lunes, 12 de septiembre de 2011

Mujeres y política. Abigail Mendoza, un remanso frente a la barbarie

Soledad JARQUIN EDGAR

Me niego a seguir pensando en las cosas malas que suceden, al menos por ahora, porque “en estos tiempos de incomprensible corrupción, violencia y muerte sin fin, mucha falta nos hace pensar en la vida” como señaló Concepción Núñez Miranda, al presentar el libro Dishdaa´w, “La palabra se entreteje en la comida infinita”, La vida de Abigail Mendoza Ruiz.

Conchita Núñez escribió “con palabras” de Abigail Mendoza este libro “acuñado por años en sus pensamientos”. No es un libro de recetas de cocina, es una biografía que refleja la relación de la cocina con la medicina herbolaria, las costumbres y tradiciones y las creencias con la vida cotidiana, desde la vida de esta famosa zapoteca del valle de Oaxaca.

La autora, una investigadora que ha tenido sus ojos puestos en la vida de las mujeres y su contexto social (Aves sin Nido y Narcotráfico, pobreza, justicia y derechos humanos: mujeres indígenas presas por delitos contra la salud, por mencionar sólo algunos), reconoce que tuvo en este trabajo la oportunidad de mirar a otras mujeres, “una historia diferente a las hechas por ti, así podrás olvidar un rato a las mujeres sufridoras y terriblemente vulnerables de tus otras historias”, como le dijo en un correo electrónico María Isabel Grañén Porrúa, quien le propuso ocuparse de la biografía de Abigail Mendoza y cuya edición fue realizada por la Fundación Alfredo Harp Helú.

En la presentación, Conchita Núñez afirmó que como lo hacen las mujeres embarazadas de África central que se internan en el bosque para encontrar una canción para quienes están aún en sus vientres, Abigail Mendoza encontró su propia canción, “su hacer en este mundo, sin olvidar a su comunidad. Su canción la canta con sus manos y con la alegría que le produce el compartir generosamente sus saberes, sus riquezas convertidas en platillos exquisitos”.

Resulta grato encontrar a Abigail, “alquimista de los sabores”, como la llama Isabel Grañén Porrúa, en su Tlamanalli el restaurante ubicado en Teotitlán del Camino donde cada día ella y sus hermanas elaboran los platillos oaxaqueños del valle de la forma tradicional, la ancestralmente aprendida.

La vida de Abigail Mendoza es una relación optimista y alegre, las carencias no fueron obstáculo, ni impedimento. Siempre ha vivido entre mujeres y hombres que transforman lo que tocan en arte puro, como los hilos de lana en tapetes y de la comida en exquisita gastronomía que le han dado fama internacional, ella es una embajadora de Oaxaca y se afana, sin molestarse porque no sucede, para que la gastronomía oaxaqueña sea reconocida como patrimonio cultural de la humanidad.

Sin duda, Abigail Mendoza, escrita con sus propias palabras por Conchita Núñez es una artista, que combina las ciencias –como explicó Alejandro de Ávila-. La obra de larguísimo nombre: Dishdaa´w, “La palabra se entreteje en la comida infinita”, La vida de Abigail Mendoza Ruiz, nos sirve para entender a Oaxaca a través de mujeres como ella y al mismo tiempo es un remanso para descansar en estos días tan difíciles, porque siempre habrá algo que nos siga moviendo hacia la esperanza y la realización de mejores proyectos.

Es que sólo así, podremos olvidar, por un rato al menos, esa violencia, la corrupción y la falta de operatividad en los programas gubernamentales de todos los niveles, cuyo espejo y realidad se observan de modos diferentes. Para quienes están al frente del sistema gubernamental, servidores públicos y políticos, el barco va viento en popa, camina despacio pero camina ¿total quién tiene prisa? Para los otros y las otras la realidad es la cotidiana parálisis que provoca el miedo por la inseguridad porque el barco se inclina peligrosamente a un lado y otro por la falta de empleo, el dinero que no alcanza y lo peor, los escasos resultados de programas y servicios que llevan al Estado gobierno a incumplir con lo que mandata la Constitución mexicana.

Por eso, ahora no quería hablar de la corrupción azul que chorrea chapopote negro en las instalaciones de PEMEX, que invade los ductos y nos llega con interminables aumentos en los precios de gasolina y sus muchos derivados, un asunto que ha investigado la periodista Ana Lilia Pérez y que deberíamos leer en su libro Camisas Azules, Manos Negras para enterarnos bien de cómo los políticos del PAN (camisas azules) han saqueado la gran industria mexicana, políticos de “primer nivel”, los cercanos al nido calientito de los Pinos.

