miércoles, 11 de junio de 2014

La Portada de Las Caracolas 477


Sara Lovera ¿Yo feminista? Feminismo y periodismo, la experiencia de su vida


Sara Lovera ¿Yo feminista?
Feminismo y periodismo, la experiencia de su vida
·      Su abuela y su madre cincelaron su carácter, su independencia y sus sueños
·      En la escuela de la vida su maestra fue la sufragista Adelina Zendejas
-Primera parte-

Soledad JARQUÍN EDGAR
Sara Lovera López es periodista, nació en la ciudad de México, un 30 de septiembre de 1949. Una mujer de dos siglos, cuya existencia se prolonga en el aprendizaje de su abuela paterna Sara Cedillo y de su madre Rosario López. Su larga experiencia feminista está ligada al periodismo. En una la hicieron y en otra se formó en la escuela. En ambas se nutrió “entre la realidad y el cuento, entre la vida cotidiana y la narración de historias”.
Ambas mujeres le dejaron puntuales lecciones de vida, para lo que ha sido, sin vueltas de hoja ni medias tintas.  Su abuela fue la primera en enseñarle a ser persona, una mujer trabajadora e industriosa que le daba gran valor a su trabajo y a su vida. “Era una madre soltera que construyó su espacio mental, económico y físico. Comerciante, libre, luchona, ilusionada con sus planes, poco maternal y gran maestra” que un día le explicó que lo que no hiciera por ella misma nadie lo haría. Que debía tener su propio dinero y tejer su futuro. ¿Mis derechos? Tenía que saberlos, ganarlos y ejercerlos.
En esa primera infancia se construyó con enseñanzas claras y directas, tan simples como subirse una silla y limpiar las copas de baccarat, antiguas, francesas, de colores ocres y rosados, a las que había que limpiar lentamente. Le enseñó a coser a máquina pero también “a mirar por la ventana  el mundo, me enseñó a cuestionar y reconocer, no a obedecer”. A la distancia parece simple, dice, pero en eso consisten los valores humanos.
Más tarde  le habló de los hombres y le dijo que eran  una compañía para estar alegres, pero que en general, “vienen de otra clase”, le advirtió, al tiempo de explicarle que había que tratar de entenderlos o simplemente no esperar nada de ellos, repitió una y otra vez a la pequeña Sara, sin saber que sus palabras cincelaban el futuro de su nieta, a quien insistió en la importancia de hablar inglés, de forrar los libros y leerlos.
“Esa fue doña Sara Cedillo, mazahua, erguida y ancha de caderas. Muy seria, pero destilaba satisfacción. Podía estar muchas horas acomodando el arroz y el frijol, la maicena y las cervezas por si había escasez. Siempre pensaba que podía venir una revolución, como la que ella vivió. Se reía diciendo que para salvarse de la leva los hombres de su familia se vestían de mujer, como la única forma de no ir al ejército, ella misma escondió a mi abuelo para que no se lo llevaran: Lo íbamos a necesitar para el trabajo”.
Supongo que doña Sara me hizo una mujer confiada en mis propias fuerzas, eso hoy le llaman empoderamiento y autoestima. Su madre, era igualita, por eso “mi padre se casó con ella”.
Unos días antes de morir, doña Charito, paseada, emprendedora, autosuficiente, se había indignado cuando leyó que la esposa del General Calles había tenido 13 hijos, a pesar de estar enferma de asma, tuvo tantos hijos que el último la llevó a la tumba. Luego comentó: “¿ya leíste? el hombre se casó inmediatamente, ¡qué barbaridad¡ todos son iguales”. Charito tenía 95 años, cuando murió, y era una conversadora inigualable. Ella me relató puntualmente la vida de sus tías, sus acciones y aventuras. Todas esas tías le enseñaron con el ejemplo. Con el ejemplo, otra vez, viví empoderada.
Sara se emociona al recordar la vida de su madre, quien desde niña fue huérfana de padre y tuvo que vivir “arrimada” en casa de un hermano del abuelo Ángel López, a quien mandaron matar cuando rechazó a Carranza cuando éste puso su gobierno en Veracruz. Tras doce años, Charito y su madre, maestra rural, se volvieron a encontrar y por todo el país se buscaron la vida. A los 18 años, Charito le puso casa a su madre y cuando se casó se dijo para sí: ahora tendré mi casa, es decir, su espacio, su lugar para vivir y decidir su futuro.
“Decidió que  no podía depender de mi padre, igual que mi abuela paterna. Se buscó su dinero y siempre estaba contenta. Reía como pocas personas, algo que yo no he podido; construyó su casa”.
