jueves, 12 de marzo de 2015

La Paridad: Los derechos políticos son derechos humanos


La Paridad
* Los derechos políticos son derechos humanos

Bárbara GARCÍA CHÁVEZ
Los derechos políticos son el conjunto de condiciones que posibilitan a las personas a participar en la vida política, constituyendo la relación entre la ciudadanía y el Estado, entre gobernantes y gobernados. Estos derechos se garantizan en la práctica cuando representan instrumentos eficientes para participar y decidir en la vida pública o el poder político del Estado en sus tres niveles y en todos los poderes republicanos.
Los derechos políticos son una categoría de los derechos humanos, que en esa determinación derivan dos importantes implicaciones:
• A los derechos políticos les son aplicables las normas desarrolladas en el mundo de los derechos humanos, en particular criterios de interpretación, instrumentos específicos de protección, acceso a sistemas internacionales de protección.
• Los derechos políticos constituyen una categoría dentro de los derechos humanos, lo cual significa características propias, entre ellas, causales distintas y más numerosas en materia de limitaciones, así como la necesidad de mecanismos, procedimientos e instituciones que traduzcan los principios generales en derechos que puedan efectivamente ejercerse.
En el mundo las causales para la limitación de los derechos políticos eran mucho más amplias apenas décadas atrás: el voto no siempre le era reconocido a las mujeres, la edad para alcanzar la condición de plena ciudadanía era mayor, se exigía cierta posición económica o pertenecer a determinada grupo humano o incluso hasta tener cierto nivel de alfabetización para ejercer el voto.
“Progresivamente”, los derechos políticos han buscado una universalización más acorde con su pertenencia al campo de los derechos humanos, no obstante su condición o categoría especial. Tradicionalmente, los derechos políticos junto con los derechos civiles forman la llamada primera generación de derechos humanos, caracterizada, sobre todo, por derivar de manifestaciones de la libertad y por exigir del Estado respeto irrestricto.
En este contexto, las mujeres han tenido que pasar por caminos sinuosos para acceder efectiva y sustantivamente a sus derechos políticos; en México fue hasta octubre de 1953 que se reformó la Constitución para reconocer la ciudadanía de las mujeres y en consecuencia la extensión del voto de la mujer en todo tipo de elecciones y para cualquier cargo de elección popular. De esta manera las mexicanas adquieren no solo el derecho activo de votar sino también a ser electa para cualquier cargo de elección popular.
De ahí en adelante, durante más de 60 años los logros en esta materia han sido lentos, con avances y retrocesos que han sabido sortear las constantes y perseverantes luchas feministas, proceso que se alarga y dificulta por la resistencia patriarcal que no está dispuesta a perder sus privilegios, sobre todo, cuando se trata del poder político instaurado desde los partidos políticos.  
Hoy sin duda, en Oaxaca estamos expectantes del camino que abre condiciones mejores de efectiva democracia, de participación igualitaria de las mujeres en el destino político y acceso a la vida pública, con la propuesta de un grupo de mujeres feministas, denominado "Pacto Político  por la Paridad Rumbo al 2016”
Pacto que elaboró y presentó a la Cámara de Diputados del Estado de Oaxaca una  iniciativa ciudadana que propone una serie de modificaciones legales tanto a nivel de la Constitución estatal, como a la ley secundaria para garantizar el acceso paritario de las mujeres a todo cargo público. Resulta interesante de manera somera conocer los motivos expresados en esta iniciativa:
Entendida la paridad como un derecho que corrige los fallos de representatividad y garantiza que la ciudadanía de las mujeres no se entienda como defectiva; la paridad es un rasgo esencial de la democracia que requiere, para que se transforme en un agente real de cambio, profundas modificaciones normativas; debiéndose destacar que este principio ya fue adoptado a nivel federal para el caso de candidaturas para Diputados, esta propuesta va más allá pues, como antes se señaló, pretende garantizar el acceso paritario de las mujeres a todo cargo público.
Se propone garantizar en todo cargo de elección popular, tanto municipal como estatal, la participación paritaria de mujeres y hombres; la eliminación de expresiones sexistas en la propaganda política y electoral de los partidos políticos; la conformación paritaria del Poder Ejecutivo y el Poder Judicial del estado.
Además, establecer la obligación de los partidos políticos de garantizar la paridad entre los sexos en candidaturas de diputados al Congreso y todo cargo de elección popular, así como en la integración de sus órganos directivos. También incluye las sanciones a imponer en los casos de incumplimiento, equiparando éste de esta obligación a una falta grave, pues la simple amonestación que contempla la legislación actual ha resultado insuficiente para lograr que los partidos políticos cumplan con este requisito de la democracia.
En el caso de las candidaturas a diputados por el principio de representación proporcional, se propone el registro alternado de candidatos de uno y otro sexo en la lista o relación, comenzando por una candidata mujer, lo que permitirá que las mujeres accedan al Congreso por este principio y que la integración del mismo pueda llegar a ser en verdad igualitario, pues es una práctica común que los partidos políticos registren a candidatos hombres en el primer lugar de estas listas y relaciones y, dada la proliferación de los partidos políticos pequeños, solo acceden al Congreso un candidato por cada partido, lo cual trae como consecuencia la sobre representación del sexo masculino.
