domingo, 31 de marzo de 2013

Mujeres y política: Soraya Jiménez


Mujeres y Política
Soraya Jiménez

Soledad JARQUÍN EDGAR
Esta semana la nota más importante está opacada por las vacaciones de Semana Santa, por los múltiples conflictos y enfrentamientos entre policías y maestros, entre policías y quienes se oponen al proyecto eólico del istmo de Tehuantepec, una vergüenza porque el empleo de la fuerza para reprimir no es sino resultado del fracaso de la verdadera política y de quienes están al frente de ella.
Fracaso total si analizamos que Oaxaca ocupa el lugar número cinco del país por la cantidad de plagios que se cometen o que han sido denunciados según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (El Imparcial/29/03/2013). Dato noticioso que nos permite mirar los hechos concretos en la realidad.
Me pregunto ¿qué habría pasado si el que hubiera muerto fuera un futbolista de esos que arrancan pasiones en los estadios aunque no den tantos resultados pero que la publicidad del duopolio televisivo los hace “verdaderas” estrellas de su espectro para fines netamente comerciales?
Bueno hasta la reacción del gabinete presidencial no fue tan pronta como se habría esperado.
La noticia de la semana fue sin duda la irreparable pérdida de la medallista olímpica Soraya Jiménez a consecuencia de un paro respiratorio, según los datos que se difundieron en los medios de comunicación, que insisto presentaron el hecho y tal vez dedicaron una primera plana en las secciones deportivas o aumentaron el número de minutos en sus transmisiones vía radio o televisión, pero no hubo más, lo que nos muestre una representación desequilibrada entre el peso de unos y de otras aún cuando ellas han marcado con sus actos el hacer cotidiano del resto de la población.
Soraya Jiménez, primera mexicana en obtener una medalla de oro en las Olimpiadas de Sídney 2000, vivió las consecuencias de “romper” espacios y hacer historia. La primera de ellas es la ocultación, en la medida de lo posible y comparada con los otros, y la segunda la difamación. En consecuencia su historia llena de gloria se vio opacada por el hecho concreto de haber nacido mujer a poco de terminar el siglo XX.
Soraya Jiménez qué murió este 28 de marzo, como dicen los cronistas deportivos, cubrió de gloria al deporte mexicano con resultados tan magros que terminaban siempre por romper las esperanzas de los televidentes que ansiosos esperaban un triunfo y los narradores o cronistas deportivos lo decían: “no lo esperábamos…”. No ¿pues cómo? Si estábamos hablando de una mujer que había decidido incursionar en una disciplina deportiva poco usual para las mujeres, que incluso le ganó antipatías y reclamos tan machistas como (que) “mejor me fuera a mi casa que me enseñaran a cocinar, tender camas y fue lo que me hizo aferrarme a esto y demostrar que no es solo para hombres sino para quien quiera hacerlo”, contaría en una entrevista televisiva hace años y que ahora gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación podemos ver (http://www.youtube.com/watch?v=DKXZa6a5DAo) y que nos queda como testimonio de sus batallas.
Cito a Juana Gallego Ayala, profesora de Periodismo en la Universidad de Barcelona, que afirma “los medios son, por tanto, sancionadores sociales de las cosas permitidas y de las prohibidas. Premian lo que consideran positivo y castigan las transgresiones a la norma”, así que Soraya Jiménez, como otras muchas mujeres decidió practicar la halterofilia una actividad “propia” de los hombres porque se trata de fuerza y llegó a conquistar campeonatos juveniles, mundiales, centroamericanos, panamericanos y por supuesto una medalla de oro en los juegos Olímpicos de Sidney, Australia, convirtiéndose así en la medallista olímpica número 11 desde París 1900 hasta Sidney 2000.
Soraya Jiménez y Rosario Espinoza en taekwondo (Beijing 2008) son las únicas mujeres que han obtenido la preciada medalla aurea, pero sus resultados valen eso ORO, considerando lo poco que se apoya al deporte femenino en este país debido, ni duda tengo de ellos, a los prejuicios. Pero no crea usted que los varones han conseguido grandes triunfos, desde París (1900) hasta Londres (2012) los deportistas apenas han obtenido 12 medallas de oro.