Todas las mañanas se arreglaba cuidadosamente. Me decía que la dignidad empieza por la imagen, no para ser como una mujer del cine, sino para sentirse a gusto. Le tocó el nacimiento de la penicilina, y como había trabajado con un médico como recepcionista/enfermera, puso un letrero en la puerta de nuestra casa: se aplican inyecciones. Oí más de una vez decir a mi padre que no había necesidad, que en casa no  faltaba su dinero y ella decía que sí, le faltaba dinero para elegir lo que quería comprar para ella, para su casa y el dinero de él era  para sus dos hijas y su hijo…amplió su casa, se compró 25 pares de zapatos, vestidos para las fiestas, para trabajar. Mi padre, era lo que hoy se conoce como un hombre femenino: lavaba y planchaba su ropa, siempre estaba elegante, no era como los papás de mis amigas, jamás recibí un grito o una imposición. Las tías decían que era “frío”, porque tampoco se emborrachaba ni gritaba. En 1968 cuando yo estaba metida en el movimiento estudiantil, una tarde me llevó al Carrillón (un espacio del Instituto Politécnico Nacional)  donde se hacía un mitin. Yo llené el auto de bombas molotov y él simplemente me dijo, con algo de preocupación: ¿No crees que es peligroso?”, y al bajar  del auto, me dijo que me cuidara, sin mayor reclamo.
Cuando él y ella dejaron de quererse, se diría en feminismo de primer plano, hicieron un pacto. Ella decidiría todo sobre sí misma, su casa y su trabajo. Vigilaría que todo fuera bien en la escuela. Él debía respetarla y también, hacer su vida. Ella no se iría de la casa y él podía ir a comer y bañarse cuando quisiera. No se rompía el vínculo, pero cada cual desde entonces decidiría sobre su tiempo.
Mi madre y mi abuela me enseñaron a que la base económica era la base de la libertad. Mi madre me enseñó igual que mi abuela que el valor de vivir era disfrutar las cosas, las amistades y la escuela.
A los 15 años decidí ser periodista, la escuela Carlos Septién García tenía un horario de las seis de la tarde a las nueve de la noche. Cosa terrible. Hubo una pequeña discusión, al final me dijeron que podía ir sola, y que estaban seguros que me iría bien. Al año siguiente me inscribí en la escuela de Trabajo Social por las mañanas, especialmente para no dormir tarde y estratégicamente, me explicó mi madre, para que si no me dejaban ser periodista –profesión de hombres- tendría otra alternativa.
En trabajo social leí por primera vez, a iniciativa de un profesor un texto aparecido en el diario Excélsior, sobre la lucha de los sexos. Un texto que todavía conservo, que explicaba como los hombres y las mujeres éramos distintos no sólo por los genitales sino por la forma como se nos educa, se diría un artículo con perspectiva de género. Yo creo que ahí me hice feminista.
El texto explica que las mujeres son oprimidas porque no tienen libertad ni dinero, porque tienen los hijos que dios les manda, porque al salir a la calle, viven y sufren todos los obstáculos de su sexo. Ahí me dije que esa era la verdad. Como la escuela era de puras mujeres, me di cuenta que la mayoría no había tenido una abuela, un padre ni una madre como la mía y me quedó claro el valor de  la libertad.
En mi primer trabajo de periodista en el diario El Día (1968) conocí a Antonieta Rascón, entonces reportera de una agencia de noticias.  Me dijo que si yo había leído que en Estados Unidos y Europa las mujeres estaban levantadas, que hacían manifestaciones para exigir sus derechos, que estaban contra la violencia que miles sufrían y que tenían unos círculos de conversación sobre la condición de las mujeres.
Me sonaba conocido, un año antes en El Día, la sufragista Adelina Zendejas que escribía la columna Ellas y la Vida, me retó a no sólo mirar a los hombres en mis notas informativas y me enseñó lentamente, con mucho cuidado, con mucho amor, cómo se ocultaba en los medios la vida de las mujeres, me contó cómo las mexicanas habían pedido sus derechos sociales desde la época juarista. Me enseñó a leer las revistas de mujeres que guardaba celosamente en un armario gigante de su casa de la colonia Anzures. Y antes en 1967, yo había militado en la Liga Comunista Espartaco, ella comunista y yo iniciada, nos comprendimos mutuamente durante 20 años.
Adelina me explicó que la Revolución Rusa había conseguido la igualdad de las mujeres y el derecho –como ahora se dice- a la interrupción legal del embarazo. Ella era una mujer de unos 55 años, vestía elegante y sobria, asomaba canas que no intentaba quitarse, no era casada, pero, por supuesto me contó de sus amores. Cuando la conocí y hablaba del aborto sin ruborizarse, me acordé que mi madre trabajó con un médico que hacía abortos. El consultorio estaba en la calle de Colombia, en el centro tepiteño de la capital. Me acordé que ella había dicho que muchas mujeres no podían tener hijos porque eran prostitutas, porque tenían un puesto en La Merced  o una bodega y no podían tener más de dos o tres. Adelina me explicó que eso era un derecho.
