lunes, 10 de marzo de 2014

Mujeres y Política Sentencia histórica


Mujeres y Política
Sentencia histórica

Soledad JARQUÍN EDGAR
Frente a toda esta vorágine de violaciones a los derechos humanos de las mujeres que son visibles mediáticamente en temas como la violencia y su desgarradora expresión en el feminicidio; en salud y la falta de atención adecuada, decente y humana al momento del parto, solo decir lo menos,  y en la participación política de las mujeres, resulta por demás grata y hasta alentadora la resolución de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que ordena la reposición de la elección en el municipio de San Bartolo Coyotepec, sentencia histórica que cambia el rumbo de Oaxaca.

Ni duda cabe, la tarea que se echó a cuestas Abigail Vasconcelos Castellanos para demostrar que hubo violación a los derechos políticos de las mujeres del municipio de San Bartolo Coyotepec -ubicado a 15 minutos del centro histórico de la capital oaxaqueña-, es ejemplar para el resto de las mujeres y lo mejor es que ha sentado un precedente que legitima a quienes en sus comunidades desean ser parte de sus gobiernos y que tienen que pasar por esa violencia machista, misógina, patriarcal, sexista y androcéntrica que muchas veces las anula y que en otras, como sucedió con Abigail Vasconcelos, las empodera.

La noticia se dio a conocer el pasado 5 de marzo. Algunas feministas corrieron con júbilo la voz en Oaxaca a través de las redes sociales y se publicó en los medios sin mayor aspaviento, a pesar del muy profundo significado de la resolución de la máxima sala, producto, reitero, de la lucha emprendida por Abigail Vasconcelos, quien ha sufrido de todo desde que se inconformó tras los resultados del 24 de noviembre, cuando 10 varones fueron electos, algunos de ellos policías en funciones lo cual prohíbe la constitución y, claro está, tras desechar, así desechar, la participación de las mujeres en la asamblea comunitaria.

La más reciente agresión sucedió este viernes 7 de marzo, cuando un grupo de mujeres, familiares del síndico municipal de nombre Máximo Martínez, y del regidor Federico Castellanos, y otros miembros del cabildo desconocido por la Sala Superior del TEPJF, así como de un abogado llamado Sergio Cantón, actuaron en masa para interrumpir una conferencia de prensa y posteriormente perseguir a Abigail por las calles de la ciudad de Oaxaca agrediéndola física y verbalmente.

El resultado es simple: por un lado Abigail Vasconcelos tiene elementos suficientes para demostrar que es objeto de persecución, que su vida corre peligro y que las autoridades están obligadas a protegerla. Lo mejor es hay evidencia para detener a sus agresoras y agresores ¿Será posible? Y, por otro lado, lamentablemente tenemos que decir, la misoginia de algunos medios aflora al distorsionar los hechos, al hacer como que no entienden por qué se pelean las mujeres (hay que investigar que ellas actúan azuzadas por sus familiares) y al utilizar frases sexistas como aquella que dice “que mujeres juntas ni difuntas” y cuyo único fin es desvirtuar la realidad.

Abigail Vasconcelos Castellanos sin duda ha puesto el dedo en la yaga y la resolución del TEPJF les ha metido sendos reveses al Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca y claro a la Sala local del Tribunal Electoral del Poder Judicial de Oaxaca, así como a la Sala regional de Xalapa, quienes tuvieron la desvergüenza de no actuar de manera adecuada y de omitir “olímpicamente” lo que después aseguró con toda certeza la Sala Superior, que preside el magistrado José Alejando Luna Ramos: la violación a los derechos políticos de las ciudadanas de San Bartolo Coyotepec y cómo esto sienta precedentes es una resolución que favorece los derechos de las mujeres y que imposibilitará para que esta triste historia se repita, aunque lo intenten.