En el caso de los municipios que se rigen por partidos políticos, se plantea que las planillas se integren registrando alternadamente candidaturas de uno y otro sexo hasta agotarla y que los candidatos propietarios y suplentes deberán ser del mismo sexo; ello, a fin de garantizar la paridad entre mujeres y hombres en la conformación del cabildo y que en ausencia de un integrante acceda al cargo otro del mismo sexo, evitando a así la subrepresentación.
Finalmente, para el caso de ayuntamientos que se rigen por su sistema normativo interno, se propone que dentro de los requisitos de elegibilidad deberá considerar la participación paritaria de mujeres y hombres, estableciendo la obligación de que la Dirección Ejecutiva de Sistemas Normativos Internos, del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana verifique que se garantiza la paridad entre los sexos.
Solo queda esperar la aprobación de esta iniciativa que como argumentó una integrante del Pacto Político: “esperamos se legisle sin trampas la paridad, que se garantice la participación de las mujeres en los 570 municipios de Oaxaca”.




Feminicidio, el gran pendiente



Feminicidio, el gran pendiente
·      Ninguno de los Poderes cumple con su responsabilidad: NRT
·      No existe un interés real hacia sancionar y reparar el daño a las víctimas: ELDC

El feminicidio es uno de los grandes pendientes en México y este es considerado como la forma más extrema de violencia contra ellas cometida por razones de género y en donde existe un contexto de violencia.
En los 31 estados del país y el Distrito Federal se ha tipificado el delito de feminicidio conforme lo establece la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia y aunque también se han aumentado las penas el fenómeno prevalece. Solo uno por ciento de los perpetradores recibe castigo, dato de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Preguntamos a feministas de Oaxaca su opinión sobre el fenómeno del feminicidio. Ellas son Norma Reyes Terán (NRT), Coordinadora General de la Agencia para el Adelanto de las Mujeres y Erika Lilí Díaz Cruz (ELDC), Coordinadora General de Proyectos de la asociación civil Luna del Sur.
Las Caracolas (LC) ¿Cuál es tu opinión sobre el fenómeno del feminicidio en México en general y en particular en el caso de Oaxaca?
NRT. Comparto la tesis de la Filosofa Feminista Celia Amorós, quien señala que el imaginario social actual provocado por la globalización neoliberal, ha activado el imaginario libertino (criminal) provocando una descontextualización del contrato social, por ello este desgarramiento se da en las fronteras y en este juega un papel principal la guerra entre los cárteles de la droga. Es decir, para Celia Amorós, el Feminicidio (asesinado sistemático de mujeres) tiene como origen la globalización neoliberal (porque permea todas las fronteras), la guerra entre los narcos, las conexiones o involucramiento de las autoridades con éstos (impunidad), las empresas (como las maquiladoras), por ello se da principalmente en las fronteras (Ciudad Juárez).
Ahora bien, en la mayoría de los Estados de la república mexicana se dan asesinatos sexistas, derivados principalmente de una relación de intimidad entre la víctima y el victimario (lo que antes llamaban incorrectamente crímenes pasionales o en estado de emoción violenta), es decir, derivados de la violencia de género que se ejerce en el ámbito de las relaciones interpersonales.
Para que el fenómeno que se da en Ciudad Juárez llegase a otros estados, tendría que haber un contexto similar (asentamientos de cárteles de la droga, guerra entre ellos, acuerdo entre éstos y las autoridades, mayor apertura comercial como en las fronteras, maquilas, etc.) lo cual no está cercano en todos los estados, quizá algunos se aproximen, como el Estado de México, Michoacán, Guerrero, Oaxaca.
Aceptar que todos los asesinatos de mujeres son Feminicidios, significa restar importancia a lo que sucede en Ciudad Juárez y otras entidades como los señalados, en los que se incluye Oaxaca.
ELDC. En México han ocurrido y continúan ocurriendo, manifestaciones de  violencia social y política; ello implica que la gran mayoría de personas que viven en este país, estamos en riesgo de sufrir cualquier agresión y quedar en la total impunidad, vivir o sobrevivir actos de molestia de manera tan continua que raya en la naturalización de la violencia. Ésta violencia se torna protagónica e impide que se observe y haga visible la violencia feminicida; es decir, medios de comunicación que difunden y enfatizan esa violencia, así como políticas públicas militarizadas, leyes que justifican el incremento y la dureza de las sanciones, que criminalizan cualquier acción social que implique la exigencia de derechos, todo ello contribuye a invisibilizar la violencia feminicida la cual puede o no culminar en la muerte. Con ello se evidencia el desinterés de la sociedad, de los gobiernos, de las empresas para involucrarse en una erradicación real de la violencia de género contra mujeres.
