran sueño, transformar a los pueblos la gran misión, hacer que la federación pague la deuda histórica con Oaxaca el gran pendiente y todo se queda en lo mismo, porque seis años, todos después volvieron al mismo punto.

El 1 de diciembre de 1992, tocó el turno a Diódoro Carrasco Altamirano y volvieron los sitios comunes: un mejor gobierno, con más justicia y más democracia, promoviendo la participación ciudadana… Por supuesto, el ahora Senador –sólo que ahora del PAN- desechó caer en prácticas populistas y si por populismo se entiende resolver aquella grave condición de pobreza de Oaxaca, lo cumplió.

Igual que escuchamos el pasado 1 de diciembre de la voz de Cué, Carrasco y quienes le siguieron le garantizaron en palabras a su pueblo que su equipo actuaría con eficiencia y profesionalismo.

La propuesta es la repetida: justicia y democracia, bienestar social, reducción de la pobreza, eficiencia productiva, generación de empleos y desarrollo regional, ampliación de las comunicaciones e integración e integración territorial.

La frase para la posteridad fue: “Quiero dejar claro mi compromiso esencial: por Oaxaca y la democracia todo: contra los oaxaqueños y la justicia, nada”. En Loxicha saben de lo que hablaba.

Como un estruendo llegó José Murat Casa, 1 de diciembre de 1988. El teatro Alvaro Carrillo fue el recinto oficial. Sus frases también comunes, sus hechos aún más: Acataré la voluntad del pueblo porque soy respetuoso de él y sólo a su voluntad me someteré.

Además de proclamarse un creyente de la diversidad de pensamiento, Murat aseveró que “nadie deberá atentar contra la dignidad del ser humano, siempre seré el primer defensor de los derechos humanos” y la gente de los Loxicha siguió pagando los platos rotos, como Isabel Almaraz a quien en su gobierno se le acusó de guerrillera. Al final los amnistió, pero otros siguen purgando condenas que dicen son injustas.

Como ahora lo hace Cué, entonces Murat prometió trabajar por los pueblos indígenas, pero en contraparte aseguró que se alejaría del paternalismo. Las políticas de Cué en cambio van en ese sentido. No se ven soluciones de fondo, parches y más parches.

Sobre la pobreza el ex diputado federal priista y a quien se le amagó con expulsarlo del tricolor, también dijo que combatiría la pobreza… “si no somos capaces de generar este cambio, la pobreza se irá agudizando a niveles moralmente indeseables”. Curioso, en Oaxaca están la mitad de los municipios más pobres del país. Enfermos graves de la verborrea.

Por supuesto José Murat también nos prometió un sequito, perdón un gabinete honesto, las palabras del ex gobernador priistas se parecen en demasía a lo que repitió Gabino Cué el pasado miércoles: No toleraré en ningún caso la menor desviación de esta línea de ser y hacer, porque el servicio público y la dimensión de nuestro compromiso…

La historia sigue, el 1 de diciembre de 2004 tocó el turno a Ulises Ruiz, quien terminó con la hegemonía priista y dio pasó a una nueva generación de políticos, que curiosamente aprendieron en la misma escuela e incluso colaboraron juntos, la semana próxima hablaremos del tema. No se que pasó pero entonces Ulises Ruiz propuso un nuevo pacto social y sí lo logró de eso no hay duda.

Entre sus dichos, hace seis años, Ruiz Ortiz anunció un gobierno sin compromisos, apegado a la ley, que no permitirá la arbitrariedad individual ni los cotos de grupo, mucho menos espacio a la impunidad, como tampoco privilegios para nadie. En fin, parece que las cosas no fueron así y sí, también se dijo ofendido por la pobreza y la marginación.

Su premisa fundamental, fue hacer un gobierno que devuelva a la política su vocación constructiva… Suficiente decir eso de URO, el resto de la historia es conocida.