Es cuestionable sin duda la actuación de quienes integran el consejo general cuyos nombres ya conocemos y quienes indebidamente actúan contrario a los avances de las mujeres; como también son indignantes las respuestas que dieron en Oaxaca  la magistrada Ana Mireya Santos López y los magistrados Luis Enrique Cordero Aguilar y Camerino Patricio Dolores Sierra. Así como los de la Sala Xalapa: Adín Antonio de León Gálvez, magistrados presidente; y los magistrados Octavio Ramos y Juan Manuel Sánchez Macías. Con este tipo de magistrados, que no son dioses ni diosas, sino servidores públicos ¿en quién podemos confiar las mujeres?

En esta tarea que insisto se echó a cuestas Abigail Vasconcelos no recibió apoyos concretos salvo de algunas cuantas personas. En el IMO, por ejemplo, la titular Anabel López la instó incluso a tomar carreteras y hacer presión en lugar de hacer lo que finalmente hizo Vasconcelos: caminar por el lado de la ley hasta agotar todas las instancias. Algunas profesionistas organizadas le dijeron que no valía la pena seguir adelante que era una lucha perdida, pero ella hizo caso de ese refrán popular que dice que “la peor lucha es la que se abandona”.

Pero el que sí se comprometió en esta lucha fue el abogado Ramsés Aldeco Reyes Retana quien llevó la parte jurídica y acompañó a Vasconcelos Castellanos para dar cause a esta injusticia que finalmente terminó bien.

¿En qué terminó? En la anulación de la elección de concejales y en la orden para que el IEEPCO realice las gestiones necesarias para la celebración de comicios extraordinarios en los que se permita que las mujeres puedan aspirar a todos los cargos de elección popular, proyecto de sentencia elaborado por el magistrado Flavio Galván Rivera, quien propuso revocar la resolución de la Sala Regional Xalapa, que había validado la elección y entrega de constancias de mayoría a los ganadores, lo anterior, debido a que dicho proceso comicial no atendió los principios de universalidad y equidad previstos en la constitución, así como en los tratados internacionales, además de que no garantizó el derecho de las mujeres a votar y ser votadas.

¿Qué dijeron los magistrados? Palabras más o menos: Galván Rivera se manifestó por la necesidad de proteger el principio de igualdad sustantivo entre el hombre y la mujer en todos los sistemas de elección y que no sólo se maquillen los procedimientos, como ocurrió en la segunda asamblea para simular que se atendió un precepto de la igualdad.

El magistrado Constancio Carrasco apuntó que el reto es conciliar los sistemas de usos y costumbres y hacer que sean compatibles con los derechos humanos, en específico de las mujeres.

Manuel González Oropeza afirmó que el derecho de igualdad antecede a los derechos de los pueblos indígenas, por lo que se debe garantizar la decisión de las mujeres en la vida comunitaria.
Pedro Esteban Penagos López dijo que las comunidades indígenas deben considerar a las mujeres en un plano de igualdad, además de garantizar sus derechos políticos. Y garantizar el artículo 2 de la Constitución.

Mientras la magistrada María del Carmen Alanis Figueroa destacó que la sentencia adoptada por el Tribunal es histórico ya que es la primera vez que ordena en forma tan directa a una comunidad indígena incorporar a mujeres como candidatas y añadió que deberán considerarse fundados los agravios esgrimidos por la Abigail Vasconcelos, en virtud de que no se observaron los principios constitucionales de universalidad y libertad del sufragio, así como de participación de las mujeres en condiciones de igualdad frente a los varones. Precisó que existen bases jurídicas de rango constitucional y convencional que obligan a garantizar que se incluyan mujeres y hombres en la conformación de órganos.

Salvador Nava, por su parte, expresó que la discriminación hacia las mujeres no puede tener lugar en el país, los usos y costumbres son venerables y ejemplares, pero todo el Estado mexicano está obligado a respetar los derechos humanos por lo que es necesario empatar la premisa de la equidad con los sistemas normativos indígenas.

