lunes, 26 de mayo de 2014

Palabra de Antígona Por la Salud de las Mujeres

Palabra de Antígona
Por la Salud de las Mujeres

Por Sara Lovera 
El 28 de mayo fue proclamado como el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Seguramente habrá algunas manifestaciones oficiales esta semana que comienza, promesas y muchas estadísticas.  Hay que afirmar de entrada que la salud para millones de mexicanas es todavía un derecho por conquistar.
Un porcentaje elevadísimo sufre graves problemas de salud. Hay carencias alimenticias, falta de información preventiva y una pobreza insultante. De acuerdo a datos oficiales publicados por INEGI, el 13.8 por ciento de las mujeres con 20 años y más padece de cáncer de mama y 10.4 tiene cáncer cérvico uterino, las dos primeras causas de muerte femenina; se considera como un problema de salud pública la muerte por aborto y las enfermedades asociadas a una interrupción del embarazo en clínica clandestinas y todavía el 8.6 por ciento de la razón de muerte materna es por aborto.
Si los cánceres femeninos sigue siendo la causa más tremenda de la muerte de mujeres productivas, la diabetes se las lleva en plenitud y se ubica en la tercera causa de muerte en mujeres y el EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva es la cuarta; la quinta la hipertensión arterial detonada por la obesidad, el sedentarismo y la alimentación desproporcionada. Actualmente, 8.3 mujeres mayores de 40 años sufren de hipertensión arterial y en un solo año fallecieron 8 mil 898 mujeres por esta enfermedad.
La sexta causa de muerte entre las mexicanas, inopinada para las mujeres mayores de 50 años, la enfermedad más común es la cardiopatía isquémica, producida cuando no hay un correcto flujo sanguíneo por las arterias lo que genera un infarto. Este padecimiento cobra la vida de una de cada tres mujeres mexicanas.
El panorama es preocupante, por decir lo menos. Mientras la Iglesia Católica ha revivido la antigua polémica contra la libre interrupción del embarazo a propósito de la iniciativa que se discutirá en la segunda mitad de junio en el Congreso de Guerrero, pretendiendo todavía engañarnos con sus artimañas. Y no sólo eso, sino que en un país laico amenaza con declarar la ex comunión a quien ello promueve, empezando por el gobernador Ángel Aguirre y a los hombres o mujeres lo apoyan.
La semana pasada se supo que en Nuevo León, el diputado Francisco Treviño Cabello, del Partido Acción Nacional, presentó una iniciativa para garantizar la vida del feto, como lo han hecho ya 18 estados de la República, cosa que se califica como una violación flagrante a los derechos humanos de las mujeres, reconocidos en nuestra Carta Magna.
Ante esta   curas de todos los niveles ya empiezan a surgir las protestas dese el movimiento de mujeres y algunas funcionarias de los partidos políticos. Beatriz Cosío Nava, una militante por los derechos de las mujeres desde el Partido de la Revolución Democrática, llamó a los diputados de ese partido en Nuevo León, para que no vayan a votar con priistas y panistas que ya decidieron aprobar dicha iniciativa.
Lo cierto es que el Programa para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres, llamado Proigualdad dice claramente algunas cosas, que extraigo del documento: que sólo 58 mujeres de cada 100 hombres tiene acceso a los servicios directos de salud; que el 42.3 por ciento de las mujeres hablantes de lengua indígena no tienen acceso a ningún servicio de salud.
Ese mismo documento reconoce que el aborto representa la quinta causa de mortalidad materna y que el 8.6 por ciento de los embarazos ocurridos entre 2004 y 2009 terminaron en un aborto. Pero hay más porque el 46.2 por ciento de los nacimientos en mujeres productivas de 20 a 49 años terminan en cesáreas, es decir en un porcentaje mucho más alto que las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, cesarías que se incrementaron en los últimos 12 años hasta en un 50.3 por ciento. Y que a fecundidad adolescente va en aumento.
Y eso por qué el Proigualdad, que es un documento sobre el que se están haciendo o se harán las políticas oficiales de género, agrega que sólo el 20.9 por ciento de las unidades de primer nivel de atención tienen servicio de anticonceptivos para las y los adolescentes y que apenas el 50 por ciento de esas unidades cuentan con personal para la promoción de la planificación familiar.
En otras palabras que durante el panismo promovió el desabasto de los métodos anticonceptivos, o sea que los curas y el panismo que está contra el derecho de las mujeres generó un desastre, porque el documento dices que este es un problema generalizado en el sistema de salud y ello, como es el caso de Guerrero, es mucho más restringido para las mujeres indígenas.
La prevención del cáncer de mama y cérvico-uterino es elemental, sin embargo sólo un 15 por ciento de las mujeres de 40 a 49 años y 26 por ciento de las de 50 a 69 acuden a realizarse una mastografía. Mientras que menos de la mitad, 48.5 por ciento de entre 25 a 64 años se hace la prueba de Papanicolaou. Otro desastre y un verdadero retroceso. ¿De qué habla la Iglesia Católica? ¿De la vida?
Respecto a la hipertensión arterial, con una prevalencia que se ha mantenido sin cambios entre 2006 y 2012, ésta afecta a una de cada tres mujeres.  No se sabe hoy, si la Secretaría de Salud está haciendo algo al respecto. Me temo que no, ni de esto ni de las seis gravísimas causas de muerte de las mexicanas, y como cientos de integrantes del funcionariado gubernamental, se suman por omisión o activamente a la ideología de los jerarcas de la iglesia.
Pero se reconoce que hay problemas de depresión y de salud mental que afectan de manera diferencial a hombres y mujeres: las mujeres sufren más depresiones que los varones (14.4 versus 8.9 por ciento). Los estudios dicen que tres de cada cuatro mujeres en México dicen estar estresadas todo el tiempo.
La carta que se enviará al Congreso de Nuevo León, frente a ese diputado que lanzó la iniciativa y parece estar de acuerdo al menos con la bancada priista, es dura: “La sola presentación de esta iniciativa, que el citado diputado panista pretende que todas y todos ustedes aprueben a la brevedad, nos remite a una grave regresión a épocas en las que la cúpula clerical decidía y manipulaba, como poder fáctico sin escrúpulos, el quehacer legislativo y el rumbo político de la nación, por encima del interés ciudadano, en un ambiente donde predominaba la ignorancia y carecía de promoción la verdad científica “.