Si, recordé los discursos porque Gabino Cué volvió a los lugares comunes, a las viejas y hasta incumplidas promesas, hay quienes creen que las cosas cambiarán, yo veo en ello la intangible esperanza. Habría sido mejor que estos súper hombres nos ofrecieran humildad en sus discursos y no soluciones mágicas que a nada nos llevarán ni nos han llevado. La realidad no es intangible se vive todos los días, precisamente en la gente de Oaxaca.

Qué bonita frase esa de Gobernar obedeciendo, pero a quién me pregunto. Si de entrada ha desoído a ese pueblo que le pidió que en su gobierno estuviera una nueva clase política, pero eso, Gabino lo sabía sería hacerse el harakiri. No escuchó las voces de las mujeres que días antes le pidieron dejar fuera a funcionarios misóginos y golpeadores de mujeres. Es claro que pronto esa demanda quedará en el olvido, ya nadie se acuerda y el mismo lo dijo en otra parte de su discurso cuando señaló que gobernara desde “la visión democrática y progresista de mi Gobierno, que no se actuará buscando venganzas o creando culpables…”, cada quien que lo interprete como quiera.

Muchos ojalás podríamos decir de su discurso y esas frases bonitas que luego carecen de convicción y sustento. Arriba ya puse dos ejemplos.

Como lo hicieron los cuatro priistas, dos de ellos sus ex jefes, Gabino también señala que “No permitiré funcionarios que se enriquezcan al amparo de la pobreza…” ¿Será otro llamado a misa?

El discurso de Cué sin duda enunciativo, donde las mujeres se volvieron más que sujetos de derecho otra vez en objetos, posesiones porque el lenguaje es claro con aquello de “nuestras mujeres” y los indígenas, considerados por el patriarcado como menores de edad también son propiedad del poder “nuestros pueblos indígenas” y también “nuestros niños” o “nuestros ancianos”.

Ahí en los dos párrafos dedicados a la mujer surgen otras barbaridades y la vieja, muy vieja promesa de la igualdad con la vieja y trillada frase de “Oaxaca debe ser un estado de equidad e igualdad de género”. Oh, gracias muestra su disposición “a construir un nuevo pacto social con las mujeres de Oaxaca” ¿Acaso el Cuarto constitucional no lo mandata? Y, finalmente, vuelve el estado protector para estas mujeres, que revelan que sí seguirnos ante los ojos de quien gobierna siendo menores de edad.

Hay oraciones que son dignas de análisis como el hecho de “Buscar la unidad y la reconciliación entre todos los oaxaqueños, a partir del diálogo, la negociación y la tolerancia democrática, pero también de la imposición del Estado de Derecho”, interrogaciones porque de buenos intencionados está lleno el cielo, como decía mi querida abuelita Lucha y peor aún cuando no sabemos qué se entiende por ello.

Como también nos revela para que sirve este capital humano, que debe ser a los ojos del neoliberalismo (derecha conservadora) productivo y exitoso como propone Gabino Cué.

Por falta de espacio aquí le paramos. Lo cierto es que las frases se repiten y el “cambio” está sustentado bajo la misma base.

Letras violeta. La vida es una prioridad.

Soledad JARQUIN EDGAR

Hace casi tres décadas nos enteramos del primer caso de VIH/SIDA en México. Entonces, una gran mayoría de personas pensaba que esta enfermedad era sólo propia de los hombres que tenían sexo con otros hombres, hoy tenemos claro que no es así: mujeres y hombres heterosexuales son igualmente vulnerables.

Durante estas tres décadas, las personas del mundo, o casi todas las personas, desechamos de nuestro lenguaje aquellas palabras que discriminaban a las personas que habían adquirido este padecimiento.

Aprendimos y tomamos medidas rápidas para evitar que el VIH fuera transmitido a través de la sangre y hoy sabemos que si se detecta durante el embarazo, existen medicamentos que nos permiten evitar la enfermedad en las niñas y niños recién nacidos.