En este trabajo me hubiera negado rotundamente a recordar la fatídica guerra contra el crimen organizado, que en realidad me muestra que el organizado es Felipe “El Valiente” Calderón, a quien ya le apura presentar el desfile del 16 de septiembre para que aplaudamos con energía los avances en esta guerra, cuyo saldo, como ya sabemos, son más de 50 mil personas asesinadas y el dolor a otras miles y miles más que no saben quién se llevó a sus seres queridos, cómo desaparecieron en estas carreteras otrora pacíficas y transitables, que no acabamos de entender los levantones y los secuestros interminables a lo largo y ancho del país…trata de personas y esclavitud laboral y sexual campean en el territorio nacional. Un problema serio, muy serio y doloroso que está oculto tras esta deprimente guerra.

Tampoco hubiera querido hablar sobre el fracaso de la educación básica mexicana, que de acuerdo a los resultados de la prueba Enlace, sabemos que 9 millones de niñas y niños mexicanos tienen niveles de elemental e insuficiente en Matemáticas y saber que sólo una escuela primaria pública está entre las 10 mejores del país nos provoca toda clase de inquietudes hacia el futuro, algo así como el presente que ahora vivimos: los mejores empleos están en manos de quienes asisten a escuelas particulares (las buenas, las de renombre, las caras, las inalcanzables para la gran mayoría de la población) y entre menos preparación menos posibilidades. Luego una se explica por qué estamos como estamos.

Podría también omitir, como lo hacen olímpicamente muchos y muchos funcionarios que en menos de un año en Oaxaca han sido asesinadas 61 mujeres, según los datos que reportan los diarios locales de mayor circulación. Y con ello también podría ignorar las pifias de las funcionarias públicas responsables de las políticas de género, que parecen estar cómodas en sus sillas, dando vueltas y vueltas hasta marearse y terminar el día como lo empezaron: sin nada resuelto. Lo que si saben hacer es condicionar y regañar a las mujeres porque denuncian o porque son incómodas con sus manifestaciones y protestas en el zócalo, donde Miriam Velasco, empleada acosada sexualmente por su jefe en el IEEPO espera ser atendida por Gabino Cué pero el gobernador ni la ve, ni la oye y mucho menos tiene interés. Las nuevas funcionarias, otrora militantes por la justicia para las mujeres, quisieran que se quedaran calladas al fin ellas tienen la voz de las mujeres, bueno eso piensan.

Pero caí, irremediablemente volví al lugar de siempre y hablé de todo esto, lo que no ensucia por supuesto el trabajo de Conchita Núñez en esta nuestra realidad y sí soñemos con los platillos maravillosos que prepara Abigail Mendoza y su familia y pensaremos en todo el entramado que funda su cocina, la cocina de las ancestras del valle.

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A Reserva. La Pobreza, la marginación y sus designios

Bárbara GARCÍA CHÁVEZ

La pobreza es la expresión mas ignomiosa de la violencia institucional, por la inacción criminal del Estado-Gobierno y las complicidades obvias de quienes ejercen el poder político y los que ostentan la riqueza material, que cada vez más se asocian hasta fundirse en una sola élite o cuando menos barajarse frente a un mismo objetivo.

La pobreza es la carencia de recursos necesarios para satisfacer las necesidades de una población o grupo de personas específicas, inhibiendo sus potencialidades, sin tener la capacidad y oportunidad de cómo producir esos recursos necesarios.

Vale precisar que los grados de pobreza, pasando por la extrema, la alimentaria y la ahora denominada multidimensional, implican la incapacidad para subsistir en condiciones mínimas alimentarias y de salud. La pobreza relativa se expresa en relación a los patrones culturales de cada región y el estilo de vida dominante en ella.

La pauperización o fenómeno de empobrecimiento se entiende como carencia de poder, conlleva la problemática de las privaciones de satisfactores básicos de un sector social frente a otro que todo lo tiene, produciendo extrema desigualdad, que implica per se injusticia y exclusión social.

La marginación o exclusión social, refiere a sectores de la población exceptuados de los beneficios del desarrollo político, social y económico por motivos de discriminación racial, económica, género, étnica o discapacidades físicas, entre otras, lo que les impide su pleno desarrollo como seres humanos.

