jueves, 11 de abril de 2013

Exigen pre candidatas que PRD cumpla la cuota de género



Exigen pre candidatas que PRD cumpla la cuota de género
·      Reconocimiento a la trayectoria y no a compromisos familiares, piden

Precandidatas a diputadas y primeras concejalas por el Partido de Revolución Democrática exigieron hoy que su partido político cumpla con los estatutos que reconocen la cuota de género, pero además que registre a quienes tienen una trayectoria en la vida política y se desechen los compromisos familiares.

En conferencia de prensa, Rogelia González Luis, quien busca una candidatura uninominal y plurinominal por el Distrito XXIII; Melina Hernández Sosa, precandidata por el Distrito III; Ibet Azcona Cabrera y Francisca García Marín, que buscan ser nominadas como candidatas a las presidencias municipales de San Pedro Comitancillo y Unión Hidalgo, respectivamente, pidieron se respeten los derechos políticos de las mujeres para acabar con el rezago histórico que existe en materia de participación política.

González Luis señaló que el PRD está obligado a cumplir con la cuota de género al momento de hacer el registro de sus aspirantes ante el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana, tal y como lo establecen las legislaciones locales y los acuerdos internacionales que buscan se alcance la paridad de género en la participación de las mujeres en los cargos de elección popular y de decisión.

Las cuotas de género, añadió, no son un regalo para las mujeres que aspiramos a competir en el proceso electoral, se trata de un derecho y es obligación del PRD cumplir con ese derecho de las mujeres militantes y aspirantes ciudadanas a través de candidaturas externas.

La también integrante de la Alianza Regional por los Derechos Políticos de las Mujeres dijo que en 30 años de militancia no ha podido pasar de una regiduría en su natal Juchitán de Zaragoza.

Por su parte, Melina Hernández Sosa quien aspira a ser la candidata por el Distrito III de Ixtlán, apuntó que el PRD debe tomar la decisión correcta de incluir en su registro a las militantes y candidatas externas, como es su caso, y no sólo cubrir compromisos familiares. Pugnó por el reconocimiento de la trayectoria y el currículo de las aspirantes antes que otra cosa. En mi caso –dijo- se cumpliría también la acción afirmativa de ser mujer indígena y joven.

Hernández Sosa, quien es parte de la Red Estatal por el Empoderamiento de las Mujeres Oaxaqueñas, aportó que en 2009 Oaxaca ocupaba el lugar 28 del país de acuerdo al Índice de Potenciación de Participación de Género que evalúa la participación política y el sitio que ocupan en la toma de decisiones las mujeres, “es tiempo de que eso cambie”.

Agregó que de acuerdo con el Instituto de Desarrollo Municipal en ese mismo año el porcentaje de mujeres presidentas municipales por partidos políticos era apenas del 4.6 por ciento y del 1.5 por el sistema normativo interno, con respecto a los varones; en tanto que en regidurías las mujeres ocupan el 15.7 por ciento en toda la entidad.

Estos datos apuntó la precandidata perredista por el distrito III, revelan el tamaño de la desventaja que tienen las mujeres frente a los hombres y confió en que el PRD reconocerá que este es tiempo de las mujeres.

En tanto, Ibet Azcona Cabrera, quien aspira a ser nominada como candidata a la presidencia municipal de San Pedro Comitancillo, reveló que de forma sistemática le han negado la posibilidad de participar en el proceso electoral, en específico se refirió a Cecilio Hernández, presidente del comité municipal del PRD.

Al igual que González Luis, Azcona Cabrera reveló que durante 26 años ha pretendido ocupar un lugar en la estructura gubernamental de Comitancillo sin que hasta ahora le haya sido reconocido. Explicó que en la actual precampaña los 11 contrincantes varones decidieron apoyar la candidatura de uno de los aspirantes, lo que la deja sin posibilidades pero aludió a la condición de género para que el PRD aplique ese criterio y se deje de lado la exclusión de las mujeres.

De igual forma la aspirante a la alcaldía de Unión Hidalgo, Francisca García Marín, apuntó que a lo largo de la historia de esa localidad los hombres que han gobernado no han logrado revertir la condición de desigualdad en que viven muchas familias, por lo que consideró que esta es una oportunidad para las mujeres y para ella que tiene 25 años esperando esa oportunidad.
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Urdimbre de memorias; Gabriela Bermúdez y María Sabina



Urdimbre de memorias

·      Homenaje a las abuelas curadoras, a las madres sabias que intervinieron ante la fuerza para que el espíritu de nosotros y del mundo prevalezca


Gabriela Bermúdez Santos
·      Gabriela fue descubrir la inmensidad de posibilidades de ser mujer y no sólo la “buena mujer”