El fenómeno de la violencia feminicida se hará notar de manera tardada hasta entrada la primera década de este siglo, es entonces que empieza a nombrarse; sin embargo, simultáneamente ocurre la denominada guerra contra el narcotráfico, adicionada posteriormente con las mal denominadas “reformas estructurales”; ello va a aislar de la agenda pública y legislativa, cualquier avance en torno a la investigación, sanción o reparación sobre las mujeres víctimas de esta violencia. Esto es, que se invisibilizara, la violencia feminicida está en el área de los temas que no “deben ser tocados” pero sí abusados para lograr instaurar una alarma generalizada que orille a las personas a vivir en continuo miedo y temor bien fundado de que cualquier mujer (hija, hermana, esposa, amante, madre, tía, abuela, etc.), esté en riesgo de ser agredida a tal grado que se convierta en un número más, sin ninguna atención o tipo de resolución satisfactoria para las víctimas o sobre vivientes.
En Oaxaca el panorama es todavía más cruento, ya que se intersectan diversas formas de violencia social, esto incluye la violencia feminicida y el feminicidio; la militarización del territorio, esto incluye la policía militarizada, el ejército y el paramilitarismo sostenido por el Estado y empresas transnacionales, ha propiciado las condiciones para que la violencia hacia las mujeres, ya de por sí minimizada por las instituciones sociales, políticas, religiosas y culturales, se vuelva tolerada, permitida y con la garantía de que los perpetradores se queden en la impunidad como ha ocurrido con todos los casos de feminicidio denunciados; los feminicidas son encubiertos por los agentes del Estado, desde los policías hasta magistrados; este encubrimiento surge desde la percepción personal del deber ser basado en los roles tradicionales de género, la violencia de género contra mujeres en el ámbito familiar.
LC ¿Estás de acuerdo con la tipificación del fenómeno del feminicidio? Se requiere más desde lo Legislativo?
NRT. Estoy de acuerdo que se tipifique el asesinato de las mujeres siempre y cuando se aborden, por un lado, las formas de violencia patriarcal que han existido históricamente (crímenes pasionales, en estado de emoción violenta) y, por otra, las nuevas, intolerables y crueles formas de violencia contra las mujeres que están apareciendo en esta época de intensos y acelerados cambios sociales, como resultado de la globalización económica neoliberal, es decir, lo que Celia Amorós identifica como Feminicidio.
Respecto de la legislación en nuestro estado, sostengo que el delito de feminicidio debe ser revisado y, en su caso, reformado.
ELDC. La tipificación del feminicidio surge como una respuesta a la presión realizada por la sociedad civil, así como a las madres y víctimas sobrevivientes de los diversos casos de violencia feminicida, que se han incrementado en los últimos 6 años en Oaxaca. El poder legislativo tuvo que implementar este tipo penal para frenar los asesinatos de mujeres en la entidad, sin embargo desde que se reformó el código, no se ha podido sentenciar a ningún feminicida hasta ahora. Por tanto, lejos de disminuir los feminicidios en Oaxaca se han incrementado, esto puede resumirse a considerar por un lado que los feminicidios al encontrarse como tipo penal implican la necesidad de ser investigados bajo una parámetro de especialización basado en el análisis desde la categoría de género y bases teóricas del feminismo, herramientas indispensables para que operadores de justicia puedan entender las especificidades de la violencia basada en el género, la discriminación, la misoginia y la violencia sexual hacia las mujeres. La etapa de investigación es importante para fijar desde el principio la condición y posición de género de la víctima con respecto al feminicida y esto incluye no sólo el hecho de la privación de la vida y la forma en que lo hayan hecho, implica necesariamente hacer una revisión histórica de la víctima y de su agresor; muchas veces las primeras acciones en la averiguación permiten conocer esa historia; sin embargo la falta de preparación, ausencia de sensibilización y concientización sobre este tipo de violencia, implica en muchas ocasiones la debilidad de las acusaciones. Más que estar de acuerdo o en desacuerdo, es importante reconocer que el feminicidio no se puede investigar, sancionar o erradicar si se espera que con un solo artículo que describe el tipo penal, se piense erradicar le feminicidio, pues éste seguirá presentándose sobre todo en un territorio situado en estas nuevas caras de guerra informal.
El feminicidio representa la forma extrema de la violencia contra mujeres por razones de su sexo y género, ello implica la intersección de ámbitos y tipos de violencia que no se presentan de manera aislada, son continuos y sistemáticos; sus efectos colaterales impactan de tal forma que no se queda sólo en la víctima directa, llega inclusive a afectar su círculo afectivo familiar y filial; lo que implica connotaciones de carácter multiplicador en perjuicio de todas esas personas, si a ello se suma la impunidad, la burla hacia el dicho de las víctimas directas o indirectas o sobrevivientes, la nula acción de operadores de justicia y el señalamiento moralino de la sociedad, o de las mismas autoridades de justicia, entonces el impacto devastador y el sufrimiento se prolonga con frecuencia por el resto de sus vidas.