La marginación tiene sus raíces en la situación estructural de la pobreza del país, traducida en las carencias y en la falta de oportunidades de desarrollo, factores que atentan contra el ejercicio de los derechos humanos fundamentales.

Habitamos la parte del mundo con las mayores desigualdades, algunas que se han prolongado en el tiempo, desde el sometimiento de la conquista; otras se han redefinido y surgido nuevas a lo largo de la modernización promovidas por el propio Estado y por la vigente globalización.

En la actualidad, la migración y los índices de marginación están estrechamente relacionados, de manera que al incrementar la población, la marginación crece y se distribuye constantemente, el motivo principal es la búsqueda de una mejor calidad de vida. Es por esto que se debe revisar no solo cómo evoluciona la pobreza en el país, sino también como lo hace la marginación.

La marginación a veces parece que disminuye, pero no es más que una ilusión óptica, solo se desplaza geográficamente; se explica por la emigración de la gente y su envío de remesas, más que por efecto de las políticas públicas.

A contrario sensu, el aumento de la marginación en otras regiones, precisamente obedece a que son las zonas más receptoras de migrantes nacionales que engrosan la periferia, formando cinturones de miseria. Esto es, la pobreza se reacomoda en el territorio nacional, observa una relocalización territorial, más no una mejora de la calidad de vida.
Las personas en condiciones de extrema pobreza, buscan resolver sus problemas frente a la inacción e ineficacia de los gobiernos; las políticas públicas no tienen capacidad de respuesta a las urgencias y emergencias de la población. La solución de la pobreza se resuelve más por iniciativa propia que por efecto de las políticas públicas.

Hacia el año 2000, los niveles de pobreza disminuyeron por efecto de la enorme emigración de trabajadores mexicanos a los Estados Unidos de América, para colocarse laboralmente en actividades de tipo manufacturero urbano, servicios domésticos y básicos como del campo. Esto es lo que explica el crecimiento sostenido en México por las remesas familiares que fueron captadas por los envíos de este tipo de trabajadores en el extranjero.

Las remeses familiares superaron en el año 2000 el monto de los 10 mil millones de dólares; en el 2006 rebasan los 17 mil millones de dólares. Lo que implica un crecimiento promedio anual entre 2000 y 2007 del 14 por ciento. Del 2008 en adelante, la crisis financiera y alimentaria mundial, así como las políticas antiinmigrantes del país vecino del norte, desalentaron la emigración y se inició el retorno de miles de mexicanos y mexicanas con el consabido aumento de pobreza y mayor marginación.

Por otra parte el aumento de los servicios públicos se relaciona con la presencia de empresas privadas (privatización a ultranza) que atienden las demandas de la población en materia social, tal como es la educación, la salud o la energía eléctrica. Por supuesto de manera paralela los gobiernos liberan los precios, favoreciendo a los grandes capitales en perjuicio aberrante de los sectores más pobres del país.

Por ejemplo, el crecimiento acelerado del precio de la electricidad en México tiene el costo más alto de América. Esta situación expresa, como en otros rubros de bienes básicos, los incrementos de los precios persistentes como es el caso de la gasolina, el gas, productos de la canasta básica, como la tortilla y el huevo, entre otros.

Paralelamente a estos indicadores, México presenta un crecimiento significativo en la riqueza de los hombres más ricos a partir de la crisis económica del 94.

En México, la tesis se viene confirmando desde entonces, la proporción de riqueza de los más que más tienen aumenta cuando disminuye la capacidad económica de la población y viceversa.

Esta situación se ha recrudecido con el enfoque estructural de las políticas públicas en el combate a la pobreza de los gobiernos de derecha del país, que resultan claramente cuestionables.

La excesiva exclusión social que ha deteriorado sus estándares, al grado de convertir la pobreza en miseria, es cruzada por la descomunal acumulación de riqueza y privilegios de unos cuantos; en sí mismo, un acto de cinismo político, intervenido por poderes fácticos de interés religioso, dificultades económicas de carácter monopólico y la propia inestabilidad política.

De acuerdo a las estadísticas oficiales se registraron en 2010 más de 53 millones de pobres, es decir, casi la mitad de la población mexicana. El proceso de desigualdad en México se agudiza y se define geográficamente en el mapa, con un efecto inesperado que es la consciencia de esas desigualdades como resultado de la información globalizada, generando el consecuente coraje, hartazgo y el resentimiento, por no ser sujetos de los inalcanzables derechos ni al desarrollo humano, menos al bienestar.