Antonieta me topó en 1970. Ella y Martha Acevedo escribieron sendos artículos en el diario Excélsior sobre el nuevo feminismo. Esa fue la plataforma que sirvió para llamar a una reunión en Cuernavaca, donde nació el grupo Mujeres en Acción Solidaria (MAS).
Fue  entonces que me llamé  feminista. Ese año empecé a militar y no he dejado de militar y pensar feministamente desde aquella reunión. Luego vinieron muchas reflexiones, en el pequeño grupo, muchas lecturas. Me acuerdo que una de las mujeres de MAS, la doctora Dulce María Pascual, siempre comenzaba la reunión, preguntando qué libro nuevo habíamos descubierto y estábamos leyendo. En aquellos años llegaron las primeras traducciones de las europeas/troskistas, y Antonieta escribió un texto, para una primera reunión en la Casa del Lago, sobre la lucha de las mexicanas. Yo sabía todo lo que ahí escribió, pero yo no hablaba ni escribía de esas historias. Yo nada más escuchaba, aunque ustedes no puedan creerlo. Me bebí las reflexiones, los matices, las discusiones sobre el feminismo liberal y el feminismo socialista.
Muy pronto empecé a hacer las crónicas del naciente nuevo feminismo. Adelina me enseñó las fotos de los grupos llamados feministas que apoyaron a Madero, me contó de las revistas feministas del siglo XIX, me dijo que una feminista, Dolores Jiménez y Muro, había escrito la primera proclama contra el presidente Porfirio Díaz (la declaración  de Tacubaya) y que Hermila Galindo, que era secretaria de Venustiano Carranza,  había editado una revista y que personalmente la  había llevado  a muchas ciudades para que las mujeres reclamaran el voto. Me enseñó con los documentos de su archivo como Juana Gutiérrez de Mendoza había pegado grandes papelotes en el Zócalo reivindicando los derechos de las mujeres y los indígenas y que le ayudaba, entonces jovencita, doña Eulalia Guzmán. Me contó cómo cantaba Concha Michel y organizaba campesinos y cómo fue la vida  de Frida Kahlo.
Yo no estudié la historia de estas mujeres. Fueron cuentos de Adelina que me aprendí en la sala de su casa, conversando, en la cocina –porque también me enseñó a guisar-, en un cafecito al lado del periódico y en grandes comilonas en su casa, donde asistían algunas mujeres históricas y ahora historiadas por las feministas.
Ya estaba lista: tenía tres elementos para hacerme feminista y pasar por un feministómetro: una formación libresca y militante de la dialéctica marxista; conocimiento de mis antepasadas, y la seguridad de que las mujeres eran valientes y no sólo buenas madres. Que abortaban y que elegían, por su conocimiento, con quién vivir. Me explicó Adelina que los libros de texto no contaban toda la verdad sobre el proceso nacional.
De las mujeres emblemáticas, algunas ya muertas, podía imaginar cómo eran. No conocí sus rostros hasta muchos años después. A las vivas, a varias,  las conocí en casa de Adelina Zendejas, como  a  doña Amalia González  Caballero de Castillo Ledón, a doña Concha Michel, a doña Efraína Rocha, a doña Gracielita ( del PC), a María Lavalle Urbina y a otras cuantas.
Además, ya era aprendiz de periodista y sabía que hablar de las mujeres en mis notas, era  convencer al subdirector, negociar (pastorear se decía) las notas en la mesa de redacción, a evitar los chistes y las mofas de mis compañeros, a  demostrar que había noticia. Con Adelina recorrí los barrios pobres de la ciudad; identifiqué a las mujeres indígenas que vendían fruta en las aceras del centro, conocidas como Las Marías, visité la cárcel de mujeres y las reuniones de las madres de los presos. Ella siempre hablaba en su columna, como si hiciera un reportaje, tenía que verificar los hechos.
De modo que en 1970, cuando no nacía MAS, yo ya sabía que las mujeres tenían que tener un espacio público y había que documentar su historia. Fue cuando entrevisté a Lolita Lebrón y a esta independentista portorriqueña, le pregunté donde estaban las mujeres en ese movimiento. Fue mi primera entrevista, a gran despliegue con una mujer hablando de la independencia y de las mujeres.
Ya no había marcha atrás. A partir de 1971, trataría de contar lo que hacían las nuevas feministas, sin dejar de hacer las notas que me encargaba el diario, de la cámara, del Distrito Federal o de la Secretaría de Relaciones exteriores. Lo que hacían las feministas, era mi doble jornada en el periódico. Y lo hacía a pesar de que muchas me corrían de sus concíbalos y reuniones de estrategia, porque quien sabe cómo iba yo a escribir,  decidí hacer lo que hoy se llama pomposamente, periodismo con perspectiva de género.
 