Fue su actuación lo que haría, entre otras cosas que algunos ojos se volvieran a mirar qué estaban haciendo las atletas mexicanas, con el consabido temor de lo que habría que pasar más adelante, sin embargo, las esperanzas de este país en el fondo nunca estuvieron puestas sobre estas transgresoras de “lo propio” y sus hazañas nacionales o internacionales en el deporte fueron, como en el caso de Soraya Jiménez, objeto de miradas severas y del escrutinio público, incluyendo toda clase de especulaciones sobre sus vidas privadas.
Especular  sobre la vida de las mujeres es una constante, Soraya Jiménez no fue la excepción. Toda atleta es pasada por el ojo visor por la “cantidad de hormonas masculinas que posee”, porque en la construcción cultural “lo propio” es que sólo los hombres pueden alcanzar esas hazañas y entonces pensamos en su “enorme valor varonil” como los historiadores calificaban en el siglo XIX  a las hoy heroína. Las mujeres hemos caminado trechos, pero no así los colectivos humanos que siguen creyendo fehacientemente en la minusvalía femenina.
Dos golpes públicos fueron asestados en la vida de Soraya, difamaciones que a la postre y sin duda alguna mermaron su salud física, esto de acuerdo a las explicaciones científicas que no descartan la relación entre enfermedad y el estado emocional de las personas.
El primero, en el que la acusaron de haber ingerido sustancias prohibidas para una atleta. De facto vino la condena mediática y lo que ella confesaría más tarde el retiro del apoyo de las instituciones públicas que no creyeron en su inocencia. Meses después, finalmente, el hecho fue aclarado, pero en el imaginario colectivo había quedado sembrada la idea falsa de su dopaje.
El segundo hecho difamatorio en su contra fue que presentó documentos falsos de la Universidad Nacional Autónoma de México con el objeto de participar el campeonato mundial universitario que se celebró en Izmir, Turquía. De nuevo la condena pública y al tiempo saldría la verdad, no fue la atleta sino la presidenta de la Federación Mexicana de Halterofilia, Martha Isela Elizondo quien de manera irresponsable había causado tanto daño.
Ambos golpes mermaron su salud que se convirtió desde 2008 en un largo camino de un hospital a otro que terminaron con su carrera deportiva y este jueves con su vida.
Para terminar cito de nuevo a la profesora Gallego que confirma la “regla” patriarcal sobre el trato que las mujeres reciben: “Sea cual sea la actuación de las mujeres, ésta casi nunca es juzgada por lo que hace sino por lo que es…los hombres juegan en campo propio cuando son representados en los medios de comunicación, mientras que las mujeres son observadas como el equipo visitante”. Esto claro está como resultado de lo que somos y que nos pone a pensar en lo mucho que los medios harían si cambiaran su actitud hacia las mujeres, todas las que de una u otra manera tienen un papel que ejecutar en el ámbito público.
Como sociedad y como medios, como instituciones y cómo gobierno mucho se le quedó a deber, como diría mi abuelita Lucha, a Soraya Jiménez. Lamentablemente la reacción será tardía habrá homenajes, calles, plazas y espacios deportivos con su nombre y que ella no verá. Espero que las niñas y jóvenes aprendan a mirarla no como un mito sino por sus logros deportivos y porque como diría el cronista cubrió de gloria el deporte mexicano y demostró mucho más que eso, además de abrir las puertas para las que van detrás de ella.