El texto de la protesta que empezó a circular el sábado pasado señala que  la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos define ya el carácter laico de nuestra República y  obliga a los gobiernos el cumplimiento de los compromisos internacionales  en materia de derechos humanos, como el llamado Consenso de Montevideo, aprobado el 15 de agosto de 2013 por representantes oficiales de 38 países miembros y asociados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, para decretar leyes, normativas, estrategias y políticas públicas con el objeto de eliminar las causas prevenibles de morbilidad y mortalidad materna, así como medidas para prevenir y evitar el aborto inseguro. 
Llama así a diputadas y diputados que integran el H. Congreso del Estado de Nuevo León, de las diversas bancadas partidistas, para que respeten el marco del Estado Laico que rige en México y está garantizado en el Artículo 40 de nuestra Carta Magna y, en consecuencia rechacen la iniciativa.
Habría que recordar, como dice la maestra Beatriz Cossío, que  la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) durante la discusión sobre la Constitucionalidad de la interrupción legal del embarazo señaló: "que si bien el legislador debe de proteger la vida en gestación no puede afectar desproporcionadamente los derechos de la mujer". Y que: "no es constitucionalmente admisible que el legislador con la finalidad de proteger la vida en gestación, sacrifique en forma absoluta los derechos fundamentales de la mujer embarazada considerándola entonces como un mero instrumento de la vida en gestación".
La Interrupción Legal del Embarazo en el Distrito Federal, de acuerdo a las estadísticas del gobierno, en aproximadamente 120 mil procedimientos realizados desde 2007 a la fecha casi el 70 por ciento se ha realizado con medicación. Ni una sola mujer ha muerto y lo que ha sucedido es que se han salvado muchas vidas. Habrá que esperar. Lo inaudito es que se haya reabierto la vieja polémica sobre el derecho a la verdadera vida, la de millones de mujeres.


