sábado, 12 de abril de 2014

Diseñemos Políticas Públicas con perspectiva de género

Diseñemos Políticas Públicas con perspectiva de género

Laura BECERRA y Eugenia MATA*
Organizadas en Mejor: Manual para la Incidencia en Políticas Públicas con enfoque de Género, se integró con la participación e invaluables aportes de mujeres de Oaxaca que desde hace años trabajan para mejorar sus vidas y las de otras, que comparten el entorno comunitario y organizativo, que aspiran a tener una papel más sustantivo en las decisiones que les afectan, que están dispuestas a seguir adelante para sumar a hombres y mujeres a una nueva cultura, que modifique estereotipos, combata las actitudes pratiarcales y camine hacia la equidad entre los géneros.

En el Manual, las coordinadoras recordamos que en la promoción y defensa de los derechos humanos de las mujeres tenemos avances significativos, pero que aún hay pendientes por saldar. Persisten las brechas de género, entre mujeres y hombres; se sigue ejerciendo violencia hacia las mujeres, incluyendo el feminicidio; hasta la fecha tienen más oportunidades los hombres para obtener un empleo y un mayor ingreso; el nivel de analfabetismo en las mujeres es mucho más alto que el de los hombres; ellas siguen muriendo por cáncer cérvico – uterino, y con frecuencia paren en plena calle, porque los servicios de salud no las atienden.

En el ámbito político también se expresa la diferencia en las oportunidades para participar: sigue habiendo más hombres que mujeres en los cargos públicos y de representación popular: Gubernatura: 0; Congreso: 17; Presidencias Municipales: 17; Gabinete, primer nivel: 1; Partidos Políticos: 

1.Es evidente que las demandas de las mujeres, no constituyen hoy una prioridad que se refleje en los presupuestos, en las políticas o programas de gobierno. Por ello –reiteramos- que es muy importante que las mujeres se decidan –de manera articulada y planeada- a incidir en las políticas públicas, particularmente en razón de sus necesidades básicas y estratégicas; que sean escuchadas por las y los tomadores de decisión en todos los ámbitos y niveles de gobierno: federal, estatal y municipal.

En tal sentido, nuestra asociación, Iniciativas para el Desarrollo de la Mujer Oaxaqueña (IDEMO) ha trabajado en los últimos años con organizaciones de mujeres indígenas y afromexicanas en el estado de Oaxaca, con el propósito de desarrollar y fortalecer sus capacidades de propuesta y de incidencia. Nos interesa que más mujeres conozcan y reflexionen sobre lo que significa la incidencia política; cuenten con las herramientas-técnicas suficientes que les ayuden a incorporar sus necesidades básicas e intereses estratégicos en propuestas de política pública,pero sobre todo que sean incorporadas por los gobiernos, a través de proceso de interlocución.

Bajo esa lógica fue que integramos conjuntamente con organizaciones de mujeres y mixtas el Manual Organizadas es mejor, para contribuir a ese reto de las mujeres. Nos nutrimos de otras experiencias de organismos civiles y de expertas/os que a través de sus construcciones conceptuales y didácticas, nos han ayudado a comprender el valor que tiene convencer a las y los tomadores de decisión, de que si gobiernan con la participación ciudadana, las políticas tienen mayor alcance y oportunidad de beneficiar a la población. Estamos convencidas de que las mujeres tenemos mucho por aportar a la sociedad, pero la estructura y cultura en la que vivimos nos limita en nuestro desarrollo e impide el ejercicio de nuestros derechos. Por tanto el valor agregado del presente Manual es la construcción colectiva, así como el proceso de validación al que fue sometido el conjunto de sus apartados, para asegurarnos de que sea accesible para las mujeres y hombres que lo recibirán, que cumpla con las características de una herramienta para la reflexión en grupo y el diseño de propuestas con enfoque de género.

Para cumplir con ese propósito se ofrecen los conceptos básicos que ayudan a tener una visión común y manejar con claridad qué significa la política en su sentido más amplio y qué implican las políticas públicas en el ámbito de las acciones de gobierno. Sobre todo que las políticas públicas no son exclusivas de los gobiernos, que se deben diseñar y evaluar con la participación social. Hablamos de una nueva perspectiva de la relación con los órdenes y ámbitos de gobierno.

Se presenta la estructura y composición del gobierno del estado de Oaxaca, a través de un mapa de los distintos órdenes de gobierno y sus atribuciones, que ayuda a identificar las instancias (el actor político clave o blanco) con las que toca hacer las gestiones para promover una política pública.

Podemos hacer propuestas oportunas, consistentes y relevantes, que beneficien a toda la población, pero que no necesariamente mejorarán la condición y posición de las mujeres, si dejan de lado los factores que favorecen un enfoque de género. Tanto en los programas de las instancias públicas de gobierno, como en las estrategias de las organizaciones sociales, que impulsan iniciativas o proyectos dirigidos a mujeres; tomar en cuenta algunos cuestionamientos puede ayudar a la transversalidad. Por eso en el Manual se ofrece información, orientaciones y herramientas para el diseño de políticas con perspectiva de género, se proponen una serie de preguntas e indicadores clave, que nos ayudan a descubrir o valorar –a lo largo del ciclo de la política pública- si en el diseño, operación y seguimiento, está clara la perspectiva de género.