Periodistas vulnerables ante riesgos e impunidad *Aumenta la profesionalización


A propósito del Día de la Libertad de Expresión:

Periodistas vulnerables ante riesgos e impunidad
*Aumenta la profesionalización de reporteras no así sus ingresos ni prestaciones

Soledad JARQUÍN EDGAR
El ejercicio del trabajo periodístico en México se ha modificado con rapidez en los últimos años, consecuencia de las nuevas tecnologías de la información que han revolucionado como nunca la producción de noticias, no sólo es más rápida la transmisión sino que el globo terráqueo se hizo más pequeño.
Otro fenómeno que ha afectado la producción informativa son las condiciones de inseguridad para las y los trabajadores de los medios, principalmente por grupos de poder: políticos o económicos, así como por una creciente incursión de los grupos delincuenciales.
Algunos datos muestran el avance de las agresiones contra periodistas en la última década. Por ejemplo, Human Rights Watch señala en el Informe Mundial 2014: México, que al menos 85 periodistas fueron asesinados entre 2000 y 2013, otros 20 desaparecieron entre 2005 y abril de 2013.
Hechos que han permanecido en la impunidad  “y muchas veces descartan de manera prematura la posibilidad de que hayan sido agredidos por motivos vinculados a su profesión”.
Este informe muestra además que las agresiones no sólo consecuencia de la “guerra” contra el narcotráfico, sino que también están involucrados gobernantes o grupos delictivos, incluso, dice el informe, en 2006, México creo una Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la libertad de expresión, con la salvedad que solo ha conseguido una condena en 378 investigaciones que inició.
En ese mismo sentido, Reporteros sin Fronteras advierte que México es uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo, “las amenazas y los asesinatos a manos del crimen organizado –incluso de las autoridades corruptas- son cosa de todos los días. Este clima de miedo, junto con la impunidad que prevalece, genera autocensura, perjudicial para la libertad de información”.
Como lo plantea Human Rights Watch, Reporteros sin Fronteras coincide que la impunidad sigue siendo la regla en la inmensa mayoría de asesinatos y desapariciones…impunidad que se explica por la colusión entre el crimen organizado y las autoridades políticas y administrativas.
Oaxaca no es la excepción, tan sólo por el número de hechos ocurridos en lo que va de la presente administración de gobierno, el Grupo Prensa Oaxaca contabiliza más de 20 agresiones, algunas de ellas que han terminado en asesinatos.
El clima exacerbado de violencia –político-social- que  se vive las principales ciudades de la entidad, así como los conflictos postelectorales son el caldo de cultivo que propician las agresiones como las sufridas en las últimas semanas por las periodistas Citlalli López y Janet Martínez, en ambos casos se interpusieron demandas. A la reportera Citlalli López, la amenazó el dirigente del Frente Amplio de Lucha Popular, organismo dependiente del PRD, Gervasio García Martínez, luego de las publicaciones hechas en relación con la destitución de la síndica de Tlacolula y la segunda, Janet Martínez, fue agredida por ocho hombres integrantes todos de la Confederación Nacional de la Productividad, organismo del PRI, cuando la reportera cubría una marcha, a quien en un acto de prepotencia machista rodean y despojan de su teléfono celular y cámara fotográfica. Ambos casos fueron reportados en mayo pasado.
Sin duda, esta violencia es real y está visto puede alcanzar grados extremos como el asesinato.  Por tanto, es indispensable tomar medidas, existen otros factores que se han dejado de ver, se trata de las condiciones laborales de quienes trabajan en los medios y en específico de las mujeres, sobre quienes sigue recayendo la responsabilidad de las tareas de cuidado de las familias, como parte de la inequidad cotidiana.
Profesionales pero sin prestaciones
Para evaluar la condición laboral y un tanto social de las mujeres que trabajan en medios de comunicación pedimos a reporteras o periodistas contestaran un cuestionario, de las cuales respondió el 70 por ciento; de ellas el 85.7 por ciento son reporteras y el 14 por ciento dueñas de un medio.
Encontramos algunas diferencias sustanciales con respecto a una encuesta semejante, en especial con los datos sobre la profesionalización de las reporteras, su edad y sueldo, realizada hace 14 años y publicada en Las Caracolas del 26 de septiembre de 2000.