Hemos aprendido mucho del VIH-SIDA, bueno, en realidad eso quisiéramos, quisiéramos haber aprendido mucho, pero las cifras siempre ascendentes del número de contagios por año, nos revelan que hay resistencias que nos impiden evitar del todo la presencia de VIH SIDA.

Por ejemplo, no todos los hombres utilizan condón o preservativo durante sus relaciones sexuales, a pesar de que nos han dicho, hasta el cansancio que este método nos ayuda a evitar las llamadas enfermedades de transmisión sexual, entre ellas el VIH SIDA que es mortal y hasta ahora incurable.

Sexo, seguro y protegido, dicen los programas preventivos, pero algo no funciona. De ahí que en 2010, encontremos que de los nuevos casos reportados, la principal fuente de transmisión, con 98.6% se presenta entre los hombres, de los cuales 41.5%, menos de la mitad es población homosexual, mientras que en las mujeres, el porcentaje fue de 99.1%, todos estos casos entre mujeres heterosexual.

Esas cifras que alarman y estremecen, son resultado de la negativa de los hombres a tener relaciones sexuales utilizando condón con sus parejas. Muchas mujeres se dan cuenta que han adquirido el VIH-SIDA porque al quedar viudas se enteran que sí, que efectivamente sus esposos tenían SIDA y que ahora ellas son las nuevas víctimas.

Las mujeres desprotegidas de su derecho a decidir sobre sus propios cuerpos, obedecen y callan, y sin mayor aviso que la muerte de sus parejas o durante un embarazo se les detecta que padecen VIH-SIDA, convirtiéndose en parte de la estadística, revelándonos que 2.7 millones de personas en el mundo adquirieron vih sida este año; que viven con el virus 33.4 millones de personas y que dos millones murieron por enfermedades relacionadas con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) este mismo año.

Para darnos cuenta de la magnitud del problema les diré que esos 33.4 millones de personas que viven con el virus, representarían 25.6 veces la población de Quintana Roo u 8.7 veces la población del estado de Oaxaca.

Mujeres y jóvenes son los grupos más afectados por esta pandemia y la clave es educar, por supuesto, esta educación debe ser igualitaria para mujeres y hombres, sin embargo, es necesario que ellos entiendan que la violencia y el machismo tienen consecuencias graves en la vida de una población.

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Sin duda, tener relaciones sexuales sin protección revelan dos cosas: por un lado la irresponsabilidad de algunas personas, porque la fidelidad no es sino una ilusión en una sociedad como la mexicana donde se festeja, por así llamarlo, la supuesta virilidad masculina y por tanto se dice que se es más hombre quien más mujeres poseen.

Por otro lado, tener relaciones sexuales sin protección, es decir, sin utilizar preservativos o condones, nos revelan la profunda ignorancia de muchas personas que siguen creyendo que el VIH-SIDA es algo que no les va a pasar, que le pasa a otro tipo de personas, que en sus familias esas cosas no pasan.

En ambos casos, se muestra una vez más que el machismo mata, la práctica del machismo termina con la vida de las personas y, también, con las familias.

Lo cierto, es que el VIH SIDA no sólo es una enfermedad costosa y difícil de sobrellevar, sino que aun cuándo se ha avanzado en la búsqueda de métodos para ayudar a los pacientes todavía no es curable. Y peor aún, nuestra sociedad, no está preparada para tratar con dignidad a estos pacientes que por lo general son estigmatizados y discriminados: aún cuando se ha demostrado que la mayor tasa de incidencia está entre las personas heterosexuales, mujeres y jóvenes, entre sus principales víctimas.

Si queremos evitar el VIH SIDA, es necesario cambiar nuestras actitudes, usar condón no es cosa del demonio, es una asunto de vida y la vida es una prioridad de quienes habitamos este planeta o al menos eso debería ser.

Palabra de Antígona. Mujeres: Estado Excepción

Por Sara Lovera

Esta semana se cumplen 62 años desde que la Organización de las Naciones Unidas decretó la Carta Universal de los Derechos Humanos, para garantizar que ninguna persona sobre la tierra sea objeto de discriminación, que goce de los derechos fundamentales, en tanto que los Estados deben velar porque sea así.