El presidente magistrado, José Alejando Luna Ramos, expuso que todas las autoridades en diversos ámbitos están obligadas a garantizar el principio de la igualdad establecido en la constitución y a velar para que se haga efectivo. Exhortó a las autoridades de Oaxaca a garantizar que durante las elecciones se haga efectivo el derecho político de las mujeres a votar y ser votadas. Además, dijo, sentirse muy orgulloso de pertenecer a un cuerpo colegiado que protege de forma efectiva los derechos de las mujeres y de las poblaciones indígenas.

Tal vez fui exagerada en poner parte lo dicho, pero creo que vale la pena hacer el recuento de esta historia que se escribe con la V de la victoria para las mujeres, algo que no pasa siempre y que es emblemática en torno a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la ocasión 104 en que las mujeres del mundo reflexionan sobre su condición social, jurídica y política.

¡Agradecimiento!

Muchas gracias al gobierno de la ciudad, al Cabildo, por el reconocimiento del que me hicieron parte este viernes por mi trayectoria como periodista. Gracias de verdad por las muestras de afecto de mis compañeros y compañeras de gremio y qué decir de mi familia. Me honra que haya sido parte de este grupo de mujeres importantes y fundamentales en diversas actividades humanas como Clarita Matus Fuentes quien entregó toda una vida al cuidado de la salud y atención de las personas enfermas en Oaxaca. Además, de la muy destacada doctora Carmen Cordero Avendaño, la deportista Karina Escobar, la maestra y actriz Guadalupe Villa, la cantante María Ferrina, doña Margarita Toledo García, doña Mina Fernández Pichardo aliada siempre de las causas de todas las mujeres, de la doctora Ana Luisa Cuéllar, y mi querida y admirada amiga Bárbara García Chávez, entre otras mujeres muy destacadas. Eso siempre me hará sentir honrada y agradecida con la vida.

@jarquinedgar

Palabra de Antígona: Queremos el fin de la supremacía de los hombres


Palabra de Antígona
8 de marzo:
Queremos el fin de la supremacía de los hombres

Por Sara Lovera
El mensaje fue bien claro. Las senadoras enviaron a toda la república un mensaje cifrado al otorgar a la antropóloga feminista Marcela Lagarde y de los Ríos el reconocimiento Elvia Carrillo Puerto, en su primera emisión. Las mujeres que hacen cambios son feministas y socialistas. Han sido ellas, nosotras, las constructoras sí, de teoría, pero como Elvia, llamadas a organizar a los grandes contingentes de mujeres, hoy asunto tan disminuido.

Otro mensaje: es hora de hablar claramente de cómo estamos mujeres y hombres en la sociedad y actuar en consecuencia. Yo creo que es urgente que todos los gobiernos, todos los y las políticas, todas las instancias oficiales que se denominan para el adelanto de las mujeres, se hagan cargo: no hay futuro para este país mientras continúe la exclusión de las mujeres, la violencia contra las mujeres, la discriminación, la corrupción, la misoginia, el doble discurso y una cultura que mantiene la supremacía de los hombres en todos los espacios y todos los procesos.

Se trata de poner “en el más alto nivel”, como diría la senadora Diva Gastélum, dirigente de las mujeres del partido en el poder, los entramados que detienen el progreso y el desarrollo y reconocer que las mujeres están en todos los espacios y contribuyen con su trabajo y su vida al futuro del país. Sin hablar como se dice, de dientes para afuera.

Cuando miré la tribuna, esa de toda la República, donde estaban los señores del poder, incluso el representante del presidente Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, me pareció que el mensaje era y es: “dejemos de jugar” a la democracia y pongamos voluntad política, recursos económicos, hagamos de las leyes algo real, sustantivo, de práctica cotidiana, que será lo único que realmente valore a las mujeres. Casi podríamos señalar que necesitamos una revolución.

Marcela Lagarde definió con toda claridad el país que queremos las mujeres. Lo hizo con fuerza y firmeza, como lo que ella es: maestra, pedagoga, militante, convencida socialista y feminista. Sin ambages.

La copio. Nada puede agregarse. “Es la hora de decirlo, no sólo debemos cambiar las mujeres, requerimos que los hombres cambien sustancialmente, que cambie nuestra cultura con la eliminación de esta enajenante discriminación de género… La problemática de la desigualdad forma parte de los grandes problemas nacionales.

