domingo, 21 de septiembre de 2014

Mujeres y Política El tamaño de las complicidades

Mujeres y Política
El tamaño de las complicidades

Soledad JARQUÍN EDGAR
El conflicto eterno de la educación ha pasado, por lo menos unos días a un segundo término, como resultado del paro de labores que realizan los policías estatales que demandan básicos fundamentales y también mejores condiciones de trabajo.
El timón no tiene rumbo y la tecnología de la buena navegación del barco gubernamental hace agua día tras día con las consecuencias que ya conocemos: la inconformidad ciudadana que poco o nada importa a las autoridades.
Oaxaca de Juárez, la ciudad de las protestas, es el espacio geográfico donde todos los días se realiza un claro ejercicio de grupos y organizaciones que ven en esta modalidad la única forma de ser visibles ante la indudable incapacidad del funcionariato de hacer lo posible y lo necesario para que la administración de los recursos se haga de manera satisfactoria y con beneficios directos a la población.
Pero…Salvo sus muy honrosas excepciones no todos los grupos u organizaciones tienen como objetivo al grupo que representan. Las personas son con frecuencia carne de cañón para los fines aviesos de los líderes. Cierto que la sociedad organizada busca ventajas y el cumplimiento de sus derechos, pero en alguna parte “los dirigentes” encontraron que la combinación de la agrupación de personas y la presión daba resultados. Incluso se activan en fechas específicas como los informes de gobierno, las fiestas patrias y, en el caso de Oaxaca, durante la temporada del espectáculo de la guelaguetza.
La deformación de la protesta social ante demandas genuinas, está basada hoy en una enorme corrupción y el engaño de los seguidores, fraguado entre la clase dirigente y el funcionariato. Son quizá más décadas de las que imaginamos en las que se ha empleado este método de protesta que ha escalado niveles escandalosos, ante la mirada de otro sector de la población que protesta por las protestas.
A través de las organizaciones y el funcionariato desfilaron y siguen desfilando grandes cantidades de dinero que se depositan en una especie de barril sin fondo, no solucionan los problemas de la gente, pero abultan las carteras de los “líderes” que como se ha visto llegan a mocharse hasta con el funcionario en turno. El ejemplo más claro y contundente es sin duda el conflicto político en que ha derivado la protesta del magisterio.
Estamos ante una nueva generación de líderes, la segunda generación. Sus padres pasaron de las organizaciones sindicales, obreras y campesinas a los partidos políticos de izquierda. Esta segunda generación de hoy son los titulares de dependencias públicas, regidores, diputados y presidentes municipales. Hombres de negocios que emprendieron con dinero público. Algunos estudiados, incluso, en universidades extranjeras.
Del otro lado, tenemos también una segunda generación de hijos de funcionarios, algunos tan jóvenes e inexpertos, que lo único que traen consigo es el apellido de sus respectivos padres, la alfombra roja y la posibilidad de abrir puerta tras puerta, hasta llegar a ocupar un cargo político o público sin mérito alguno. Hoy están incrustados en todos los niveles de la administración pública, es más, hay quienes aspiran a gobernar Oaxaca y han iniciado –también con dinero público- sus campañas políticas, disfrazadas de tarea pública.
En esa historia, al menos en la primera línea, no están las mujeres.
Ese es el nivel que hoy tiene a Oaxaca en la lona, como seguramente a todo el país. Por un lado, la voracidad de un movimiento y por el otro el apetito, yo digo, siempre insaciable de los funcionarios. Todos ellos tan capaces o tan rapaces de que en un solo sexenio pueden obtener ganancias que podrían superar toda la vida de trabajo de otra clase de servidores públicos, como por ejemplo los policías.
Las corporaciones policiacas -esas en las que ya no creemos como ciudadanía, esas que han sido utilizadas para la represión, para el hostigamiento, para joder a la gente-, han puesto en  jaque al gobierno de Gabino Cué y han mostrado, una vez más, la incapacidad de otro de sus colaboradores-amigos, Alberto Esteva Salinas.