Más de medio siglo después Margarita Guillé Tamayo, en su intervención en el Noveno Seminario Internacional sobre Políticas Públicas y Programas en casos de Violencia Familiar de Alto Riesgo, sostuvo que las mexicanas viven en un estado de excepción, porque éste no protege sus derechos fundamentales; que los hogares son de alto riesgo.

Hasta hace muy poco, creíamos que lo que sucede en la intimidad de los hogares era un asunto privado, donde el Estado no debía intervenir. Hay quienes siguen creyendo eso.

La periodista Margarita Guillé, quien hace años dejó su programa de televisión para abrir un refugio para mujeres violentadas en Aguascalientes, dice que no. Que tiene que intervenir el Estado y garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, por supuesto también ahí, en la intimidad de sus casas.

Ella es una voz autorizada en el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento para la Implementación de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (conocida como Convención de Belén Do Pará), que en México es Ley Suprema, por lo que tendrían que hacerse muchas cosas desde que México la ratificó en 1981, es decir hace 29 años.

Margarita Guillé, que participó en el Noveno Seminario Internacional organizado por la sociedad civil y el Gobierno del Distrito Federal, dijo que por su experiencia puede afirmar que todavía en miles de hogares mexicanos se sigue creyendo que las mujeres no tienen derechos y se las usa, abusa y desecha como si no fueran humanas.

Ahora se discute cómo intervenir o qué hacer; existen contradicciones: los Refugios de Mujeres ¿son solamente medidas emergentes? o tienen un fin en sí mismo; cómo deben actuar, organizarse y desarrollarse. ¿Es una política pública o simplemente de contención limitada?

Mientras tanto se sabe que más de mil mujeres son asesinadas en su casa, en su hogar, por quienes -dice la tradición-, debían protegerlas. Esto es 16 mujeres diariamente. Una casa de emergencia, detiene, pero no resuelve, es necesaria e importante, pero puede que se trate de algo estrictamente paliativo.

En el seminario, una de las actividades realizadas en la capital del país dentro de la jornada de los 16 días de activismo para frenar la violencia contra las mujeres, se puso en blanco y negro lo que ya sabemos, pero que es necesario repetir y señalar constantemente: que no se pueden contar sólo a las violentadas, que debe haber un sistema de justicia que las proteja y que debía haber medidas trascendentes para cambiar la idea de hombres y mujeres en la sociedad de que las mujeres valemos menos que los hombres y somos corregibles, castigables y que se nos puede maltratar sin consecuencias.

Organizado por la Dirección General de Igualdad y Diversidad Social del Distrito Federal, en el seminario se hizo un recuento de las políticas, de los modelos de atención, de la mejor forma de sacar de la angustia y la depresión a las violentadas; también de protocolos comunes para acceder a mejores resultados.

Es verdad que hay políticas, como ésta, que incluso hay quienes en el mundo son consideradas súper expertas, que analizan, hacen metodologías y modelos de atención para sacar del círculo de violencia familiar a las mujeres, sin embargo, hace falta el contexto, la visión abarcadora para terminar con este flagelo que parece interminable.

Para muestra pensemos en las cifras rebasan toda imaginación; pensemos en quienes tienen conciencia de esta situación. Mil mujeres asesinadas en México por sus maridos, amantes, parejas, ex parejas, nos habla de una situación sin adjetivos, alarmante y significa que no hemos caminado en la posibilidad de resolver los conflictos de manera pacifica, esos que se anidan en el corazón de la vida cotidiana; en la familia y que se recrean, reafirman y admiten en la vida pública.

Lo grave es que estas políticas son aisladas en la mayoría de los Estados y no existe una discusión nacional y de Estado que haga algo más completo y complejo para parar la violencia.