Este conocimiento de la desigualdad, una vez referido a la propia situación de carencia de bienes y servicios básicos, ha desatado una reacción de violencia social, por la incapacidad del gobierno de dar soluciones de fondo a la pobreza y marginación, con políticas públicas que realmente abran oportunidades en condiciones de justicia y equidad, empleos decentes y verdadera seguridad social; no represión y amagamiento, no discriminación y desigualdad.

Eso hablaría de paz, de progreso, de democracia.

¿Y Oaxaca?

Según datos del Banco Mundial, en Oaxaca se presenta un gran número de problemas que tienen que ver con el aspecto social. La pobreza en la que viven aproximadamente el 67 por ciento de su población y la desigualdad en el ingreso y en las condiciones de vida, presente en sus regiones, son una característica que le impide formar parte activa en la sociedad (Banco Mundial, 2003: 26).

Esta problemática se ve agudizada profundamente por los bajos niveles de escolaridad y de salud, que son elementos imprescindibles para el desarrollo del ser humano y para la búsqueda de mejores condiciones de vida.

Oaxaca sigue estando dentro de los tres estados más pobres del país. Su emigración es altísima, no sólo al extranjero, también dentro del estado y hacia otras entidades de la república. Las estadísticas del INEGI mencionan la migración femenina casi emparejada con la masculina en los recientes años; lo que implica indudablemente la falta de programas y acciones públicas. El gobierno del cambio es responsable de modificar estas cifras, pasar de la alternancia a la transición, de la esperanza a la realidad.
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Palabra de Antígona. A diez años del 11/S

Sara LOVERA

La zona cero de Nueva York, donde estuve hace unos cuantos meses, es la viva imagen de la tragedia a pesar de la hermosa fuente construida sobre los cimientos de las Torres Gemelas; todo parece haber vuelto a una normalidad limitada. El centro financiero sabemos hoy vive una de sus peores crisis.

Hace 10 años en la antigua columna En la Mira escribí:

"11 de Septiembre: ¡¡¿Una nueva guerra?!! Lo sucedido hoy en la mañana en las ciudades de Nueva York y Washington cambiará la geopolítica y el modelo económico del mundo. A las 11:25 horas central de México, varias voces indicaron, simplemente, que estamos ante el escenario de una nueva guerra mundial, probablemente de características muy distintas a la que desató el ataque de Pearl Harbor en 1941, pero que ha derribado el último paradigma de la humanidad: su posibilidad de sobrevivir a su propia destrucción.

"Desde una perspectiva feminista estamos hablando de los límites del patriarcado, de ese poder inminente del padre todo poderoso que ha sido herido en el corazón, el cerebro y en su estrategia de violencia irrefrenable. El límite de su poderío ha mostrado una total vulnerabilidad.

"Un senador de Estados Unidos declaró llanamente: Ahora no es importante la educación, la salud o la pobreza, lo importante es la seguridad de los americanos”. Es decir, después de la Caída del Muro de Berlín y la desaparición del enemigo comunista, los enemigos son todos los resentidos sociales y los sin poder en el mundo: las mujeres.

"...lo que está en juego es lo que pomposamente los americanos han llamado la sustentabilidad de sus inversiones económicas en el mundo, el control asegurado por sus bases militares en todos los continentes, sus ganancias y, desde luego, su ideología.

"...la primera frontera cerrada fue la del sur, la de México. Y en seguida, la advertencia a todos y cada uno de los países que se atrevan a justificar este acto de terrorismo. Nadie podría hacerlo. Pero antes de pensar en las víctimas, en las personas, en el dolor que se ha generado en cada hogar estadounidense, se está pensando en los americanos, que nuestros pueblos bien saben quienes son.

"¿De dónde viene esa violencia? No es la población latina insubordinada, ni son los millones de pobres en pie de lucha, ni son las masas indignadas las que lanzaron el ataque en su desesperación. Fue el otro, un poder ahora confuso quien lanzó el ataque al Pentágono, precisamente en su área de planeación estratégica. Otro poder ¿Petróleo? ¿Oro? ¿Ideología? ¿Control?

"Pronto conoceremos cómo minuto a minuto se devasta la ciudad de los rascacielos, la conciencia de sus dirigentes y habitantes, la seguridad y los elementos básicos de la vida, como caminar sin prisa, mirar cada mañana el sol, la alegría de un viaje costa a costa en la Unión Americana y la planeación personal del futuro. A cambio en todas partes irán apareciendo las fuerzas del orden en búsqueda de culpables.