La protesta de los policías de la Secretaría de Seguridad Pública muestra la forma en que la voracidad hace presa a los más débiles, a los que “por disciplina” no pueden denunciar la violación casi permanente de sus derechos humanos, que también tienen, por ende, sus derechos laborales.
Hoy, Esteva Salinas puede asegurar que el pichicateo de uniformes (además, uniformes clonados y no originales), el salario indigno que reciben, la falta de seguro de vida, el pago de viáticos y otras prestaciones, además de la nulidad de sus equipos de trabajo, son lastres de antaño. Sin embargo, la administración de Gabino Cué tiene ya casi cuatro años, los mismos en que “la honestidad” debió operar, al igual que “la transparencia” en el empleo de los recursos públicos y resolver eso que los corruptos del pasado no hicieron en Oaxaca.
Pero no, pensar en que una administración va a resolver los problemas es un sueño, considerando que se trata de los políticos de siempre o de sus descendientes con el aprendizaje que ya les conté.
Ya es del dominio público: en la Secretaría de Seguridad Pública impera la corrupción. Incluso, el diputado de Nueva Alianza, Jefté  Méndez Hernández, declaró a los medios de otro hecho que debe ser aclarado hasta las últimas consecuencias y que podría ser interpretado como el exceso de personal “administrativo” burocrático o una nómina donde cobran más de cinco mil policías fantasmas.
La cosa es así. Méndez Hernández y otros diputados pidieron auditar la nómina de la dependencia porque asegura tener ocho mil policías, en tanto en el Registro Único de Policías (RUPO) existen dos mil 600 uniformados.
Habría que decirle a este grupo de diputados encabezados por el aliancista que muchos de esos funcionarios públicos son utilizados para lo que ya sabemos: espiar a toda clase de personas que pudieran “entorpecer la carrera política” del gran jefe Esteva Salinas, así como para aplaudir, pero también para amedrentar y denostar a periodistas, diputados, servidores públicos.
Todo eso sabe el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, todo opera así porque él así lo quiere. Sabe a dónde y en qué se gasta el dinero, aunque ello no signifique que ese gasto sea específicamente en la tarea de cuidar la vida y los bienes de la ciudadanía.
Gabino Cué no está ante ninguna encrucijada, la actitud pasiva y complaciente que muestra ante la probabilidad de actos diversos de corrupción, es una actitud asumida con anterioridad con otros de sus amigos a quienes hizo funcionarios públicos, unos para saldar deudas políticas producto de la campaña política y a otros que han estado con él, como Esteva Salinas, y como el Secretario de Salud, Germán Tenorio, ex priista; o los perredistas y petistas que lo acompañan como el Secretario del Trabajo, Daniel Juárez López, uno de los herederos de la tradición coceista, quien como otros hacen caso omiso a la ciudadanía, tanto o más que el actual Secretario General de Gobierno, Alfonso Gómez Sandoval, el buen Alfonso, quien ha sido demandado por la organización Consejo Democrático en un acto que podría configurarse como discriminación política. Ahí están otros como el titular de Coplade, Gerardo Albino, a quien se le olvidó su origen, su militancia, su consigna de acabar con la pobreza, aún utilizando la fuerza y las armas, si era necesario…Sueños de juventud.
Todos ellos son herederos de la clase política oaxaqueña: todos vienen de la vieja guardia. Todos, excepto la familia López y la familia de Albino, militaron en el viejo PRI, al igual que el propio gobernador Gabino Cué. Eso tal vez nos ayude a explicar el tamaño de las complicidades, los pactos, las alianzas que siguen enriqueciendo a unos como los denunciados una y otra vez por el ex gobernador interino don Jesús Martínez Álvarez.
En fin, en tanto la cifra funesta crece 328 mujeres asesinadas en la actual administración pública. Más de 70 en lo que va de este año. ¿Acaso cuidar la vida de las mujeres no es tarea de Esteva? Si claro por eso viste de naranja los días 25 de cada mes, pero la colorida y mágica fórmula no tiene ningún resultado para las víctimas, sí tiene efectos directos en las carteras de quienes siguen viendo en esto el negocio de las mujeres. Así es el patriarcado.
@jarquinedgar