Se requiere presupuesto, voluntad política y social, educación, pero sobre todo eficacia en el sistema de justicia.
LC ¿Se hace lo suficiente desde el poder Ejecutivo? ¿qué falta?
NRT. Si consideramos que el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia de género, en términos del artículo 4º de la Convención Interamericana para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra la Mujer, comprende entre otros:
a)   El derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral;
b)   El derecho a la libertad y a la seguridad personales;
c)   El derecho a no ser sometida a torturas;
d)   El derecho a la igual protección ante la ley y de la ley; y
e)   El derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que la ampare contra los actos que violen sus derechos.
Ninguno de los tres poderes del estado cumplen con su responsabilidad.
ELDC. No, de hecho el Ejecutivo ha hecho burla de las víctimas, directas, indirectas y sobrevivientes, en el sentido de prometerles justicia en discurso, sin establecer estrategias efectivas que incidan en la investigación de los delitos. Al cabo de varias solicitudes y de la nulidad en los avances de los casos conocidos públicamente en Oaxaca, el  poder ejecutivo ha optado por no volver a recibir a las víctimas y/o sobrevivientes.
Lo que hace falta es que quienes representen al ejecutivo y sus agentes, debe principalmente hacer conciencia sobre la realidad en la que le toca gobernar, priorizar la solución de las dificultades, dejar de lado las superfluidades como “adornar” calles, gastar tanto dinero en publicidad, tomar tiempo para adulaciones absurdas a otros gobiernos, invertir tanto dinero en la militarización de las policías u otros órganos de seguridad pública, los cuales sólo están para reprimir a la gente que demanda algún derecho; sobre todo debe garantizar una debida investigación, la cual he señalado anteriormente, la sanción, la reparación del daño de forma integral y el aseguramiento de no repetición.
LC. De acuerdo con el trabajo que desarrolla el poder Judicial ¿consideras que  hay justicia para las victimas de feminicidio?
NRT. No solamente no están comprometidos, sino que desde el Poder Judicial se ejerce violencia contra las mujeres. Es inadmisible, es un crimen que en Oaxaca, existan al menos 20 mujeres presas por violencia intrafamiliar, es inaudito, que una legislación que nació como una acción afirmativa con el propósito de proteger a las mujeres víctimas de la violencia machista, ahora se convierta en el instrumento para sancionarlas, es decir, de víctimas de la violencia machista, las mujeres se han convertido en victimarias, seguramente el Comité de la CEDAW algo tundra que decir y que recomendar al Estado Mexicano.
Por otro lado, desde el poder judicial se implementan políticas inviables, improcedentes para impartir justicia frente a la violencia de género contra las mujeres como la mediación. La mediación constituye una política inadecuada porque en las situaciones de violencia de género, existe un desequilibrio de poder de una de las partes —por temor real a la otra— lo que pone en peligro a las mujeres víctimas.
Los resultados de mediar cuando se presenta la violencia de género, no son acuerdos equilibrados entre iguales, sino renuncias forzadas de la persona que sufre violencia.
Una mujer maltratada, según el síndrome que la describe, se encuentra anulada personalmente, presenta apatía, pasividad, resignación, deterioro de su personalidad, minusvaloración, y aquello que los expertos llaman “efecto tipo campo de concentración”.
Las mujeres violentadas se encuentran aisladas de todo tipo de redes de apoyo e información que les permita detener la violencia y conocer sus derechos; las mujeres violentadas presentan una autoestima muy baja y deteriorada, viven lo que los especialistas llaman “el Desamparo Aprendido”, que se traduce en sumisión y sentimientos de impotencia.
Eso no es todo, las mujeres maltratadas se encuentran además en alguna de las etapas del ciclo de la violencia; si se trata de la primera fase, presentan un estado de tensión permanente, haciendo cualquier cosa por evitar el aumento de dicha tensión, como cambiando de conducta y siendo complaciente con el individuo violento.
Si se encuentra en la tercera fase, estarán viviendo las promesas de cambio de su maltratador y asumiendo bajo su propia responsabilidad la estabilidad y felicidad de la pareja y la familia.
Una mujer violentada se encuentra entrampada entre el cariño y la violencia, entre la indiferencia y el apego y en una dinámica de miedo en que un solo gesto, imperceptible para el resto, la puede aterrorizar.
Una mujer violentada y su pareja viven en la cultura del maltrato: tienen códigos de comunicación a través de los cuales esconden, niegan y minimizan el abuso —por ambas partes—.
La pregunta es: ¿puede una mujer, en estas condiciones, participar junto con su victimario en un proceso de mediación o conciliación que sea justo y eficaz para ella?
Las estadísticas nos ilustran en lo siguiente: muchos casos de asesinatos de mujeres, han estado precedidos de violencia machista en el ámbito familiar.