En ese año, el 77 por ciento de las trabajadoras respondieron que tenían estudios en Comunicación Social, 11 por ciento dijeron tener una carrera técnica en periodismo y 12 por ciento señalaron no tener estudios profesionales. Este año se elevó al 85.7 por ciento con estudios en Periodismo y/o Ciencias de la Comunicación y el resto (poco más del 14.2 por ciento) ha estudiado una carrera profesional diferente.
Como en el año 2000, el 51.8 por ciento reportó laborar para dos medios distintos y solo el 3.7 colaboraba para tres medios; en 2014 el 42 por ciento señaló trabajar para tres medios; 28.5 para dos medios y sólo el 14 por ciento lo hace para un solo medio de comunicación. Es decir, las condiciones laborales se han revertido, en parte por las facilidades de las nuevas tecnologías y en parte por la pérdida del valor salarial.
La comparación salarial muestra que los sueldos de las periodistas oaxaqueñas no han mejorado siguen en la misma escala de entre cinco y diez mil pesos. En 2000, el 25 por ciento de las trabajadoras ganaba menos de cinco mil pesos, en 2014 ganan menos de cinco mil pesos sólo el 14 por ciento de las encuestadas. En cambio se duplicó la cantidad de reporteras que ganan entre cinco y nueve mil 900 pesos, en el 2000 era de 22 por ciento, ahora es del 42 por ciento; mismo porcentaje reporta ganar más de 10 mil pesos y menos de 15 mil.
Si entre el año 2000 y el 2014 de alguna manera se percibe que hay el doble de reporteras con un sueldo superior a los cinco mil pesos, existe una operación inversa en relación con sus prestaciones laborales, se reduce a la mitad el porcentaje de periodistas con estas garantías de ley. En 2000 era de 48.1, en la actualidad es del 28.5 por ciento, otro 14 por ciento tiene la mitad de sus prestaciones y 57 por ciento no tiene prestaciones elementales como el seguro social ni derecho a vivienda ni fondos para el retiro y ninguna goza de mecanismos de protección laboral diferentes por ser mujeres.
Además, ese 57 por ciento trabaja en promedio ocho horas y el 42 por ciento reporta trabajar más de 10 horas diarias. Comparativamente con el año 2000, 33.3 por ciento trabajaba ocho horas y entonces un porcentaje similar trabajaba 12 horas diarias.
Más riesgos y mucha impunidad
Una segunda parte de la encuesta, comprende preguntas diferentes a las hechas en el año 2000.
Este año, las mujeres reportaron cubrir todas las fuentes, exceptuando la “nota roja”. Podemos decir que en comparación con lo que sucedía hace más de 20 años, las mujeres reporteras han ampliado su ámbito de acción, derivado también de la urgencia en la transmisión de noticias por las nuevas tecnologías de la comunicación (TIC). En todos los casos las reporteras señalaron que las TIC han favorecido el quehacer periodístico, no sólo por la rapidez en la transmisión de noticias que acortan tiempo y espacio sino porque resultan aliados en la obtención de información de contexto.
En relación con los riesgos de las periodistas sólo el 28.5 por ciento señalan que no han sufrido ningún tipo de hostigamiento dentro del trabajo pero el resto de las encuestadas afirman que sí, los cuales van desde piropos de sus compañeros hasta proposiciones inadecuadas de funcionarios, en especial a las más jóvenes.
El cien por ciento de las encuestadas reporta observar riesgos en su trabajo periodístico como consecuencia, señalan, de la falta de castigo a los responsables por parte de las autoridades; exceptuando una mínima parte, la mayoría considera que existen mecanismos para la protección de periodistas pero no tienen certeza de su efectividad, plantean que las redes sociales como las redes entre periodistas son fundamentales para su protección.
Reportan también que existe más vulnerabilidad para las mujeres por el hecho de ser mujeres. Es muy común que el ejercicio de su trabajo como reporteras sufran agresiones verbales y hasta físicas por parte de manifestantes y/o autoridades de todos los niveles que basados en actitudes machistas buscan intimidarlas.
Y como la perversión no existen sin el perverso es importante señalar que en Oaxaca la práctica de ofrecer dinero para guardar silencio o no publicar una nota fue reportada en el 57 por ciento de las reporteras que respondieron la encuesta de Las Caracolas de El Imparcial, otro porcentaje ofrece dinero para ser ensalzados en las notas periodísticas y otra cantidad consideraron que han recibido ofrecimientos de dinero en “agradecimiento” por una publicación.