“¿Qué país necesitamos para saciar el hambre y erradicar la pobreza, para eliminar la mortalidad materna y el embarazo adolescente, el contagio del VIH, la alarmante extensión del papiloma ente las adolescentes y las jóvenes.

“¿Qué país para que adolescentes jóvenes y marginadas no sean insultadas y maltratadas al hacerlas parir en el baño o en el patio o afuera de la clínica que debería albergarlas o para que no se mueran más de una docena de criaturas al nacer en un solo hospital en un estado de nuestro país.

 “La respuesta…construir un país solidario; solidario con las mujeres…con las niñas, las adolescentes, las mujeres de mediana edad, de tercera edad, las viejas, las ancianas.

“Un país que pueda reconocer y valorar la condición humana de las mujeres, no es (pedir) mucho, un país en que su gente sea capaz de sentir empatía y movilizarse por la calidad de vida de las mujeres, en el que las instituciones de justicia hagan justicia…Fin a la impunidad, (agregó) tal como dijimos al tipificar el feminicidio y lo sostenemos.

“¿Qué país para que las periodistas y las defensoras de derechos humanos no sean acosadas, hostigadas, incluso asesinadas, víctimas de feminicidio en el ejercicio de su trabajo.

También es urgente para el país que se cumplan compromisos internacionales, toda vez que  un país democrático debía  cumplir las recomendaciones de la CEDAW, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de Amnistía Internacional, de otros organismos y, desde luego, de todas las redes civiles de mujeres y feministas que damos vida a la defensa de los derechos humanos de las mujeres en nuestra tierra.

“En el país que anhelamos, parece una perogrullada, pero la justicia debe ser justa, a tiempo, sin dilación, sin equivocaciones, sin omisiones, sin colusión, sin negligencia, sin corrupción.

“En la valoración, este país tendrá, como un principio, la valoración de la diversidad por parte de la sociedad y del Estado, que deben ser capaces de igualar a los diferentes y de lograr el respeto a la diversidad.

“Las mujeres indígenas y sus pueblos y comunidades deben ser reconocidos y respetados en su dignidad y derechos; en igualdad y con libertad, como deben serlo las mujeres lesbianas, las mujeres bisexuales, las mujeres transexuales y las mujeres transgénero y cualquier otra categoría de género que se nos antoje inventar, hasta las heterosexuales también; las mujeres enfermas, las mujeres con discapacidades varias, todas nosotras y nuestras familias que podamos vivir investidas de derechos y en convivencia democrática.

Pidió al Estado “dejar de ser parte del problema, para ser parte de las soluciones…queremos que prevalezcan en el Estado y se fortalezcan las tendencias democráticas y de bienestar social, al eliminar estructuras sexistas, clasistas, racistas, discriminatorias y violentas, para dar paso a una sociedad solidaria y a un Estado democratizado, un Estado reformado para el Siglo XXI, transparente.

“Queremos un Estado transparente, compuesto por instituciones efectivas, profesionales, honorables y confiables que superen la ilegalidad y haga prevalecer el estado de derecho en nuestro país.

 “Queremos una sociedad que por fin pueda vivir en paz y desplegar una cultura de paz…un país, un mundo global de cooperación solidaria, todo ello basado en ese desarrollo comprometido por lo sostenible con el planeta, pero por lo sustentable con la gente, con las personas que estamos en ese planeta.

“Una sociedad que pueda comprometerse con lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 que estipula en su parágrafo 28: Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta declaración se hagan plenamente efectivos. Es un derecho humano donde se creen… condiciones para la vida”.