ELDC. No existe un interés real hacia sancionar y reparar el daño a las víctimas, cuando en un sistema jurídico no se garantiza la no repetición de dichos crímenes, lo que ocurre es la ineficacia del sistema de justicia, las víctimas que no reciben una reparación integral o la satisfacción a sus demandas y derechos, implica que el sistema de justicia no está funcionando. Hasta ahora no existen sentencias sobre feminicidio y mucho menos la existencia de una valoración y análisis de los casos. El poder judicial es determinante para la justiciabilidad de los derechos de las víctimas, es decir, tiene en su alcance reafirmar la verdad de las víctimas, observar con perspectiva de género y teoría feminista, los argumentos planteados por las partes y finalmente establecer criterios progresistas que permitan esclarecer y hacer visible una realidad que se materializa en el asesinato de mujeres en forma cruel y degradante.
Es indispensable que el personal del tribunal se constituya como principal elemento para la no impunidad, para la garantía de restituir en lo más posible las vidas de las víctimas, la garantía de que esos hechos no vuelvan a repetirse.
¿Cuáles consideras son los principales problemas para eliminar y erradicar, si fuera posible, el feminicidio?
NRT. Los principales problemas para garantizar son los siguientes:
No se cuenta con un marco jurídico adecuado;
La arquitectura institucional es inapropiada; y
Se destina un presupuesto insuficiente y mal diseñado.
Empeoran el escenario la falta de sensibilidad social y política frente a la violencia contra las mujeres; evidenciada en una opinión pública ignorante y superflua a la que no se ha sabido educar; la ausencia de propuestas al respecto en las plataformas de los partidos políticos; la reproducción de políticas públicas que favorecen y extienden las desigualdades de género y, principalmente, la violencia que desde el sector justicia (Seguridad Pública, Procuraduría General de Justicia del Estado y el Poder Judicial) se ejerce contra las mujeres víctimas.
Resolver lo anterior, requiere de una armonización sistemática del marco jurídico del estado con los instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos de las Mujeres y las Leyes Federales en materia de violencia de género.
ELDC. Educación a la población, la violencia feminicida y feminicidio tienen su origen en la violencia aprendida en el ámbito de la familia, a la siembra de esa enseñanza, sumada al sistema sexo género social, la mercantilización de los cuerpos de las mujeres, contribuyen a construir el imaginario de que las mujeres somos vulnerables, que debemos tener miedo porque pueden asesinarnos o violarnos, que no podemos salir a la calle solas, que no existen libertades para nosotras porque existe un grave riesgo de que pueda ocurrirnos; es totalmente difícil desmontar este imaginario de la sociedad, sobre todo si tomamos en cuenta que la promoción de los derechos de las mujeres se limita a que sepamos qué derechos tenemos como mujeres y los medios que tenemos para defenderlos, sin embargo pocas campañas existen dirigidas a agentes de Estado, sistema educativo, población en general para respetar los cuerpos de las mujeres, para educar en la no agresión, para educar en las libertades de hombres y mujeres, de plasmar una ética colectiva basada en el respeto y la dignidad personal y colectiva. La violencia hacia las mujeres es sinónimo de pobreza y marginación como ya lo han dicho muchas mujeres, es también el perjuicio a la salud pública, la cual se ve impactada negativamente al privar de la salud a miles de mujeres; concientizar y transformar a través de las acciones de las personas, esto implica un esfuerzo de tipo colectivo, pero sobre todo de tipo personal, ya que erradicar de la propia educación los esquemas de dominación, mercantilización y cosificación de los cuerpos de las mujeres, permitirá identificarlos y eliminarlos en el ámbito colectivo.
Es importante fortalecer el diálogo entre mujeres, validar sus conocimientos, reconocer los esfuerzos, el trabajo, los cuidados, el proceso de la reproducción, dando el valor que corresponde. Establecer la naturalidad de la necesidad humana a la libertad, a la expresión de todo su potencial humano frente a sí misma o frente al resto; para ello deberán modificarse los parámetros del deber ser en el ámbito social y colocar lo que impliquen una vida con dignidad independientemente del sexo y género de la persona. (Soledad JARQUIN EDGAR)

¿Yo Feminista? Anel Flores Cruz: feminista hasta que el mundo cambie



¿Yo Feminista?
Anel Flores Cruz: feminista hasta que el mundo cambie
* Espero que algún día, todas las mujeres, podamos disfrutar de la mitad del cielo y la mitad de la tierra

Soledad JARQUÍN EDGAR
Nació en la década de los ochenta en Tehuantepec. Dice que será feminista hasta que el mundo cambie o hasta su último suspiro.
Su rostro define a una niña de blanca sonrisa. Cuando habla es certera, muy segura. Se formó en el feminismo muy pronto y así, explica, asoció el feminismo con el sentido de justicia, porque creo que la humanidad sigue en deuda con las mujeres y porque me siento con la responsabilidad de corresponder a las mujeres que han marcado mi vida: mis abuelas, mi madre, mi hermana, mi cuñada, mis sobrinas, mis primas, mis amigas…
También soy feminista porque el feminismo me ha dado herramientas para traducir algunos “malestares femeninos”, los propios y los de otras mujeres.