Estadísticas
85.7% estudiaron Periodismo y/o Ciencias de la Comunicación
42% trabaja para tres medios
28.5 % para dos medios
14 % lo hace para un solo medio
14% ganan menos de 5 mil pesos
42% entre cinco y nueve mil pesos
42% gana más de 10 mil pesos mensuales
28.5% reporta gozar de prestaciones sociales por su trabajo
14% disfruta solo de parte de sus prestaciones
57 % trabajan sin recibir prestaciones
57% trabaja ocho horas
42% trabaja 10 horas


La absurda “defensa de la vida”


La absurda “defensa de la vida”

Juana María NAVA CASTILLO
Monterrey, NL.- Como hace 16 años, las mujeres de Nuevo León enfrentan una embestida de la derecha más conservadora de la entidad, que aprovechando su mayoría en el Congreso local, busca elevar a rango constitucional el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
Este tema se veía venir, desde que una de las principales impulsoras de la iniciativa en 1998, Carolina Garza, asumió como diputada local del Partido Acción Nacional en la presente legislatura, y en varias ocasiones dejó entrever el tema, que en los últimos días tomó forma al convertirse en una nueva propuesta de ley que fue aprobada en comisiones y llevada al pleno y votada a favor por mayoría, en un periodo de tres días del calendario legislativo.
La diferencia con el proceso que en aquella primera ocasión enfrentaron las organizaciones feministas, académicas y en general las personas que se oponían a tal reforma constitucional, es que ahora no solo el partido promovente, sino que también el PRI se adhirió a la propuesta, votando a favor en la primera vuelta de las dos necesarias para la modificación constitucional, lo que prácticamente dejó sin “aliados” a las oponentes, con excepción del apoyo de los partidos PT, PRD y Panal, que en conjunto suman seis votos y que por supuesto no son suficientes para incidir en la decisión final.
En diciembre de 1999, luego de dos años de debate, de mesas de discusión, de protestas ciudadanas, de análisis en medios, de enfrentamientos con los grupos conservadores, las feministas de Nuevo León consiguieron que la iniciativa de entonces se “congelara”. Se contaba entonces con el respaldo de algunas y algunos legisladores priistas que se oponían a la reforma constitucional. Hubo un desgastante, pero interesante debate legislativo.
En 2014, las cosas son diferentes, empezando por el documento hueco y sin fundamentos debatibles que se aprobó como dictamen, y que otorga al producto de la fecundación los derechos a la justicia, a la libertad, a la igualdad, a la equidad, a la paz. De risa y de vergüenza, que las y los legisladores de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, sumaran 33 votos para aprobar la reforma en una primera vuelta, es decir más votos de los necesarios, pues bastaba con una mayoría simple, de 22 votos, para que procediera la modificación en su primera etapa.
Esto hace suponer que en la segunda vuelta, obligada en un periodo de sesiones diferente, ya sea ordinario, o extraordinario, se conseguiría fácilmente la mayoría calificada, que debe ser de 28 votos.
Pero la lucha de las mujeres ha sido de nuevo fundamental, y la esperanza de poder revertir la postura de las y los legisladores es una constante plasmada en diversas acciones de protesta y de exigencia para que se respeten los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, a no otorgar derechos al nonato por encima de los que tienen las personas nacidas, consagrados en las leyes supremas de este país, pero que las y los diputados de Nuevo León parecen ignorar.
Y es que sabemos que de proceder la reforma que impulsa el PAN, con el aval del PRI, se conseguiría con facilidad, y sin necesidad de requerir de la mayoría en la votación, reformas al Código Penal que establece hasta ahora tres excepciones para practicarse un aborto, y que son por grave riesgo a la salud, por peligro de muerte de la mujer y por violación.
Además por supuesto que sería motivo de impedir otras leyes que garanticen a las mujeres un aborto seguro.
Solo baste recordar que en mayo de 2007, Juan Villanueva y Francisco Barrios, entonces diputados federales del PAN presentaron ante el Congreso local una iniciativa de reforma al Código Penal del estado para incrementar las penas de 3 a 5 años a las mujeres que se practiquen un aborto, argumentando que de ninguna manera se permitiría que “la despenalización del aborto en el Distrito Federal llegue hasta acá, y que atente contra la vida solo por moda".
Es el nivel de argumentaciones y justificaciones que han dado históricamente los y las legisladoras pro derechos del embrión. Al celebrar el triunfo de la votación en la primera vuelta para la reforma constitucional, el pasado 28 de mayo, la diputada Carolina Garza dijo en la tribuna que “ahora tenemos la oportunidad de ser la voz de los niños nuevoleoneses que no la tienen; se regresará el rostro humano al estado de Nuevo León”.
También, el diputado que firmó la iniciativa, Francisco Treviño Cabello, expresó frases como: “hay quien dice que la mujer tiene derecho sobre su propio cuerpo, pero el no nacido es una persona diferente”; “privar de la vida a un bebé por nacer no hace a la mujer ni más libre, ni más sana” o “una persona no es responsable si usa el aborto como método de planificación familiar”, entre otras de ese tipo.
Porque para las y los diputados es más importante otorgar derechos jurídicos al producto de la fecundación que el respeto por la vida de las mujeres, y la importancia de garantizarles a ellas su derecho a la reproducción en el momento que lo decidan.
Tampoco ha sido prioritario preocuparse por impulsar acciones legislativas que generen políticas públicas efectivas para abatir el embarazo de niñas y adolescentes, que en la entidad es preocupante: más de 300 niñas de entre 10 y 14 años se convirtieron en madres en el año 2012, y el 5 por ciento de las niñas entre 15 y 17 años tuvieron un hijo en ese año. Nueve de cada 10 de ellas, ya no regresaron a la escuela. Niñas criando a otros niños. ¿A quién le importa eso?
A estas alturas solo apelamos a la concientización de los y las diputadas, o de algunas de ellas, especialmente del PRI, para que apegadas a los principios y estatutos de su propio partido legislen conforme lo dicta el Estado laico; y respeten sus postulados a la defensa de los derechos de las mujeres y a la libre decisión.
De apoyar la votación en la segunda vuelta, para reformar la Constitución de Nuevo León, las y los legisladores del PRI ya no serán requeridos para modificar otras leyes secundarias que darían al traste con los derechos humanos de las mujeres.

 Derecho a decidir

El acceso al aborto legal y seguro es parte esencial de los servicios de salud reproductiva a los que tienen derecho las mujeres. Se fundamenta en los derechos a la vida, la salud, la integridad física, la vida privada, la no discriminación  y la autonomía reproductiva de las mujeres. Estos derechos se encuentran reconocidos tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como en los tratados internacionales en materia de derechos humanos. 
Cuando los servicios de aborto son inaccesibles para las mujeres que los necesitan o cuando las leyes de aborto son restrictivas, los Estados pueden ser responsables por las violaciones a los derechos humanos que les causan. Además, tiene un impacto negativo en el ejercicio de los derechos de las mujeres, sus oportunidades de vida y su futuro. 
En México el aborto es un delito que se regula a nivel local con exclusiones de responsabilidad, es decir que en determinados casos, a las personas que llevan a cabo un aborto, no se les impone una sanción. Estas exclusiones varían dependiendo de la entidad federativa. El Distrito Federal (DF) es la única donde el aborto es legal en las primeras doce semanas de gestación. Asimismo, la interrupción del embarazo en casos donde el embarazo es producto de una violación es legal en todo el país. Sin embargo, el acceso depende del lugar de residencia, del grupo socioeconómico al que pertenezcan, del nivel de información que tengan y del estigma en su entorno social. (GIRE)

Mujeralia de la maternidad

Incidencia de aborto 44, por cada 100 nacidos vivos

Seis de cada diez adolescentes (61.8%) sexualmente activas, no usa métodos anticonceptivos durante su primera relación sexual.