A Reserva: La universalidad de los derechos humanos


A Reserva
La universalidad de los derechos humanos…una visión sesgada

Bárbara García Chávez
En diferentes actos políticos de trascendencia mediática el gobierno de Oaxaca ha contado con una excepcional actuación de enlace con organismos internacionales, política encargada a Jaime Bolaños Cacho, desempeñándose formalmente en esa área o bien desde su nueva trinchera, sin embargo, no hay que restarle merito a su Comisionada para la Atención de los Derechos Humanos, Eréndira Cruzvillegas Fuentes, referida a Oaxaca desde el mismísimo gobierno ebrardista y de origen “ciudadano” que ha alcanzado privilegios de gestión por el ascenso de su dirigente Emilio Álvarez Icaza Longoria, hoy Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Por supuesto, que los avances políticos en materia de derechos humanos de su mentor, permiten a Cruzvillegas alcanzar acuerdos para el reconocimiento y legitimación de las  acciones del gobernador Gabino Cué Monteagudo en materia de derechos humanos por parte de funcionarios y funcionarias de instancias internacionales (ONU-OEA) y algunas organizaciones independientes que realzan y se explotan incontrolablemente desde la oficina de comunicación social del estado.
El tema de los derechos humanos y el “buen quehacer” del gobierno, vuelve a estar en las palestras políticas del Oaxaca, cuando los intrincados electorales se desarrollan con hartos percances y cuestionamientos ciudadanos.
El último reconocimiento promovido por el gobierno calderonista, al que representó la canciller –de entonces- Patricia Espinosa en octubre del año pasado, con el premio Más Naciones Unidas en México, entregado a Cué Monteagudo,  por su compromiso con el desarrollo humano del pueblo oaxaqueño y con la cooperación internacional y –dijeron- “por su rectitud y por su coraje, un sentimiento de renovación y cambio, de aire fresco combinado con la necesaria experiencia que da esperanza democrática de la mayoría de su pueblo”. Reconocimiento que precisamente coincidió con el agravamiento del problema en relación a los fondos para potenciar empresas europeas en el Istmo de Tehuantepec.
En días pasados la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio, ha llamado a la movilización permanente de sus pueblos al que se han sumado más de cien organizaciones sociales y civiles de México suscribiendo un comunicado en el que hacen un llamado al gobernador de Oaxaca a “evitar la utilización de la fuerza pública para reprimir la protesta social” y a no imponer “proyectos trasnacionales en aras de un desarrollo, sin que se beneficie en igualdad de derechos a los dueños originarios de los territorios indígenas”.
Se aúna a este problema la denuncia pública del asalto y represión por grupos parapoliciacos que imputan enviados por el gobierno estatal  a un grupo de jóvenes activistas que operan una radio comunitaria en Juchitán de Zaragoza, que opera también como centro comunitario y cultural, que ha servido en múltiples actividades como: orientación académica a niños, escenario de expresiones artísticas y punto de reunión de la comunidad hablante de zapoteco, lengua originaria de esa población.
Esta situación de emergencia se suma a la ingobernabilidad de varios municipios en diversas regiones del estado, a la falta de garantías que precautoriamente tendría que haber en la región Triqui y que a falta de acciones contundentes y eficaces, se ha reeditado el desplazamiento de cientos de mujeres niños y niñas fundamentalmente argumentando la falta de cumplimiento de los acuerdos pactados para el regreso a sus comunidades.
También está presente el constante reclamo de organizaciones civiles como el Frente de Organizaciones Contra el Terrorismo de Estado (FOCTEO) y Sobrevivientes y  Ex presos Políticos de Oaxaca por la Defensa de los Derechos (SEPDDH); el Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEP); el  Comité de Defensa  de   (CODEDI – XANICA); las Organizaciones Indias por los Derechos Humanos de Oaxaca (OIDHO), que no quitan el dedo del renglón, calificando a los aliados del gobierno como farsa de izquierda y señalan la demagogia de Gabino Cué, al no actuar con acciones contundentes frente a los crímenes cometidos por los gobiernos anteriores, persecución, apresamiento y asesinatos cometidos contra los pueblos indígenas, especialmente contra la comunidad loxicha durante el gobierno de Diódoro Carrasco y la violación sistemática a los derechos humanos por la política autoritaria de Ulises Ruiz.
Su impunidad sigue siendo una deuda con el pueblo oaxaqueño. Hasta la fecha no hay ningún funcionario procesado de la administración pasada por los crímenes políticos perpetrados contra los activistas sociales, lo que afirman hace cómplice al actual gobierno del cambio.