Mujeres y Política Violencia institucional

Mujeres y Política
Violencia institucional

Soledad JARQUÍN EDGAR
Hay muchas y terribles historias detrás de la violencia contra las mujeres. Hay muchos esfuerzos institucionales impulsados por las feministas para contrarrestar este problema directamente relacionado con la falsa supremacía de los hombres y hay muchas iniciativas y dinero invertido sin mayores consecuencias. Las cifras son demoledoras.
Esta semana, en Oaxaca, llegamos al feminicidio 290 desde que inició el gobierno de Gabino Cué y hemos rebasado con mucho todas las expectativas de retroceder en estas cifras negras y en avanzar en la consecución de una vida libre de violencia para las mujeres.
Las comparaciones con los anteriores gobiernos dejan en estado de indefensión hasta el eslogan sexista que utiliza: “Oaxaca de todos, un Gobierno para todos”, nada más trágico que esto que hoy sucede con Gabino Cué. Oaxaca, insistimos, es un lugar peligroso, altamente peligroso para las mujeres, para vivir una vida libre de violencia de género y con los derechos humanos respectivos.
Las mujeres, las feministas, de manera colectiva o en el pequeño grupo, en el colectivo de breve espacio y largo alcance hasta las instituciones internacionales han discutido una y mil veces cuál es el meollo del asunto; las académicas han hecho investigaciones tenaces y las activistas han puesto el dedo en la vieja herida de las mujeres: la violencia y hay una conclusión más o menos general que no favorece a las mujeres, la hegemonía patriarcal sustentada en el machismo, el sexismo y la misoginia.
Y, por otro lado, otra que va de su mano porque es producto de la primera, son los hijos –varones todos- predilectos del patriarcado: los poderes económico, político, social y hasta histórico. El poder político del que se esperan cambios, transformaciones que hagan más humana esta sociedad, el poder político del pequeño pueblo hasta la gran ciudad, el poder político de un hombre generalmente sobre una ciudadanía mayoritariamente de mujeres. Un poder político que debería sustentarse en la clave fundamental, trillada, pero vigente: la voluntad política del gobernante.
Eso es más o menos, de manera somera, rápida y sin mayor ciencia –que yo cito por encima, pero con mucha conciencia- la conclusión a la que han llegado invariablemente las feministas de todos los feminismos, como el otro gran y grave meollo que no ha sido posible conquistar del todo, a veces solo en pequeñas porciones, en otras ocasiones migajas y cuando parece que vendrá todo, que por fin algo se mueve, nuevamente las promesas políticas o del político en turno se vuelven actos circunstanciales, sin profundidad, con un rumbo totalmente populista que no hace una real conciencia del significado que tiene la violencia en la vida de una, de cientos, de miles y de millones de mujeres, huellas no siempre indelebles que se quedan en la piel, en la incapacidad física o emocional, en el miedo, en el terror permanente de las sobrevivientes de la violencia y en la honda e irreparable pérdida de las víctimas del feminicidio.
Las oaxaqueñas sin duda alguna vivimos una trágica circunstancia: la falta de voluntad política, una voluntad política que transforme y que se traduzca en la reducción drástica de las estadísticas, en la vida de esas miles de mujeres y en la vida de estas casi 300 familias que hoy siguen huérfanas de sus hijas, hermanas o madres, y una sociedad que también está desamparada por la ausencia de esas mujeres que construyen, producen, crean, instruyen, educan, proveen en lo material e inmaterial, todas insustituibles.
Es esa falta de voluntad política con las ciudadanas, que se contagia o que se aprende, la que preocupa. Esta semana una llamada anónima, incluyendo a la que escribe, alertó todos los sentidos. En el Centro de Atención a Víctimas de Violencia Intrafamiliar, que se administra desde el Instituto Municipal de la Mujer del gobierno de la capital oaxaqueña, se registra lo inverosímil decía la denuncia en el sentido de que además de racionar los alimentos a las mujeres y sus hijo e hijas, se les condiciona su “estancia” y se le amenaza con que pronto, muy pronto tendrán que salir.