Aline CASTELLANOS
Una siempre es un tejido inacabado. Yo soy un tejido inacabado. La urdimbre que me sostiene está hecha de las luchas de otras, las que estuvieron antes; las que están.
Ancestras que son espejos, maestras que son campanas. Las mujeres de mi tejido son tantas que si pienso en ellas en la mente aparece algo como la pantalla de cine con los créditos finales. Incontables nombres y rostros, historias que son raíz y savia cotidiana.
Palabra de mujer que me ha iluminado; lucha de mujer me ha abierto brecha; complicidad de mujer me ha sostenido.
Qué seria de mi sin las locas, las brujas, las putas, la sumisas, las tercas, las universales, las solidarias, las rientes. Porque ninguna se parece a la madre  Teresa de Calcula (tan perversa ella), sí a Remedios Varo que me regaló la maravilla de imaginar; a mi tía Rosario Castellanos –yo la adopté como parte de mi ascendencia-; a la Comandanta Ramona, a las madres de la Plaza de Mayo, a la Yourcenar, a Chavela, a mis amigas, las oaxaqueñas, la ayuuk y las tecas, las chilangas, la bolivarianas. Tan “palante compañera”, tan ciudadanas del mundo ellas; las que pisan la tierra y las que ya se fueron. Qué seria de mi sin la raíz negra que me regaló Mamá Ina, mi negra abuela; sin la dulzura de María, mi madre; sin la risa de Abya, mi hija.
Una está inundada de ellas; continúa –o pretende continuarlas-, una es afortunada heredera. Y ellas son las locas culpables de lo poco que una es. O, así, en primera persona, yo soy  un poco culpa de ellas.
Culpable es Virginia Woolf de que yo quisiera un cuarto propio y saliera a rentar un cuartucho de azotea en lugar de casarme e irme, como Dios manda, a vivir con mi marido.
De no querer casarme, de preguntarme si quería embarazarme, de pensar que soy gente –contra todo lo asegurado por siglos de sabiduría masculina-, de sentirme feminista, de pensar que mi cuerpo es mío, de creer que el cuerpo de cada mujer es de ellas, de pensar que yo soy yo, en gran parte es obra y gracia de ellas, las iluminadoras.
En la urdimbre personal ay un hilo que jala la madeja. Una especie de parteaguas personalísimo. Para mí fue Gabriela, la arrebatada.
La primera vez que la vi estaba sentada en la oficina de redacción del semanario La Hora. Un sombrero de palma bajo el cual había un par de ojos pequeños, sonrientes y preguntones y una sonrisa enorme que le ocupaba toda la cara. Toda ella sonreía. Yo iba a pedir trabajo, me habían dicho que hablara con la directora del periódico, una tal Gabriela Bermúdez. Yo esperaba a una señora “bien vestida” y adusta. A mis 17 años yo creía que una directora de lo que fuera, mínimo debía tener zapatillas y traje sastre. Era mi noción del buen vestir y de autoridad. Pero la chava ésa de huaraches –ella tenía 23 años- que me sonreía no tenía nada que ver con mi imaginario personal de “la directora del periódico”.
Me quedé en el periódico y Gabriela fue descubrir a Simone de Beauvoir  y a Gioconda Belli; las terracerías de las comunidades, las cantinas de Oaxaca; la inmensidad de posibilidades de ser mujer y no sólo la “buena mujer”. Descubrir –a fondo- la amistad y la complicidad insustituible entre las mujeres; la posibilidad del placer, de la noche, de lo negado por los siglos de los siglos para nosotras. Gabriela y las inacabables preguntas, la que metió dudas donde había anquilosadas certezas. Gaby es la mujer a la que especialmente quiero decir hoy gracias por las puertas que me ayudó a abrir.
Los hilos de mi urdimbre personal se tejen con la muchedumbre de mujeres que me habita, con las que he llorado, con las que he creído que otro mundo es posible para nosotras, con las que he dicho “basta”; basta de violencia, basta de controlarnos, basta de demonizarnos, de inferiorizarnos, basta de ser invisibles, basta de violentarnos, de desaparecernos, de asesinarnos. Ha sido tan difícil decretar “soy humana” en este mundo –patriarcal- que muchas mujeres han sido asesinadas por eso.
Ese caudal de mujeres que me habita, entró, estoy segura por las rendijas que Gabriela me ayudó a encontrar. Me faltaría hablar de tantas, de cada una, pero hoy quiero volver a la memoria a la Gabriela estruendosa, bailadora, solidaria. Ver una mujer libre me hace un poco libre a mi también.
Amiga, compañera, hermana, Gabriela arrebatada por la vida, tan a los 27 años. Qué regalo haber tenido una Gabriela para tejer con todas, reconocerme en otras, para caminar hombro con hombro, qué regalo para caminar un trecho de la vida.