Como muchas otras jóvenes de su generación sus padres son profesionistas. Él, Maximino Flores es profesor de Matemáticas. Ella, Teresa Cruz, profesora de Pedagogía. El esfuerzo de su papá y su mamá es uno de los más grandes orgullos de Anel Flores Cruz. Desde muy pequeños y debido a las carencias familiares estudiaron en internados rurales, padeciendo la lejanía, extrañando a la familia y sin ningún recurso extra que no fuera el necesario y a veces sin eso. “De ellos aprendí que el derecho a la educación tiene que ser prioritario”.
Anel pertenece a una nueva generación de feministas, pero lleva al menos tres lustros, un poco menos de la mitad de su vida, preparándose para ello, es una lectora voraz y una admiradora de sus ancestras. Así es como esta filosofía es una actitud ante la vida:
La primera vez que encontré una definición de feminismo fue cuando yo estaba por concluir la universidad, hace 13 años, el Internet de ese entonces era demasiado lento, pero recuerdo que cuando leí sobre feminismo me emocioné mucho, porque había estado trabajando con unas compañeras un proyecto en el parque industrial de Magdalena Apasco, Etla, y me di cuenta que lo que aparentemente era un problema de comunicación interna (como nos habían dicho), en realidad se trataba de un problema de discriminación en diferentes niveles: la rotación de personal no se debía a una mala comunicación, se debía a que las obreras trabajan en pésimas circunstancias, eran acosadas sexualmente, las condiciones de infraestructura eran inadecuadas para su salud, ganaban una miseria como sueldo y, además, eran menores de edad. Todo lo que vi me pareció indignante y el feminismo en ese momento me ayudo a quitarme el velo.
El segundo momento en el que escuché sobre feminismo fue decisivo, yo trabajaba entonces en el Instituto de la Mujer Oaxaqueña (en 2003), tomaba un diplomado de Investigación con perspectiva de género y una de las maestras fue Marcela Lagarde. Cuando la escuché por primera vez sentí que todo lo que decía me checaba, ella usaba el lenguaje que yo quería usar para explicar tantas cosas que hacían que el mundo me pareciera una farsa. Después de la primera clase no dormí de lo emocionada que estaba. 
Abre sus grandes ojos negros, efectivamente la emoción sigue en su piel.
El feminismo y sus categorías me emocionaron mucho, entonces decidí que quería estudiar una maestría en la UAM que se llama Estudios de las Mujeres, pero no logré entrar, no obstante decidí quedarme a vivir en el Distrito Federal por dos años. En ese tiempo, mientras buscaba trabajo, me hice el hábito de ir a leer libros sobre feminismo y género en la Biblioteca Central de la UNAM, iba los días que podía por la mañana, leía por un rato y luego me iba a comer unos tacos de canasta a la Facultad de Filosofía.
En ese entonces conocí El segundo sexo de Simone de Beauvoir y algunos textos de Graciela Hierro y Rosario Castellanos. Dos años después me regresé a vivir a Oaxaca, y continué estudiando en diversos diplomados organizados por el IMO. El más reciente que tomé fue organizado el de Estudios de las Mujeres, Género, Feminismo y Descolonización por la UABJO, en donde conocí a muchas mujeres muy chidas.
Considero que me falta mucho, el feminismo se tiene que aprender y aprehender todo el tiempo, porque —como dice Patricia Castañeda– ninguna mujer nace siendo feminista, el feminismo exige conocimientos sólidos. Y también estoy segura que el feminismo se comprende en la cotidianidad todos los días, se aprende de las feministas de mucha trayectoria y de las que apenas se descubren, se aprende de las activistas, de las que hacen política, de las académicas, de las periodistas y de las que deciden vivir el feminismo solo para transformar su vida.
En lo personal y luego en lo profesional el feminismo tiene marcas para tu vida y tu trabajo. ¿Has dejado de hacer cosas por ser feminista, cuáles?
Sí he dejado de hacer cosas a partir de conocer el feminismo, pero ninguna me ha pesado, porque de todas maneras no me sentía cómoda haciéndolas. Dejé de ser católica y suspendí mi creencia por cualquier religión porque tengo muy claro que no puedo empatar y conciliar lo que ahora pienso con ningún dogma religioso, por ejemplo. También el feminismo me ha llevado a concluir, entre otras cosas, que el amor no tiene porqué ser legitimado por alguna iglesia o por el Estado, las posibilidades de amar son muchas.
Pero también te ha hecho encontrar otras, diferentes tal vez a las que ven muchas mujeres de tu generación.
Claro, el feminismo me ha dado la posibilidad de dimensionar el mundo desde sus diferentes matices, he conocido a muchas mujeres que andan igual que yo por la vida “haciéndola de pedo” ­—como nos dicen— y construyendo desde sus espacios, y eso me encanta, me reconforta saber que muchas toman el feminismo como una posición política, reflexiva y ética, que se asumen como feminista sin necesidad de recurrir a algún eufemismo para edulcorarlo, reivindican el movimiento y eso está muy chido.