Cada mujer mexicana tiene entre 2 y 3 hijos en promedio y hay más de 30 millones de madres. El 5.3 millones de madres son solteras, separadas o divorciadas. Asimismo, más de 77 mil niñas de 12 a 17 años de edad están casadas, lo que representa el 1.2 por ciento de la población.

Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente mil mujeres mueren al día por complicaciones prevenibles del embarazo y del parto según el último censo de 2008, resultando en un total de 358 mil de defunciones al año.

Más de 136 millones de mujeres dan a luz al año, sin embargo, 20 millones de bebés experimentan enfermedades después de nacer. De esa cifra, 16 millones de niñas entre los 15 y 19 años tienen un hijo.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, se estima que entre 100 y 140 millones de niñas y mujeres en el mundo viven actualmente con las consecuencias de la mutilación o escisión genital femenina, y se estima que 3 millones de niñas corren riesgo de esa práctica todos los años.
(Las Caracolas, páginas 2 y 3)

Cronología: Caso Yeniffer Barroso Rodríguez vs SPP


Cronología:
Caso Yeniffer Barroso Rodríguez vs SPP

1 de mayo de 2007. Fui contratada por el Gobierno del Estado, en la Secretaría de Protección Ciudadana, con nombramiento de confianza nivel 5.  Funciones: Conducir y producir el programa de radio y televisión de la Dependencia a través del canal 9. El titular era el Lic. Sergio Segreste Ríos.
1 de octubre de 2010, me fue otorgado nombramiento confianza sin término de finiquito con nivel administrativo 5 adscrita a la oficina del Secretario de Seguridad Pública.
1 de diciembre de 2010 es nombrado nuevo titular Marco Tulio López Escamilla.
El 17 de diciembre de 2010 se me incapacita por maternidad.
29 de marzo de 2011 me reintegro. Al llegar a mi departamento no cuento con lugar específico, no tengo material para trabajar, me asignan la función de sacar copias y hacer mandados al jefe actual.
12 de abril de 2011. Solicito al Lic. Roberto Morales me ponga a disposición de la Secretaría de Administración por estar siendo hostigada en mi área de trabajo.
6 de septiembre de 2011. Denuncio ante mi jefe directo, Lic. Antonio Gutierrez Sumano, Coordinador de Comunicación de SSP a Manuel Maldonado Ojeda por violencia cibernética en mi contra.
18 de octubre de 2011 solicito audiencia con el Secretario López Escamilla. Su secretaria Particular Rosa Minerva Cruz Triunfo, me niega la posibilidad de entrevistarme con él.
5 de enero de 2012. Solicito nuevamente ante el oficial mayor se me ponga a disposición de la Secretaría de Administración, me indica que sí, siempre y cuando acceda a tomar un café fuera de la oficina.
4 de mayo de 2012. Soy atendida en audiencia por el Secretario de la SSP, a quien manifiesto todos los atropellos cometdos por Manuel Maldonado, Minerva Cruz, Xavier Villalobos Carranza, así como de un grupo de personas adscritas al área de comunicación social. Me solicita comparezca ante el área jurídica, lo cual hice pero no me entregan copia firmada, después observo que existen algunas alteraciones a mis dichos.
8 de mayo de 2012. Pido la intervención  del IMO para manifestar el maltrato verbal, físico, cibernético y psicológico que soy objeto.
10 de mayo de 2012, el IMO gira oficio al Secretario de Seguridad Pública para exhortarlo a actuar.
11 de mayo de 2012, contesta al IMO el Lic. Carlos Morales Sánchez, Director Jurídico de SSP, donde indica que se le impuso suspensión preventiva a Manuel Maldonado.
Durante los meses siguientes solicito se atienda mi caso, aportando pruebas, entrevistándome con quienes teóricamente tenían la encomienda de investigar, sin embargo mi dicho transcrito no me fue entregado, aduciendo mil dificultades de origen técnico.
Me es entregada la orden de iniciar con los exámenes de control de confianza. Asisto a la evaluación poligráfica y psicológica.
Se me indica que realice los exámenes médicos. El médico me solicitan me desnudara totalmente, en presencia de alguien que ni siquiera me mostró identificación de doctor y ante dos personas más del sexo masculino, a lo cual me opuse y envíe oficio a la Directora del C4, encargada de los exámenes, para que me explicara. La propia Subdirectora del C4 me indica verbalmente que no debieron tratar de hacerme de esa manera los exámenes incluso me hace saber que a todas les han pedido constancia de no embarazo para poder ingresar.
4 de septiembre de 2012. Me intentan notificar la separación de mi cargo a las 4 de la tarde, ante lo cual inicio huelga de hambre en las instalaciones de mi oficina, solicitando una explicación ante proceder tan injusto y arbitrario. A las 8 horas, el Jefe del Departamento de Asuntos Penales del Cuartel de la Policía, quien con tres policías acreditables y dos varones más me sacaron de la oficina en la que me encontraba en forma por demás violenta. Este hecho es grabado por el actual titular de Tránsito del Estado, Porfirio Villalobos.  Fui golpeada, insultada, arrastrada, intimidada, trasladada al cuartel en un vehículo con vidrios polarizados. 9:15 de la noche me ingresan al cuartel de la policía donde en la explanada estaban formados aproximadamente 300 policías quienes son testigos de la privación de mi libertad.