Se habla de las causas generadoras de este tipo de violencia; siempre se habla de situaciones individuales, alcoholismo, desviaciones, familias disfuncionales, pero no se habla del contexto violento generalizado.

¿Dónde se fomenta? Es fácil, en todas partes desde la cúspide de los poderes, como sucede en México, como pasa en el mundo occidental, en la forma como está normada la familia autoritaria.

La violencia contra las mujeres, las esposas todavía consideraras propiedad de sus maridos; de las mujeres, todas, consideradas propiedad de los hombres se reafirma a través de las instituciones de esta sociedad: el gobierno, la familia, la religión, la escuela y todos los medios de comunicación.

Claro eso fue poco abordado en el Seminario Internacional, porque lo que hacen los Refugios, la casas de Emergencia, los programas o las campañas es querer tapar el sol con un dedo.

Es necesaria una crítica contumaz al sistema que propicia estas situaciones, donde el poder es la divisa y la violencia es la única forma de enfrentar cualquier tipo de conflicto.

Guillé dijo algo valioso: “resultaría más exitoso atacar la violencia familiar que invertir en acciones para combatir el narcotráfico” y es valioso porque lo dijo con el corazón, pero sería insuficiente, si no intentamos rescatar a este país, si no se ponen en práctica medidas democráticas para toda la gama de relaciones sociales, grupales y de pareja.

Lo cierto es que la violencia contra las mujeres cuestiona la calidad democrática de México, por supuesto, y cuestiona todas las firmas que México estampa en uno y otro documento nacional e internacional ¿por qué?

Porque a muy poca gente le importa que mueran 16 mujeres todos los días. Empieza a ser un dato en la estadística y nadie se altera, sobre todo si tenemos 30 mil ejecuciones y si como en Chiapas, por poner un ejemplo, la Fiscalía de Delitos Contra las Mujeres recibió 60 mil quejas de violencia contra las mujeres, pero sólo hay un porcentaje mínimo de consignaciones a los responsables.

El hogar, si duda, es un espacio de impunidad donde más delitos se cometen, como se dijo en el Seminario, pero paradójicamente, 94 por ciento de la población piensa que es el espacio más confiable, ese de afecto y crecimiento personal.

Los refugios, son como una acción emergente, como lo eran en La Colonia los Recogimientos de Mujeres en los que se daba acogida a las solteras, huérfanas, viudas y repudiadas por sus maridos, pero 200 años después no hemos podido hacer justicia. Se las refugia, como a los y las migrantes; como ahora se hará una casa de refugio para periodistas perseguidos, pero no vemos voluntad para ir a la raíz del problema. No sé cómo tendría que hacer.

Mientras tanto reuniones como la descrita, permiten hacerse cargo y tomar conciencia del tamaño del problema, sin duda, y por lo pronto se analizó ahí como unificar criterios para atender a las mujeres violentadas, rescatarlas de su profunda depresión y, en muchos casos, de su desesperación y falta de apoyo.

Como muestra del problema se reveló que tan sólo en 2009 en la Ciudad de México, fueron atendidas 427 personas por violencia familiar de alto riesgo en el Sistema de Atención y Prevención de la Violencia Familiar y entre las asesinadas en el Distrito Federal dos terceras fueron asesinadas por sus maridos, novios, hermanos, amigos, familiares y otro tipo de parientes.

Recuerdo que en los años 70 ese fue el descubrimiento de las feministas, aunque no había tantos estudios, pero todavía la derecha defiende a la familia tradicional, jerárquica, autoritaria, diciendo eso que se dice en las encuestas, que los hogares son los sitios maravillosos, donde las mujeres son fundamentales, aunque sean víctimas cotidianas.

Es probable que se tenga que hacer una crítica profunda, desarrollar políticas públicas y otras acciones que permitan poner en la picota a ese tipo de familia, donde las mujeres somos agredidas reales no ficticias. Y de paso se vea que todo el contexto justifica esta situación.

saralovera@yahoo.com.mx