Otra de los aportes del feminismo que agradezco es la posibilidad que me da para relacionarme de manera distinta con las mujeres, con las que son y no son feministas, de pronto una se tiene que crear sus pequeñas burbujas para poder tener una vida equilibrada y mentalmente sana, porque ser feminista en esta sociedad patriarcal se torna muy difícil. Esto no significa que debamos aislarnos de la sociedad, al contrario, debemos estar en metidas en ella e interactuar, porque las ideas de libertad, autonomía, igualdad, equidad, tiene que hacerse común en todos los espacios posibles, tiene que ser así mientras no podamos mudarnos a otro planeta.
El feminismo también me ha brindado herramientas en el aspecto profesional, soy comunicadora feminista siempre que puedo, me gusta escribir sobre el tema, y me gusta más que la gente lea lo que escribo porque quiero seguir haciéndolo.
Feminista académica o activista
Yo no me formé como feminista desde el activismo social como muchas feministas de Oaxaca, me hubiera gustado, pero mis circunstancias fueron otras y también agradezco que se haya dado de esa manera. Aunque también —cabe señalar— el concepto de “activismo” no solo se refiere a la protesta o manifestación en la vía pública, es también  sinónimo de militancia a favor de una causa, así que de alguna manera he sido activista.
Al final, creo, no hay una manera única de volverse feminista, ni tampoco una que sea más genuina que otra, todas las mujeres tienen el derecho de llamarse feminista cuando lo consideren necesario, es como quien se define como “poeta”, puede no tener sentimiento estético al escribir y desconocer las normas literarias de composición, pero esa persona cree que lo es y en ese sentido pueden suceder dos cosas: que la gente le crea, o que la gente se dé cuenta que es un poeta chafa que no proyecta nada. Así sucede con quien se autodefine como feminista sin saber lo que representa el feminismo, es una mentira que no se puede sostener por mucho tiempo si no demuestras con los hechos que realmente quieres la autonomía de las mujeres en condiciones igualitarias.
¿Trabajas con algún grupo de mujeres?
Actualmente soy integrante  a la red de Mujeres Tejiendo Saberes (Mutesa), es una red que apenas está consolidándose; también formo parte del colectivo que festeja ya su primer año de existencia: Círculo de lectura Por nosotras mismas.
Hace algunos años, junto con otras compañeras, fundamos Educar sin Violencia A.C. una asociación que por el momento tenemos suspendida, pero en ella trabajamos proyectos de investigación con perspectiva de género en algunas comunidades del Estado y diseñamos e impartimos cursos sobre coeducación a profesoras y profesores de Oaxaca.
El feminismo podrían pensar algunas personas es un asunto trasnochado, tú eres muy joven, por qué militar dentro del feminismo y qué le responderías a quienes piensan que ya no es necesario el feminismo.
Todos los días encuentro razones para militar en el feminismo, porque todos los días veo en el periódico que una mujer fue asesinada o que fue secuestrada o que fue violentada o las tres cosas. Quienes piensan que el feminismo no es necesario es porque desconocen que uno de los principales problemas en México es que las mujeres mueren constantemente asesinadas a manos de su pareja, ex pareja o de un hombre que considera que tiene el derecho de quitarle la vida a una mujer. También hay hombres que dicen que el feminismo no es necesario, pero creo que es porque temen perder sus privilegios.
Qué piensas de las feministas de la generación anterior a la tuya. Qué les dejaron a deber a las jóvenes como tú.
Pienso que todas las feministas dejan un legado, tal vez no sea muy visible, pero al menos en el imaginario de las personas que le rodean ya fueron o son un factor de cambio, ya despertaron dudas y ya mostraron una alternativa de vida distinta a la tradicional. Es innegable que muchas feministas en Oaxaca han abierto camino, no nos deben nada, la deuda no es de las feministas, la deuda es de la sociedad que estructuralmente está encabezada por los hombres.
A partir del año 2000 se institucionalizaron algunas instancias para el avance de las mujeres. ¿Cuáles crees que han sido sus alcances, si los han tenido, si han servido de algo, nos equivocamos al pedir este tipo de instituciones?
La creación de instancias de las mujeres en México a partir del año 2000 obedece a los acuerdos y pactos internacionales en los que se pide a los Estados y gobiernos que se involucren y asuman su responsabilidad en los temas de discriminación contra las mujeres, igualdad, y ejercicio pleno de los derechos de las mujeres. Si bien no se han medido, hasta la fecha,  los alcances y  efectos reales de las instancias―porque supongo que son muy costosos y porque no hay interés– considero que, más allá de las contradicciones de un sistema burocrático, sí ha habido un avance en el fortalecimiento institucional, porque ahora los gobiernos cuentan con instancias especializadas en el tema. En el ámbito de las leyes también ha habido un avance, pero nos sigue faltando mucho.