El recinto del Senado de la República, símbolo de la unión, retumbó. Lagarde, con 36 años en la academia, que ha recorrido el país dando enseñanzas a las mujeres, que ha estado con las que recuperaron su espacio tras las dictaduras de Centro América, que va como heraldo a nutrirse con las mujeres de Europa. La constructora de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia, parecía pedir a cada senador y senadora, a cada invitada de la administración pública, de las organizaciones de mujeres, de la diplomacia, de manera sutil, argumentada, que ya dejen de hablar nada más. Porque como recordó el 7 de marzo en Yucatán, Lorena Cruz Sánchez, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, los gobernadores han recibido entre 2008 y 2014, 20 veces más recursos para parar la violencia. Yo pregunto ¿y qué hacen?

Puso sólo unos cuantos ejemplos de la estulticia. Evangelina Ascencio, indígena violada y asesinada por un puño de soldados, que según el ex presidente Felipe Calderón murió de gastritis y el caso ahora está en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; les dijo a las y los senadores que hay mujeres en México amenazadas por exigir sus derechos, por participar en política, por ser defensoras de mujeres víctimas de violencia. Habló de Yakiri que por defenderse fue a dar a la cárcel y ahora le están cobrando una multa de 420 mil pesos, porque no la exculparon sino que se usó la figura de exceso de defensa propia, porque no se reconoce su derecho a no ser violada.

A lo largo del discurso, en el recinto, que si hubiera buen periodismo sabríamos que se hizo el acto más importante del 8 de marzo, Lagarde reconoció que  hay cambios, “pero éstos siempre (son) parciales, siempre intermitentes y frágiles (para las) mujeres de franjas sociales populares. Indígenas, campesinas, obreras con salarios disminuidos.
Dio cátedra. Como lo hace siempre cuando explicó a los legisladoras y a las legisladoras que  la mayor parte de las mexicanas vive en pobreza, como quiera que se mida, con altos grados de marginación, explotación y violencia, e hizo notar que esas mujeres siguen siendo únicas  responsables del trabajo doméstico, sumado al trabajo público, casi siempre informal con la mitad del pago que se hace a los hombres, sin derechos sociales, con grandes cargas familiares de cuidado. Tal como lo hizo notar INEGI este año.

Apreció que no hay sin visos de que eso cambie, “a menos de que haya voluntad política por el empoderamiento de las mujeres”. Llamó a plantear el fin de la doble jornada de trabajo y la ampliación de lo público en el soporte de los cuidados. Es decir que se haga cargo el Estado y se dejen de repetir esas frases de que las mujeres son grandiosas porque son el soporte de las familias.

Consideró que los derechos sexuales y reproductivos deben ocupar un lugar central y sin restricción…“la libertad sexual también, el amor libre, desde luego, de pensamiento, libertad de creencias, libertad de afiliación política, libertad de participación; libertad de comunicación, libertad de tránsito en este país; libertad horaria para las mujeres que no podemos salir después de las ocho de la noche de nuestra casa.

Lagarde hizo gala de sus conocimientos, como diciendo a todas las mujeres que sin ellos no podemos ir a ninguna parte. Habló de la filósofa española María Zambrano, que situó la posibilidad humana sólo en ser persona; de Molina Enríquez que explicó los grandes problemas nacionales, para señalar que la exclusión y la violencia contra las mujeres es un problema nacional.

Y, por supuesto, habló de Elvia Carrillo Puerto, recordó que sus anhelos políticos y los de sus contemporáneas, allá en los años 20 del Socialismo del Sureste, en   movimientos feministas en los que participó la llamada Monja Roja, fue partidista, socialista, feminista, y pidió el acceso de las mujeres a la educación; a la educación sexual, al control de la natalidad, a la libertad sexual, al amor libre. Y esas mujeres pidieron   trabajo digno y participación política: “Nosotras también somos sufragistas, seguimos luchando por el derecho pleno al sufragio”.

Este no es un premio común, con la voz de la maestra Lagarde, en el Senado quedó bien claro. No se puede poner impunemente en la tercera línea del Plan Nacional de Desarrollo, el impulso a la comprensión de todos estos problemas, con una perspectiva de justicia a las mujeres y luego seguir pensando que las cosas pueden cambiar por decreto. Se trata como está en boga señalar de una igualdad sustantiva, real, en la vida cotidiana. No más demagogia concluyo yo.