Por otro lado, no se puede dejar de lado la permanente inestabilidad que vive Oaxaca por la incertidumbre que causan los bloqueos y las movilizaciones del magisterio que además dejan a miles de niños y niñas sin clases, y complican la vida laboral de las madres de familia; sin contar con los sucesos violentos que protagoniza este sector en perjuicio de la ciudadanía.
En estas condiciones el gobernador Gabino Cué Monteagudo se reunió con representante de las Brigadas Internacionales de Paz -Peace Brigades International (PBI), por sus siglas en inglés- organización no gubernamental que protege los derechos humanos y a sus defensores, los cuales -otra vez- le reconocieron su activismo en este rubro, dejando –de nueva cuenta - los hechos separados de su papel de “defensor de derechos humanos”.
Además…
Este martes el gobernador Gabino Cué y la dirigencia de la Sección 22 convinieron en que la iniciativa de ley en materia educativa que presentará el gobernador Gabino Cué la próxima semana contendrá el Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO). Es decir, que el gobierno de Oaxaca planteará formalmente al legislativo local que no se implemente en Oaxaca, como excepcional, el derecho a la educación en los términos constitucionales de acuerdo a la última reforma, lo que generará sin duda un conflicto jurídico considerando que los derechos humanos establecidos en la Constitución federal son de plena y general jurisdicción en el territorio nacional.
No garantizar la protección de un derecho humano fundamental como es la educación, y excepcionalmente recurrir a la suspensión de esta garantía implicaría sin duda una declaración formal en los términos del artículo 29 de la propia Constitución. Entonces el PTEO como norma diferenciada ¿implica un estado de excepción? ¿Se suspende o no la garantía a la educación en los términos del artículo 3º, si el congreso local aprueba la implementación de una reforma distinta a la federal?
El Estado de excepción aquí y en China se determina bajo la premisa sine qua non de “crisis” que implica que la Constitución se ve confrontada a una situación no prevista. (El ejemplo más claro es la oposición de algún grupo “desestabilizador”). Aparece la diferencia entre situaciones de normalidad y anormalidad. Aquí en caso de crisis lo fáctico ha superado lo regulado y se impone la fuerza normativa de lo fáctico sobre la legalidad institucionalizada. La constitución responde a esas crisis incorporando un modelo alterno de organización del poder y allí aparecen los Estados de Excepción.
En principio el Estado de Excepción se puede ubicar dentro del concepto más amplio de dictadura. Desde el punto de vista político, la dictadura es una situación de hecho y de derecho que se opone al Estado de Derecho.
La doctrina distingue entre una legalidad ordinaria que regula los actos y hechos que se producen en situaciones de normalidad y una legalidad extraordinaria (estado de excepción), que regula los actos y hechos que se producen en situaciones excepcionales. En cualquiera de los dos casos, la permanencia del Estado de Derecho determina que los poderes públicos deben estar sometidos al principio de la legalidad.
La mayoría de juristas serios, consideran que los estados de excepción, en sentido estricto, "son regímenes jurídicos especiales originados en circunstancias extraordinarias de variada índole –natural, ecológica, sanitaria, económica, política-, que ponen en peligro la estabilidad de la instituciones, o la vida de la nación o de sus habitantes, cuya finalidad es procurar el restablecimiento de la normalidad".
El Estado de Excepción normalmente se invoca o se pretende instaurar por grupos de poder fáctico, muchas veces más poderoso que el propio poder de Estado, para desvirtuar las instituciones constitucionales y no para preservarlas, ya que además de su carácter desorbitado, se ha traducido en la restricción (cuando no en la violación sistemática) de la mayoría de los derechos fundamentales”.
Es importante también no perder de vista que el estado de excepción es una garantía de la constitución. Incorporar este modelo supone la negación temporal del orden constitucional previsto con una ventaja aparente que es mantener la eficacia formal de la constitución y facilitar la vuelta a la normalidad.
En fin, el caso es que en el futuro inmediato, Oaxaca estará otra vez en la vorágine política en la que habrá de resolver un asunto de índole nacional. Habrá que ver.
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