A la 23:00 horas me trasladan a los separos de la policía municipal, donde me son certificadas lesiones. Al llegar estaban esperando mi arribo  Emanuel Catillo, Subsecretario de Reinserción Social, así como el Director Jurídico, Carlos Morales Sánchez, quienes me indican que se retiran los cargos si firmo mi renuncia y un documento donde los exonero de cualquier acción que hayan cometido en mi contra, a lo cual me niego.
Intimidan a mis familiares indicándoles que me ingresarían al penal de Ixcotel porque lo cometido era en grave. Soy acusada de uso indebido del uniforme y condecoraciones, y de usurpación de funciones.
5 de septiembre de 2012. A las 6 de la mañana arriba un vehículo de la Procuraduría de Justicia del Estado donde soy trasladada sus oficinas ubicadas en Ciudad Judicial, soy recluida hasta las 6 de la tarde una vez comprobada la falsedad de las acusaciones hechas en mi contra.
6 de septiembre de 2012. Acudo a la oficialía mayor por mis documentos personales que habían quedado en mi oficina. En el momento de mi llegada un grupo de la oficina de asuntos internos comandados por Hipólito Avendaño, Director de esa oficina, y otras 10 personas, entre ellas un notario público de apellido Avilés, quienes me notifican que se montará Consejo de Honor en mi contra.
7 de septiembre acudo a poner mi denuncia ante la Defensoría de los Derechos Humanos del Estado de Oaxaca, donde no se me abre expediente alguno, y se me convence de que la vía es otra.
13 de septiembre de 2012. Se monta Consejo de Honor en mi contra.
26 de Octubre. se me notifica que soy removida de mi cargo y que solo tengo derecho a mi liquidación.
7 de diciembre de 2012. Interpongo demanda ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo.
5 de septiembre de 2013. El Tribunal de lo Contencioso Administrativo falla a mi favor declarando la nulidad lisa y llana de la resolución del 26 de Octubre del 2012, sin embargo, por “errores” de mi abogado no se piden los efectos que considero resultan naturales.
19 de septiembre de 2013. Demando ante la defensoría nuevamente, denunciado su opacidad anterior que rayaba en contubernio con la Secretaría de Seguridad Pública.
10 de octubre de 2013. Nuevamente solicito intervención del IMO para saber de mis denuncias ante la Dirección de Asuntos Internos de la SSP. La Lic. Beatriz Casas manifiesta de manera verbal que el director de asuntos jurídicos, le informó que Manuel Maldonado había sido separado definitivamente de sus funciones. Posteriormente el 11 de noviembre me es enviado oficio donde se me indica que esa persona fue suspendida, basando esta información en oficio que les dirige el Director Jurídico de la SSP, Gabriel Quevedo Martínez.
Enero 7 de 2014. Me entrevisto con el nuevo Secretario de Seguridad Pública,  Alberto Esteva Salinas, quien me advierte que no desea problemas, desdeña mi nombramiento por ser otorgado durante la administración del anterior Gobernador y solo me indica que esté en contacto con uno de sus allegados para dar trámite a mi asunto. Nada ha sucedido.
13 de marzo de 2014. La Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca dicta seis recomendaciones. Entre ellas medidas para reparar los daños, como la reincorporación de Yeniffer Mirna Barroso Rodríguez en el trabajo que venía desempeñando hasta el 4 de septiembre de 2011; el pago de salarios y demás prestaciones económicas que dejó de percibir, atención psicológica por las afectaciones provocadas, y se ofrezca una disculpa pública a la afectada.
20 de marzo de 2014. Entregué a la Diputada Itaiza López Galvan copia de la recomendación con objeto de solicitar su apoyo para la consecución de los puntos recomendados por el Defensor, sin que hasta el momento haya recibido respuesta alguna.
Marzo de 2014. Entregue al Senador Benjamín Robles Montoya, ante más de mil mujeres, mi recomendación a efecto de que se pronunciara a mi favor, quedando muy solemnemente en apoyarme, lo cual hasta el momento no ha sucedido.
19 de mayo del 2014. Exijo a la Defensoría se me notifique de la no aceptación de la recomendación para los efectos legales conducentes ya que la Secretaría acepta la recomendación de manera parcial, y engañosamente quieren hacer creer que lo aceptado está siendo cumplido, con la complacencia de las autoridades de la Defensoría.
22 de mayo de 2014. Pido al IMO una explicación  ya que al acudir a la dirección jurídica de la SSP encuentro a Manuel Maldonado Ojeda, laborando sin problemas en la Secretaría, a pesar de los dichos de Beatriz Casas.
24 de mayo de 2014. Acudo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para manifestar lo anterior y procederá  a la impugnación de la recomendación pues no fue cumplida ni aceptada.
30 de mayo de 2014. Soy notificada por la Defensoría sobre la aceptación parcial de la Secretaría de la recomendación, así como  de las acciones que han empezado a realizarse de acuerdo a los puntos recomendados, marcando cosas como aceptadas cuando solo hay documentos simples que supuestamente prueban el hecho de la ejecución
(De Las Caracolas, página 8)