IDEMO reconoce y agradece a las mujeres y hombres de diversos lugares y espacios organizativos que validaron el Manual, con importantes propuestas de reformulación o inclusión de nuevos elementos. Sabemos que incidir en política pública desde los espacios sociales no es fácil para el común de las y los ciudadanos; pero quienes mantenemos la convicción de un verdadero cambio en nuestra sociedad, para que exista igualdad entre hombres y mujeres, seguiremos trabajando –de manera organizada y responsable- para lograrlo.
*Coordinadoras del Manual

Sembrar banderas y tal vez algo más

Mujeres de Tamazulapan Mixtes. Foto: Marcela RODRÍGUEZ


Sembrar banderas y tal vez algo más

Daniela RAMÍREZ CAMACHO
Muchas mujeres trabajamos en el ámbito de la justicia, familiarizadas con leyes y normas, los estándares más altos en derechos humanos, y desde ahí buscamos ampliar los derechos reconocidos a las mujeres y su efectiva garantía.
Hay quienes de principio desconfían del sistema de justicia; desde el feminismo se ha criticado no sólo que la mayoría de sus operadores son hombres, y que los problemas de las mujeres no suelen ser vistos ni intervenidos, sino que el sistema de justicia en su integridad está sesgado con una visión que corresponde principalmente a hombres, heterosexuales, blancos o que aspiran a cierta blanquitud, y que son de una clase social privilegiada.
A sabiendas de esto, muchas nos debatimos entre el construir por un lado nuevas formas de relacionarnos entre personas más equitativas y justas, y por otro,  presionar para modificar y hacer valer leyes, y modificar las conductas y actitudes machistas que permean a las y los operadores de justicia, y de las estructuras de gobierno en general. 
Por eso continuamos testarudamente señalando que las mujeres continúan viviendo actos de injusticia y enfatizando que estos actos son ilegales. Como diría la feminista colombiana Julieta Lamaitre Ripoll: “decir que es ilegal hacerle eso a otra persona, hacerle eso a las mujeres, es como sembrar banderas en el territorio enemigo”, y por qué no tal vez son banderas y algo más, los cimientos de un cambio de consciencia en la sociedad.
Comenzamos este 2014 con una triste lista de mujeres mal atendidas en los servicios públicos en Oaxaca, a quienes era negada la atención en la hora del parto y terminaban pariendo en los patios, banquetas y baños de los centros de salud. Otras historias se centran en actos de negligencia médica que tienen dramáticos desenlaces como mujeres discapacitadas o fallecidas.
Estas historias efectivamente son la punta de un iceberg, pues no conocemos la totalidad de casos semejantes de negación de servicios de salud, ni de mujeres que mueren en las etapas de embarazo, parto o pos parto por causas relacionadas por su embarazo o su manejo (mortalidad materna) pues persisten hasta la fecha dificultades para su monitoreo y registro.
Tampoco conocemos la totalidad de casos de mujeres que durante estas etapas enfrentan complicaciones con secuelas para su salud, a veces permanentes (morbilidad materna). Sí sabemos que por cada mujer que muere por complicaciones en embarazo, parto o posparto, aproximadamente otras 30 sufren de infecciones, lesiones o discapacidades. (Relator Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, Informe sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, 13 de septiembre de 2006. Parr. 7-10. Disponible en: http://www.unfpa.org/derechos/documents/informe_mortalidad_000.pdf)
Y también sabemos que en 2011, el registro de mortalidad materna en Oaxaca arrojó una cifra de 75.8 muertes maternas por cada 100 mil nacimientos vivos. (Observatorio de la Mortalidad Materna en México, Indicadores 2011. Objetivos de Desarrollo del Milenio. Avances México. Disponible en: http://www.omm.org.mx/images/stories/Documentos%20grandes/Indicadores%202011%20%2829%20de%20julio%29.pdf). Las cifras son alarmantes.
Frente a este escenario, decimos que la violencia ejercida en contra de las mujeres por el sistema de salud es injusta y es ilegal. La negación de acceso a los servicios públicos, ya sea por la actuación y decisión del personal o por las condiciones geográficas o económicas que limitan a las mujeres acceder a los servicios públicos constituye una violación a su derecho a la salud, a no ser discriminadas y a vivir una vida libre de violencia.
La mala praxis médica o cualquier acto que constituya violencia obstétrica, es decir el maltrato, la humillación, el no dar información completa hacia las mujeres, realizarles tratamientos o intervenciones innecesarias, y no respetar los tiempos y posibilidades de un parto biológico constituyen violaciones a los derechos de las mujeres.  
No decimos esto sin sustento. A pesar de que el Congreso Oaxaqueño congeló la iniciativa de tipificar como delito en el Código de Procedimientos Penales de la entidad, existe un amplio marco jurídico internacional que da sustento a la protección de las mujeres contra la violencia relacionada con su salud en general, y su salud reproductiva en específico.
La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer en su artículo primero señala que se entiende como violencia contra la mujer: “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”. Dicha Convención impone a los Estados obligaciones positivas para erradicar todas las manifestaciones de violencia contra las mujeres, y establece que se debe prestar especial atención cuando la mujer que es objeto de violencia se encuentra embarazada.
No hay duda, estas historias son historias de violencia.
Al haber mujeres que sobrevivieron la violencia ejercida por el sistema de salud, y aquellas cuya vida fue arrebatada, las autoridades gubernamentales están obligadas a responder con actos de justicia y reparación, que involucren acciones dirigidas a la no repetición. Pese a las dificultades del proceso, el machismo y racismo que persiste en el aparato estatal, seguiremos insistiendo. Quizás logremos no sólo sembrar banderas, sino también nuevas consciencias y nuevas realidades más justas y dignas para todas y todos.   



Foto: M