De esto ya les habíamos advertido. No tengo la menor idea de qué es lo que pretenda hacer el municipio de Oaxaca de Juárez, que encabeza el priista Javier Villacaña Jiménez, con el CAVI, lo cierto es que parece ser el talón de Aquiles de la preferida del otro co-gobernante de la ciudad de capital, me refiero al diputado federal y líder de tianguistas Hugo Jarquín, me refiero a la directora de la instancia de género del gobierno municipal, Eva Patricia Bravo Espinosa.
Fue por ahí donde la funcionaria hizo todo lo posible para que quedara fuera una mujer que con el timpo se había especializado en la materia, Nora García Cancino, finalmente logró su cometido y en su lugar fue nombrada María del Carmen González Tellache, quien fue presentada por el propio munícipe como “la hija de un magistrado”, así o más burdo, la funcionaria es por los otros, en este caso su padre y no por sus propios méritos.
Las denunciantes explicaron a esta reportera que desde hace poco más de un mes los alimentos son pichi cateados, incluyendo las tortillas y que si antes se compraba una despensa cada determinado tiempo, hoy cada día se tiene que ir por la ración del día hasta el otro lado de la ciudad donde se encuentran las oficinas de ese entelequia en que han convertido al Imnujeres-Oaxaca.
Este refugio, creado en aquellos buenos años de Gabino Cué como presidente municipal, a solicitud, claro, de las muchas exigencia de contar con un lugar donde las mujeres víctimas de violencia pudieran ser resguardadas, cuidadas, protegidas, curadas –incluso-, donde pudieran recibir atención psicológica, asesoría legal si fuera necesaria, pero sobre todo alejadas de las manos golpeadoras de sus agresores.
Es en este lugar donde las historias que escuché como reportera y  que no escribí porque no podía hacerlo, salvo en contadas excepciones y sin referencias verdaderas, fueron desgarradoras, casi tan terribles como las que hoy nos escandalizan y sobrecogen el corazón y que suceden en países del lejano oriente o del islam, donde ellas son lapidas, pues aquí hay casos de mutilación, violación, golpizas interminables, secuestros, trata de personas, mujeres y sus hijas e hijos que han sido víctimas de la violencia machista no sólo por una noche, sino por meses, por años, incluso.
Por eso resulta increíble que ese espacio, ese refugio para las mujeres en el estricto sentido de la palabra, sea el de la otra violencia, la violencia institucional, en aras de no sabemos qué cosa. Tal vez pretendan utilizar el refugio para otra cosa, tal vez pretendan darle un giro, pero racionar los alimentos, dejarlas por más de un mes sin terapia ocupacional y advertirles que tendrán que abandonar el lugar en breve resulta francamente inhumano y cruel, misoginia pura ejercida por políticos sin conciencia de género lo que incluye a la titular del Inmujer y había que decirlo a la nueva directora que todo parece está atrapada en una nueva red de complicidades.
Se hizo lo correcto, será la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca la que haga las investigaciones correspondientes, ya iniciaron desde el pasado miércoles las entrevistas con las usuarias, seguirán las trabajadoras y dará sus conclusiones en breve. Si las cosas no son como decía la denuncia pública qué bueno, pero sí resulta lo contrario el gobierno de la capital oaxaqueña recibirá una recomendación por violación a los derechos humanos, pero conste que las organizaciones de la sociedad civil preocupadas por los derechos de las mujeres se lo advirtieron a Villacaña, quien no tuvo el valor suficiente para poner orden en tan importante espacio.
@jarquinedgar