"Atrás parece quedar la lucha contra la discriminación, el paradigma de los derechos humanos, la equidad y la igualdad, porque arreciará el ataque, la guerra. Atrás la solución pacífica de los conflictos. Será grandiosa la depresión de algunos líderes de Naciones Unidas que sin descanso buscaban un acuerdo entre Israel y Palestina; atrás e invisibilizados los pobres de la tierra, sin sonido el grito de los desposeídos. Todo es, como las mejores películas norteamericanas, miedo y espectáculo."

Y más o menos esto ha sucedido en ésta década. Donde los conflictos han menudeado. La guerra en Irak, los muertos de Afganistán, las invasiones que llegaron a Honduras y el caos en Libia, la entrada de las fuerzas de la OTAN, la argumentación norteamericana de poner orden y democracia.

La mañana del domingo se hicieron las cuentas. El imperio tiene invertida en la guerra, en todas y por todas partes, el equivalente a su deuda que hoy los atosiga y nos desmantela.

Los muertos: 137 mil mujeres y hombres en 10 años; miles de miles de huérfanos, heridos todos los caminos de la sociedad civil; los muertos que Felipe Calderón atribuye también a un enemigo no preciso, no localizable y su frase de hace 10 días: Terrorismo, para justificarlo todo.

Nada parece indicar que las cosas para la sociedad y para las mujeres van a cambiar. El espectáculo no era tal. La guerra es dura y difícil, contra los enemigos, el enemigo contra la población civil y contra la posibilidad de millones de pobres de la tierra y sus derechos humanos.

Catorce días después, también escribí, un recuento sobre la guerra y las mujeres:

25 de septiembre 2001: "En un estado de conflicto armado las mujeres somos botín de guerra. Desde las históricas confrontaciones de la Grecia antigua hasta nuestros días, la violencia sexual se ha empleado como arma de guerra. Así se usó en la antigua Yugoslavia, en Ruanda, en Camboya, Liberia, Perú, Somalia y Uganda.

"En el siglo XII, los Cruzados violaban a las mujeres en nombre de la religión; en el siglo XVII los soldados ingleses violaban a las mujeres escocesas durante la subyugación de Escocia; el ejército alemán empleó como arma la violencia sexual durante la Primera Guerra Mundial; el japonés en la Segunda Guerra Mundial y el ejército soviético la utilizó como método de venganza en la misma guerra.

"Es decir, ¿qué esperamos las mujeres? de una guerra. Eso, violencia y más violencia sobre nuestros cuerpos. Entre 1989 y 1998 se sumaron 108 conflictos bélicos, de ellos 92 fueron internos, nueve con intervención extranjera y siete entre una o más naciones. Las víctimas, en el 90 por ciento de los casos, fue de la población civil.

"Sólo entre 1998 y 1999 hubo 349 mil mujeres muertas por los conflictos del mundo, en África, América, Mediterráneo Oriental, Sudeste de Asia o Europa misma, anota el Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia.

"Es decir, además del ultraje, como en Bosnia, hay que anotar que la mayoría de los muertos en las guerras no se deben a las armas, sino a las condiciones que tienen que soportar las personas durante el desarrollo de estas irracionales confrontaciones.

"Cuando hablamos de conflictos internos, hablamos de hechos relacionados con movimientos de liberación nacional, hablamos del uso del ejército contra poblaciones civiles involucradas o base social de las guerrillas latinoamericanas, por ejemplo.

"Con la política anunciada por el presidente de Estados Unidos, buscando terroristas en 60 países del globo, retando a sus socios comerciales o políticos a estar con ellos o contra ellos ¿qué nos espera?

"En los últimos dos años, considerando que las cosas no han cambiado como en Colombia, y que crece la silenciosa pero permanente violencia a partir de la lucha contra el narcotráfico, murieron en conflicto poco más de 40 mil personas en América Latina, es decir, 550 diariamente. Eso habla del nivel de violencia política y social, sin considerar la inseguridad y el robo, sin hablar de criminalidad común."

Hoy, en 2011 tenemos el mapa, el número de conflictos, los muertos, las mujeres vejadas, la desgracia cotidiana, la única forma en que se entienden los patriarcas y los resultados que nadie para. Libia ha sido la más reciente parada en nombre de la democracia y la lucha contra el terrorismo, se han visto devastados pueblos y comunidades, caminos sembrados de balas y bombas, de incendios y desgracias. Parece que no hay esperanza.

saralovera@yahoo.com.mx