Le llaman burocracia del género a quienes trabajan en esas instituciones, tú que piensas?
Creo que a cualquier persona que trabaje en la administración pública se le puede llamar burócrata, porque es la manera en la que están organizadas las acciones gubernamentales en el país, y evidentemente tiene en algún momento que cambiar. Supongo que “burócrata de género” es un término peyorativo que se utiliza para señalar algunas acciones de las personas que trabajan en las instancias de las mujeres. Pienso que muchas de las cosas criticables en alguno de estos espacios se asocian con la falta de profesionalización del tema por parte de quienes la encabezan, porque por ignorancia se toman decisiones que no tienen enfoque de género y por tanto no están encaminadas a superar las brechas de desigualdad, y a eso se puede sumar la falta de interés de los gobernantes, de sus funcionarias y funcionarios para trabajar de manera conjunta y la ausencia de transparencia en la utilización de los recursos. También creo que la decepción para muchas feministas es porque se esperaba la consolidación de un feminismo institucional en México en la creación de las instancias, y bueno, esto no es una realidad en el país, dentro de estas dependencias hay feministas, no feministas y hasta detractoras.
¿Qué nos falta por hacer a las mujeres para lograr el reconocimiento sustantivo de los derechos humanos?
Creo que nos falta ponernos de acuerdo. Primero en reconocer que el sujeto del feminismo siguen siendo las mujeres, porque la libertad de las mujeres no está planetariamente conseguida, “en muchos sitios de este planeta nacer mujer es estar condenada al infierno”, como dice Amelia Valcárcel. El feminismo sigue siendo un movimiento que busca las libertades mínimas de las mujeres: que no te maten, que no te violen, que no te vendan, que no te dejen decidir tu maternidad, que te metan a la cárcel por abortar, etc. Y a partir de este reconocimiento establecer una agenda de mínimos en la que cada una desde sus espacios y desde sus oportunidades aporte al la concreción de estos derechos elementales. No es una tarea fácil y creo que de alguna manera ya está sucediendo.
¿Cuáles son tus preocupaciones más constantes como feminista?
Me preocupa que cada vez hay maneras más sutiles de violencia contra las mujeres. Me preocupa que las nuevas generaciones crezcan con la idea de que viven en condiciones igualitarias y toman el feminismo como un tema anacrónico. Me preocupa también que bajo la corrección política, el feminismo se utilice con oportunismo. Me preocupa que muchas de las violencias contra las mujeres se oculten en las ideas neoliberales globalizadas y globalizantes, pero también me preocupa que la violencia se justifique con la tradición y con valores indígenas idílicos.
Tu opinión sobre la violencia feminicida, el aborto, la educación y los medios de comunicación.
La violencia feminicida es el resultado de la cultura misógina, pero también resulta de un Estado que no garantiza los derechos y seguridad a las mujeres.
Creo que mientras no se despenalice el aborto en México, seguirá habiendo miles de mujeres que mueren por abortos mal practicados (la mayoría pobres), mujeres encarceladas por tomar esa decisión, mujeres frustradas que no quería ser madres, hijas e hijos no deseados, y seguiremos siendo ciudadanas de segunda, porque el derecho a decidir sobre el cuerpo es un derecho que no tendría por qué discutirse. Pero, como dice Martha Lamas, “las y los legisladores no promueven el aborto porque no tiene ningún costo, saben que van a estar tres años, que los compran y que se van”.
Respecto a la educación, creo que también hay mucho que hacer, aunque aparentemente tenemos derecho al acceso, todavía se sigue habiendo una educación diferenciada en detrimento de las mujeres, y esto lo podemos ver en muchos niveles, desde la currícula escolar hasta en los uniformes. Los contenidos, el lenguaje, el currículo oculto del profesorado, etc.
Los medios de comunicación también tendrían que entrarle al tema, hay mucho qué hacer por capacitar a reporteras, reporteros editoras y editores para evitar el sexismo y el androcentrismo.
Qué esperas que suceda en el futuro con las mujeres, con el feminismo. A qué le tiras como mexicana feminista
Espero que la calidad de las mujeres mexicanas mejore, espero que cada vez haya más mujeres feministas y hombres comprometidos honestamente con el respeto de los derechos de las mujeres. Espero que algún día, todas las mujeres, podamos disfrutar de la mitad del cielo y la mitad de la tierra.   
Este es un año electoral ¿nos hacen falta gobiernos de mujeres o crees que sería lo mismo?
No sé si serían iguales las mujeres gobernando, pero creo tenemos derecho a estar representadas políticamente, a tener gobernadoras y presidentas. También creo que las mujeres que están en el poder tendrían que comprometerse con las mujeres que representan, y lo más ético para corresponder tendría que ser desde el feminismo, porque están ahí gracias a este movimiento. Me preocupa que varias desconocen el tema y no buscan capacitarse, en vez de hacerlo invierten en seguir sosteniendo los intereses de los partidos políticos, todos patriarcales.